Ir en moto no solo es una forma eficaz de moverse por la ciudad o escapar el fin de semana: también puede ser una auténtica medicina para cuerpo y mente. Los moteros (que no motoristas) saben bien de qué va esto.
Así lo ha demostrado un equipo de investigadores japoneses liderado por Ryuta Kawashima, conocido por su trabajo en el desarrollo del videojuego Brain Training para Nintendo DS. Su estudio (poco conocido fuera de Japón) analizó cómo afecta la conducción de una moto a nuestras capacidades cognitivas y a nuestra salud en general.
Sí, montar en moto sí que ayuda a tu cerebro. Y es un 50% más que el de alguien que no monta
Las conclusiones son tan sorprendentes como alentadoras: montar en moto podría hacernos más jóvenes mentalmente, más atentos… y hasta más felices.
El experimento partió de una hipótesis sencilla: si ciertos videojuegos pueden estimular el cerebro, ¿por qué no iba a hacerlo también una actividad tan compleja como conducir una moto?
Para comprobarlo, seleccionaron a un grupo de hombres de mediana edad que llevaban al menos diez años sin subirse a una moto. Todos sabían conducir, pero habían abandonado el hábito. A la mitad de ellos se les permitió volver a utilizar una moto en sus desplazamientos diarios durante dos meses. Al resto, el grupo de control, se le pidió que siguiera utilizando su transporte habitual: coche, transporte público o bicicleta.

El resultado fue claro: pasados esos dos meses, los motoristas no solo mostraban un 50% más de capacidad cognitiva en comparación con el grupo de control, sino que también presentaban una mejora notable en memoria, flexibilidad mental y atención en el trabajo.
La propia exigencia de la conducción (que obliga a mantenerse alerta, anticiparse a los movimientos del entorno y tomar decisiones rápidas) actúa como una especie de "gimnasio cerebral". Pero los beneficios no se detienen ahí, detalla el citado estudio.

Los investigadores también observaron mejoras en el bienestar general de los participantes: menos estrés, más concentración y una sensación subjetiva de mayor vitalidad. Kawashima concluyó que conducir una moto es "más agotador" que otros medios de transporte, pero que esta exigencia extra se transforma en un entrenamiento tanto físico como mental, cuyos efectos se trasladan al resto de la vida cotidiana.
Incluso hay indicios (fuera ya de este estudio) de que montar en moto podría ser beneficioso para personas con enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. El ejercicio físico ligero y constante que requiere ir en moto (especialmente en entornos urbanos) ha sido comparado con el que se realiza en una sesión de gimnasio, contribuyendo a estabilizar los niveles de glucosa en sangre y reduciendo la necesidad de insulina. Eso sí: conviene llevar algo de comida encima por si aparece una hipoglucemia.
Así que, la próxima vez que alguien te diga que "ir en moto es peligroso", ya tienes una respuesta más que sólida: además de libertad, te da salud. Y si todavía no has probado, nunca es tarde para empezar. Eso sí, con casco, guantes… Y el cerebro en marcha.
Imágenes | Pixabay
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