
Los que están acostumbrado al vino y rosas de los últimos años en MotoGP ya no se acuerdan de cómo eran las cosas en la época final de los 500 cc. Los españoles estaban lejos de ser dominadores, pero eran pilotos bravos que siempre lograban darle algún susto a los Mick Doohan o Valentino Rossi de turno.
Uno de ellos era Carlos Checa. El piloto catalán que se convirtió en el gran mirlo blanco del motociclismo español gracias a su monstruosa irrupción en los 500 cc y acabó siendo una leyenda de Ducati, aunque lejos de MotoGP. Por el camino, uno de los accidentes más graves que se recuerdan le tuvo al borde de la muerte.
"Si le hubiésemos operado dos horas más tarde..."
El paso de Carlos Checa por las categorías pequeñas fue discreto. O más bien efímero. De hecho en 125 cc apenas corrió una carrera en 1993 y enseguida se pasó a los 250 cc, donde tampoco duraría mucho más. Solo estuvo una temporada completa, y a la mitad de la que iba a ser la segunda le llamaron para que reemplazase al lesionado Alberto Puig en 500 cc.
Ahí estaba Carlos Checa, sobre una Honda NSR500 en la parrilla de 500 cc del Gran Premio de Gran Bretaña de 1995, sin apenas un palmarés previo. En 27 carreras en la categoría intermedia no había hecho ni un podio, pero a sus 23 años le tocaba liderar el equipo de Sito Pons y ser la gran esperanza del motociclismo español.
No lo hizo nada mal. De hecho, Checa acabó tres de las cinco carreras que quedaban ese año en el top diez. Para no tener ninguna experiencia, no estaba nada mal. Las esperanzas se multiplicaron para la siguiente temporada, 1996, y Checa no defraudó: podio en la primera carrera, en Shah Alam, Malasia. Una tercera posición que sabía a oro.
Por supuesto, en plena era de dominio de Doohan con el Repsol Honda era inviable pensar en el título, pero Checa se marcó una temporada muy sólida, casi siempre en los puntos y sumando otro podio más, en Australia. Claro que la gloria iba a llegar en casa, en Montmeló, en el Gran Premio de Cataluña de 1996.
Allí Checa se las apañó para doblegar a Doohan y conseguir su primera victoria en el mundial. Apenas hacía un año de su debut en los 500 cc y ya había ganado. Era el tercer español en imponerse en la categoría reina del motociclismo, después de Alberto Puig y Álex Crivillé. Checa era la nueva estrella.
La siguiente temporada, 1997, no hubo victoria y fue más irregular, pero sí cayeron algunas podios, siempre en la segunda posición. En 1998 el inicio de temporada fue impoluto, con podios, siempre en los puntos y la segunda victoria de su carrera deportiva. También en España, esta vez en Madrid, en el Jarama. Y entonces llegó el desastre.
Checa estaba en la pelea por el título. Después de siete carreras, iba cuarto con 106 puntos, pero solo a doce del líder, Max Biaggi, con 118. Entre medias, Doohan acumulaba 115 y Crivillé 113. Todas las cábalas de Carlos Checa saltaron por los aires, aunque un mundial no fue lo peor que se pudo perder en aquel accidente en Donington Park.
Inicialmente no parecía demasiado grave. De hecho, Checa regresó al garaje y pretendía salir de nuevo a pista. Pero de repente empezó a encontrarse mal, muy mal. Se mareaba. Con un codo se había golpeado una costilla, que a su vez había perforado el bazo. Tenía una hemorragia interna descomunal.
Checa fue rápidamente trasladado de urgencia en helicóptero al hospital Queen’s Mary de Nottingham, donde le tuvieron que extirpar el bazo. "Si le hubiésemos operado dos horas más tarde...", llegó a exclamar el doctor. Claro que lo peor todavía no había pasado. Porque una negligencia médica casi acaba con Checa dos días después.
Los doctores ingleses no le administraron heparina, así que la sangre de Checa comenzó a crear coágulos en el cerebro. El piloto español perdió la visión y parte de la movilidad. Hubo que operarle de nuevo, e incluso sus padres viajaron al Reino Unido por lo que pudiese pasar. Pero, milagrosamente, Checa salió adelante.
De hecho, Checa solo se perdió una carrera más, pero el rendimiento deportivo ese año se resintió. La temporada siguiente decidió cambiar de aires y aceptar una oferta para unirse a Yamaha como piloto oficial, pero en plena era de dominio de Honda, no fue la mejor decisión, al menos a nivel deportivo.
Carlos Checa estuvo seis años en Yamaha, los tres últimos de 500 cc y los tres primeros de MotoGP. Nunca ganó una carrera, aunque sí puede presumir de trece podios, diez de ellos segundos puestos. La etapa en MotoGP se alargó, y también llegó a ser piloto oficial de Ducati en 2005, pescando un par de podios más.
Carlos Checa, el primer español campeón del mundo de Superbikes
Pero la carrera de Carlos Checa tiene mucho más que contar fuera de MotoGP. Y es que sí, emprendió una carrera en las motos derivadas de serie que llevó a Carlos Checa a ser el primer español campeón del mundo de Superbikes. Lo hizo en la temporada 2011 con la mítica Ducati 1098R, y ganando quince carreras ese año.
Checa debutó en Superbikes con Honda, con quienes ganó incluso un par de carreras en la ronda de Utah, pero fue con Ducati con quienes encontró un idilio que duró cuatro temporadas y, además de un mundial, supuso 22 victorias y el reconocimiento eterno de Carlos Checa como una leyenda de Ducati.
Actualmente, Carlos Checa es comentarista de MotoGP en DAZN, pero también sigue quemando adrenalina. Sin ir más lejos, hace tres años corrió el Dakar, aunque en coche.
Imágenes | WorldSBK, Ducati, MotoGP