
En Suiza, a orillas del lago de Zúrich, una Harley-Davidson completó un recorrido aparentemente normal. Pero su motor no quemaba gasolina fósil, sino un nuevo combustible sintético creado a partir de agua, biomasa y energía solar.
Lo llaman "gasolina solar", y podría marcar un antes y un después para la movilidad térmica sin emisiones; tiene su aquél.
Un campo de espejos y y un reactor solar
El logro pertenece a la empresa suiza Synhelion, que lleva más de una década desarrollando una tecnología capaz de transformar la luz solar en hidrocarburos líquidos, compatibles con cualquier motor de combustión interna sin necesidad de modificaciones.
Suena a loco, pero acaban de demostrar que funciona y lo especial es que este combustible no se extrae del petróleo: se fabrica en un proceso químico impulsado por calor solar concentrado.
El corazón de la tecnología está en la planta DAWN, en la localidad alemana de Julich. Allí, un campo de espejos dirige la luz del sol hacia lo alto de una torre de 20 metros, donde se calienta un reactor solar a temperaturas extremas. Ese calor permite convertir una mezcla de residuos vegetales y agua en un gas intermedio (el llamado syngas), que luego se transforma en gasolina, diésel o queroseno sintético.
Aunque la idea de combustibles solares no es nueva, la gran novedad de Synhelion es haber conseguido escalar el proceso a una producción preindustrial y haberlo probado con éxito en una MOTO real, sin trucos ni ayudas externas.
El resultado es una gasolina que cumple los estándares existentes, mantiene el mismo rendimiento que la convencional y, sobre todo, promete reducir en más de un 80% las emisiones netas de CO₂ respecto a los carburantes fósiles. En el futuro, con mejoras, esa reducción podría acercarse al 99%.
El recorrido en Harley fue simbólico, pero con un mensaje claro: este combustible funciona, está listo y podría empezar a sustituir directamente a los carburantes fósiles sin esperar a cambios de infraestructuras ni rediseños de motores.
Lo revolucionario es que esta gasolina se produce cerrando el ciclo del carbono: el CO₂ que se emite al quemarla es el mismo que se capturó para fabricarla, y todo el proceso se alimenta con energía solar.
Synhelion, fundada por ingenieros del ETH de Zúrich, ya trabaja con socios de la industria aeronáutica para escalar esta tecnología. Su hoja de ruta es ambiciosa: alcanzar una producción de un millón de toneladas de combustible sintético en menos de una década y cubrir buena parte de la demanda europea de queroseno limpio para 2040.
Imágenes | Synhelion