Hay que sumar otro problema a tener una moto eléctrica: el robo de cables en sus cargadores. Su cobre vale una pasta, y los están desvalijando

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John Fernández

Olvídate de que te roben la moto. El nuevo fetiche de los ladrones en Europa son los cargadores eléctricos, y eso sí que puede dejarte tirado en mitad de la nada. En el Reino Unido ya van más de 700 estaciones de carga vandalizadas, en una oleada que apunta directamente al talón de Aquiles del vehículo eléctrico: la infraestructura.

Y no hablamos de robos sofisticados. Hablamos de cobre, que se paga bastante bien, y es principalmente el material que conforma este tipo de cargadores.

Entre 20 y 30 euros por el cable de cobre

Unos 20 o 30 euros por cable, eso es lo que sacan quienes se dedican a cortar cargadores como si fueran jamones en una feria. El daño para la empresa, y para los usuarios, es mucho mayor: reparar cada estación puede costar más de 1.200 euros.

Y por supuesto, que cada cable roto es un punto de carga menos. Un problema que, en el caso de las motos eléctricas, puede ser directamente la diferencia entre llegar o no a casa.

La noticia salta desde las redes de InstaVolt, uno de los mayores operadores de carga rápida del Reino Unido, muy usado también por motoristas urbanos y de larga distancia. Las motos eléctricas, con autonomías más limitadas que los coches, dependen aún más de que los puntos de carga funcionen. Pero los ladrones no distinguen entre coche o moto: si hay cobre, lo cortan.

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Esto no es un problema local. En Estados Unidos ya hay precedentes en estaciones solares, redes de telecomunicaciones e incluso parques eólicos. Las tensiones geopolíticas han disparado el precio del cobre, y el resultado es una especie de regreso a los 90 con delitos dignos de película de barrio, pero con consecuencias del siglo XXI.

Para defenderse, InstaVolt ha comenzado a instalar blindajes de Kevlar con sistemas de rastreo y hasta marcas invisibles forenses, como el SmartWater. El resultado: solo un cable cortado de los 250 blindados. Pero la empresa denuncia que la policía no investiga estos casos, y pide que las estaciones de carga sean consideradas infraestructura crítica.

¿Y a ti qué te importa si vas en una moto de gasolina? Pues bastante. Porque cada sabotaje eleva los costes de operación, y eso se traduce en tarifas más caras, menos estaciones, más retrasos… o directamente más resistencia pública al avance eléctrico. Vamos, que pagamos todos por culpa de unos cuantos con una radial.

Imágenes | Energica,

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