John Fernández
Yamaha ha decidido hablar claro en plena resaca del EICMA. Y lo que ha dicho rompe con la idea de que todas las marcas están empujando hacia la electrificación sin mirar atrás.
En Milán, la cúpula europea de la fábrica de Iwata dejó entrever que la gasolina sigue siendo su apuesta real para los próximos años. Nada de electrificación por inercia. Si no hay demanda, no hay salto.
Una Ténéré CP3 solo si es una Ténéré de verdad
Para las dudas, Olivier Prévost, presidente de Yamaha Motor Europe, lo resumió en una frase sin anestesia: "El mercado de la moto no muestra demanda para cambiar a lo eléctrico", afirmó en una conversación con MCN. Un mensaje directo, casi incómodo, en tiempos donde el discurso suele ir por otro lado.
En Yamaha llevan meses trabajando en un calendario de lanzamientos que incluirá una decena de modelos en tres años, todos ellos con la combustión como eje central. Y entre los temas que parecían enterrados, uno ha vuelto a la mesa: la R1. La superbike de referencia dejó Europa como moto matriculable por las exigencias Euro5+, quedando relegada a uso en circuito. Pero la marca ya no habla de despedida. Habla de revisar esa decisión.
Clément Villet, responsable de Movilidad Terrestre en Europa, fue cristalino cuando se le preguntó por el futuro del CP4: "El CP4 no ha terminado". Y añadió un detalle revelador: "Cuando se tomó la decisión [de hacer la R1 solo para circuito], las condiciones del mercado eran bastante diferentes". El mensaje es fácil de leer. Las deportivas medias (la R7, y pronto la R9) han reanimado la categoría. Y cuando un segmento vuelve a moverse, las grandes suelen seguir.
La duda, ahora, es cómo volver. No con la misma moto y un apaño de emisiones. Eso lo dejó claro Prévost: "Simplemente volver con la actual R1 y homologación Euro5+ no es suficiente. Necesitamos traer algo nuevo; en mi opinión, debería ofrecer un salto en rendimiento, manejo y todo lo relacionado con la competición". Son palabras que, inevitablemente, apuntan al elefante en la habitación: ¿R1 V4? Yamaha va a MotoGP con una V4 en 2026, y la marca no suele dar pasos aislados. Si deciden revivir su buque insignia, lo harán de cero y con orgullo. Y no tienen prisa: "Por ahora, necesitamos tiempo. Si volvemos, queremos asegurarnos de hacerlo bien", insistió Villet.
Pero no todo es asfalto. Yamaha también mira su gama adventure, donde hay un hueco cada vez más evidente. La Ténéré 700 es un caso de éxito sin discusión, pero no tiene una hermana mayor pura, y la vieja Super Ténéré dejó un vacío sentimental y comercial. Villet lo reconoció sin rodeos: "Tenemos una estructura escalonada dentro de nuestra gama. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que esto no se aplica completamente a uno de nuestros modelos más vendidos. Estamos en ello y evaluando cómo hacerlo funcionar".
La clave está en el motor: el CP3 de la MT-09 y la Tracer 9. Un tricilíndrico que podría dar vida a una Ténéré grande… si cumple con lo que la marca considera innegociable. "Si algún día vamos al motor CP3 para la Ténéré, tiene que tener ruedas de 18/21 pulgadas, tiene que ser una verdadera máquina off-road", avisó el directivo. Nada de hacer una trail alta con chasis de carretera. En Iwata solo contemplan una Ténéré con ADN Ténéré, y eso implica partir casi desde cero. De ahí que la misma pregunta que planteó Villet siga sobre la mesa: "¿Podemos hacer algo con la plataforma CP3 que no dañe el ADN del nombre Ténéré?".
No hay fechas, y tampoco pistas definitivas. Pero Yamaha ha dibujado un escenario insólito hace apenas un año: una R1 nueva y homologada, y una Ténéré CP3 de verdad. No será rápido, pero ya no es ciencia ficción. Y viniendo de una marca poco dada a titulares rimbombantes, que ellos mismos estén verbalizando esto ya es noticia.
Imágenes | Yamaha, Motorpasión Moto
En Motorpasión Moto | Adiós a las motos en las ciudades. Según la DGT, pronto "la única forma de acceder será en transporte público"
Ver 0 comentarios