Las marcas chinas están apretando tanto que incluso en Italia, cuna del diseño y la épica, algunas leyendas empiezan a mover ficha. MV Agusta es una de ellas. No porque reniegue de su historia, sino porque el mercado ya no perdona romanticismos sin números detrás.
La escena fue EICMA, como casi siempre. Allí MV se llevó titulares con un motor conceptual de cinco cilindros y formas cuadradas, muy a la italiana, muy de póster. Pero mientras los flashes apuntaban a la extravagancia, el mensaje de fondo iba por otro lado: precios, volumen y acceso. Palabras que hasta hace no tanto sonaban casi prohibidas en Schiranna.
Cuando una leyenda italiana deja de hablar solo de exclusividad
La marca recuperó su independencia en verano de 2025, tras recomprar a KTM su participación mayoritaria. Y con ese movimiento llegó también un cambio de discurso. Luca Martin, CEO de MV Agusta, lo explicó sin rodeos en una entrevista con MCN: "No quiero definirnos como lujo. Al final no creo que el lujo exista en las motos". Y MV siempre ha sido lujo. La ambición ahora es otra: ser un fabricante industrial, competir de tú a tú con Ducati, KTM o Triumph. Dicho así, suena casi revolucionario viniendo de MV.
Ese giro se concreta en la gama 800. La Brutale 800 actualizada a Euro5+ ya está sobre la mesa, con 111,5 CV, electrónica completa y un precio de 12.600 euros. No es barata en términos absolutos, pero sí es un mensaje claro: más de 3.000 euros menos que una Streetfighter V2 y solo algo por encima de una MT-09 básica. Es, según la propia marca, la nueva puerta de entrada.
Martin lo resume con claridad: "Hemos reposicionado completamente la política de precios. Habrá un tope de gama para unos pocos, pero también una entrada muy agresiva con la 800". La idea es sencilla: dos grandes plataformas (tricilíndrica 800 y 950, y cuatro cilindros de 1.000 cc) y una familia que crezca desde abajo. Tras la Brutale llegarán una nueva F3R y una actualización de la Turismo Veloce. No es una revolución técnica, es una revolución estratégica.
Todo esto no ocurre en el vacío. El empuje de las marcas chinas, con productos cada vez más afinados y precios muy difíciles de igualar, ha cambiado el tablero. No hace falta que MV compita directamente con ellas, pero sí que ofrezca algo que justifique su posición. Y eso ya no puede ser solo exclusividad y pasado glorioso. Tiene que haber presente.
En paralelo, MV también prepara otro movimiento interesante: una nueva submarca de corte retro. Partiendo del concepto 921S visto en Milán, la idea ha evolucionado. No será un cuatro cilindros ni se llamará 921. Será otra cosa, con identidad propia y un tricilíndrico específico. Federico Macario, responsable de desarrollo, lo deja caer: no será un modelo aislado, sino una pequeña familia neoclásica.
La pregunta no es si MV Agusta se va a convertir en una marca popular. No lo hará. Pero sí parece dispuesta a dejar de ser inaccesible por defecto. Y en un momento en el que las motos chinas están forzando a Europa a mirarse al espejo, que una leyenda italiana empiece a hablar de precios, volumen y puertas de entrada dice mucho más de cómo está cambiando la industria que cualquier concept imposible.
Imágenes | MV Agusta
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