Hubo una época en la que los ciclomotores no envidiaban a las RR, y eran hasta más divertidos. Eran tan radicales que tuvieron que parar

Cuando un ciclomotor de 49 cc podía ir (de verdad) a 90 km/h

Rr 1
1 comentario Facebook Twitter Flipboard E-mail
john-fernandez

John Fernández

Hubo una época (y no tan remota) en la que los ciclomotores de 49 cc no eran simples herramientas de movilidad barata. Eran máquinas de matar. Pequeñas balas de dos tiempos capaces de rozar los 90 km/h cuando alguien las desbloqueaba con conocimiento y un poco de mala idea.

Representativamente, a esa generación de máquinas se les llamó en Italia "stesini": ciclomotores con postura de ataque, manillares bajos y depósitos alargados que imitaban a las motos de carreras. Medio país creció soñando con ellas.

El final de una era (y el recuerdo que nunca se apagó)

Aquello no era tuning: era cultura. Tenías 14, 15 o 16 años, querías correr, y las marcas italianas se encargaron del resto. Aprilia, Beta, Italjet, Malaguti, Mondial, Moto Guzzi o Moto Morini fabricaron modelos que, con sus cinco o seis CV, hacían sudar a policías municipales, padres incrédulos y a todo aquel que pensara que un ciclomotor era un juguete.

Las bases eran siempre las mismas: motores sencillos pero rabiosos, carburadores grandes para su tamaño (14, 15 o 19 mm), escapes de aguja, chasis de doble cuna y un peso que hoy nos parecería ridículo. La clave, sin embargo, estaba en la postura: manillares tipo clip-on, estribos retrasados y la clásica curva del piloto pegado al depósito para arañar cada kilómetro por hora. Ahí nació la leyenda.

El Colibrí de Aprilia fue el que abrió la veda. Fue la primera "stesino" salida de Noale: ligera, elegante y con un Morini de cinco marchas que aullaba a 8.500 rpm. Le siguió la Beta Camoscio, más callejera aún, con sus versiones de calle y tacos, un motor propio y 5 CV bien aprovechados. Italjet puso la estética de carreras con la Mustang, quizá el 50 más famoso de la marca: Minarelli de cuatro marchas, 5,2 CV y esa cifra mágica de 90 km/h, siempre que el escape respirase libre.

Malaguti 1

Malaguti aportó sofisticación con la Gran Sport y su estética refinada, doble escape y el delantero de doble leva que presumía de entradas de aire… Aunque fueran de pega. Mondial tiró de pedigree: la Record montaba un freno de disco delantero mecánico en 1965, una rareza absoluta. Sus 5 CV también le permitían rozar los 90 km/h, como mandaban los cánones de la época.

Moto Guzzi llegó más tarde con la Super Sport, algo menos extrema, pero igualmente parte del fenómeno. Y Moto Morini, fiel a sí misma, presentó la Corsarino ZZ con motor de cuatro tiempos, distribución por varillas y un sonido que enamoraba. Su acabado bicolor y el dorsal trasero convertían a cualquiera en un pequeño Agostini en potencia.

El fenómeno se apagó a principios de los '70. Cambiaron las normas, cambió el mercado y los jóvenes empezaron a mirar otras cilindradas. Pero la huella quedó. Quien vivió aquello recuerda el olor a mezcla, el silbido del carburador grande y esa sensación de que, con 49 cc y un par de trucos, podías volar a 90 km/h. Otros tiempos. Otra magia.

Imágenes | Malaguti

En Motorpasión Moto | Hay una marca de motores que terminó impulsando las motos de medio planeta en silencio. Y no era japonesa, solo que nunca lo supiste

Inicio