En la industria de la moto mucho se habla de China estos últimos años, y con razón. No hay más que ver las joyas que van llegando, como la última trail Voge 900DSX que ha causado mucha sensación, revuelo y pedidos a granel. Aunque también tienen su parte de mala fama.
Si el mercado ya ha recibido con los brazos abiertos a los chinos, tienen un inesperado postor que casi nadie ha visto venir: los indios. Y su estrategia es esencialmente la misma para comerse a los chinos; exhumar marcas antiguas para superar a las chinas y afianzarse en el mercado de referencia, el europeo.
Ya controlan cinco marcas europeas, y otras dos indias que vienen en camino
India no es ningún actor desconocido en el mundo de las motos, aunque tampoco desde hace mucho. Los indios, no poco avispados, tienen un mercado interior a explotar, pero de baja y media cilindrada, así que su forma de crecer a lo bestia va a ser la de hacerlo fuera de sus fronteras.
En consecuencia, India ha ido dando pequeños pasitos que en realidad, eran enormes y que habían pasado desapercibido, más o menos. Han tenido un vecino hábil en el que mirarse: China. Ahora quieren devorarlos a ellos.
El patrón común es el mismo que el de los chinos: exhumar una marcas prácticamente muertas y devolverlas a la vida.
Royal Enfield fue el primero de esos pasos, hace ya muchos, muchos años atrás. Eicher compró la marca de origen británica en 1994, aunque ya se venían produciendo motos en el país. Las Himalayan, las HNTR 350, las Classic 350, las Meteor 650... Todas ellas están en nuestro mercado, y aunque son para un público muy especial, tienen su parte del pastel.
Han reencarnado otra mítica marca como BSA (Birmingham Small Arms) bajo el grupo indio Mahindra, y con el fin de hacer una reconstrucción histórica. Recordemos que BSA fue una de las marcas punteras en la industria en los años '50 y '60 del siglo pasado antes de desaparecer en 1973, absorbidos por la ola japonesa.
El conglomerado es aún más grande, porque detrás de Mahindra no solo está BSA. Los indios también tienen la mitad del capital de Peugeot Motocycles, que sigue trabajando a pleno pulmón y va a hacer motos de gran cilindrada.
Por si fuera poco, y los más vetustos conocerán bien esta marca, también operan y han revivido a la histórica marca checoslovaca de motos JAWA a través de un acuerdo de colaboración para controlarla. En total, tres marcas bajo una misma dirección y conglomerado. Ahí no termina la cosa.
La lista continúa. ¿A quien no le suena Norton, la mítica marca británica con muchos hitos a su espalda? El gobierno de Boris Johnson abrió las puertas de par en par a la marca de motos eléctricas TVS para invertir 100 millones de libras en la marca, que ya fue adquirida en 2020.
Pues han firmado un acuerdo con el grupo Emil Frey, uno de los principales minoristas de automóviles de Europa. Empezarán a vender aquí sus nuevas motos a partir de 2025. Y Bajaj y Hero, dos de las marcas más vendidas en India, están en la parrilla de salida para rodar por Europa. Hablamos también de motos eléctricas.
Infiltrarse en el enemigo. Otra táctica, además de exhumar marcas de renombre, es la de saber qué hace el enemigo, y qué mejor manera de hacerlo con una industria pudiente. India tiene un brazo operativo en forma de fábricas, y ya fabrica para BMW, Triumph, KTM, Husqvarna y Harley-Davidson.
Saben cómo los grandes construyen motos, y se han estado fijando durante todo este tiempo. Incluso en esos acuerdos se aprovechaban para sacar su tajada y utilizar motores, porque parte de la rúbrica es compartir la tecnología de los desarrollos de KTM.
Ahora la ofensiva de la industria está en su mano gracias a los bajos costos de producción y las enormes economías de escala. ¿A quién nos suena todo esto? A China. Los indios han dado todos estos pasos en los últimos años, pero de una forma más discreta, sin fusilar estética ni mecánicamente el resto de motos.
Ahora tienen muchas marcas bajo el mango, y Europa en el punto de mira.