Triumph Tiger 800

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Si hace quince días probamos la Triumph Tiger Explorer 1200, hoy le toca el turno a, digamos, su hermana pequeña que no es otra que la Triumph Tiger 800 que muy bien adivinó Kloud en el teaser de la semana pasada. Era uno de los pasos lógicos que quería hacer y tras presentárseme la oportunidad no la he podido dejar pasar y así mostraros ambas motos con un corto espacio de tiempo entre ellas. Pero metámonos en harina. Triumph Tiger 800, el equilibrio es su virtud La Triumph Tiger 800 es una moto que en líneas generales se presenta muy equilibrada: no es ni alta ni baja, ni grande ni pequeña, ni muy potente ni tampoco descafeinada, ni muy rígida en parte de ciclo ni muy blanda. Como veremos se queda a medio camino, respondiendo con buena nota a todas las pruebas a las que le hemos sometido. El primero que de nuevo nos ha vuelto a llamar poderosamente la atención es su propulsor, tricilíndrico, por supuesto pero con una cilindrada de 800 cc. Aunque no lo sé con certeza, viendo las cotas internas del motor me aventuraría a decir que deriva del propulsor de 675 cc de la marca aunque de carrera más larga. Pero sólo deriva porque multitud de componentes han sido realizados ex profeso para este modelo. La potencia máxima de la Triumph Tiger 800 es de 95 CV a 9.300 vueltas pero con esa especial forma que tienen los hijos de HInckley de entregarla. El par motor ofrece una buena cifra, 79 Nm a 7.850 vueltas, pero es más la curva que dibuja que las cifras en si misas. Fijaros que hablamos de las cotas máximas a unas revoluciones altas porque el carácter intrínseco de la Triumph Tiger 800 es más deportivo de lo que pensaríamos en un principio. En este caso, para la trail media la potencia se transmite a la rueda trasera mediante cadena. Aquí ya encontramos la primera diferencia ya que la elasticidad de la cadena hace que el tacto entre el acelerador y la rueda sea diferente. Pero diferente no quiere decir ni mejor ni peor, simplemente es… diferente. Triumph Tiger 800, parte de ciclo sencilla pero efectiva Si mirásemos de carrerilla la parte de ciclo de la Triumph Tiger 800 no habría nada que nos llamase la atención. Algo así como ocurrió en su momento con la Triumph Street Triple. Sin embargo y para sorpresas de todos, no hace falta poner unos frenos que metan miedo, una horquilla con unas barras de diámetro parecido a las columnas del Partenón ni inventar la pólvora con un nuevo chasis de adamantium. De nuevo lo que se ha buscado es el equilibrio. Así el chasis está formado por un doble tubo de acero, señal inequívoca de la marca, al que se le une un basculante en aleación de aluminio. Para la rueda delantera se confía en una horquilla invertida fabricada por Showa con barras de 43 mm mientras que detrás, el amortiguador también es de la marca japonesa y en este caso regulable en precarga. Cuenta con un recorrido total de 170 y 180 mm respectivamente. Aunque no está pensada para hacer recorridos por trialeras y similares porque para ello Triumph tiene en su catálogo la versión XC con llantas de radios y un recorrido de suspensiones superior a los 200 mm, no hemos podido evitar sacarla de lo negro para ver sus posibilidades por pistas de media y baja dificultad. Pero de eso ya hablaremos en los próximos días. Saltemos ahora a los frenos. Delante encontramos sendos discos de 308 mm mordidos por pinzas flotantes de la marca Nissin de dos pistones. Tenemos a nuestra disposición versiones con y sin ABS. En concreto la que hemos probado sí llevaba el sistema antibloqueo que en caso de necesitarlo lo podemos desconectar desde el cuadro de mandos. Para el freno trasero, el disco es de 255 mm y la pinza flotante en este caso es de un solo pistón. De nuevo y al igual que ocurría en su hermana mayor, la Triumph Tiger 800 dispone de un asiento que es regulable de una forma muy sencilla en dos posiciones que nos colocarán a 810 o 830 mm de altura. La que en este caso no es regulable es la pantalla, que presenta unos pliegues característicos con los que no podemos ver nítidamente a través de ella si decidimos hacer como las tortugas y esconder la cabeza detrás de ella. Aunque ya veremos que no es necesario por lo que podéis tomarlo como una simple curiosidad. Triumph Tiger 800, instrumentación completa La cuadro de instrumentos de la Triumph Tiger 800 es casi calcado al que hemos visto hace quince días. Un poco más sencillo porque desaparecen algunos testigos que no tendrían razón de ser aquí. De nuevo a la derecha contamos con un gran cuentarrevoluciones analógico en cuya esfera se incrustan los testigos habituales de punto muerto, luces, gasolina, inmovilizador, ABS, temperatura, aceite, motor, etc. A la izquierda, una pantalla digital con un montón de información, desde la velocidad a la marcha seleccionada pasando por la hora, el totalizador de kilómetros y dos parciales cada uno de ellos con su velocidad media, consumo medio, instantáneo, velocidad media, tiempo de funcionamiento, etc. Al igual que en la Explorer 1200 reconocía que su accionamiento era una maravilla, aquí de nuevo tenemos que recurrir a llevar la mano hasta el propio cuadro si queremos cambiar los datos que se nos están mostrando en pantalla. Eche de menos ese pulsador en la piña izquierda que nos permitía cambiarlo a nuestro antojo sin tener que quitar las manos del manillar en ningún momento. Y hablando del manillar, en esta ocasión no tenemos ningún elemento destacable más allá de los conmutadores habituales que podemos encontrar en cualquier motocicleta. Poco más ya que contar. Ya os habéis hecho una idea de que podemos encontrar a simple vista en una Triumph Tiger 800. Ahora queda eso tan divertido que podemos hacer con ropa: montar en moto. Pero esto lo dejamos para mañana que en un par de horas salgo a recoger una nueva moto de pruebas para la semana que viene… jurl, jurl, jurl… Continuará… Siguiente parte | Triumph Tiger 800, prueba (conducción en ciudad y carretera)

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