Muchas motos europeas o japonesas no se fabrican en Europa o Japón. Saber esta farsa lleva segundos, y te lo enseñamos

Los tres primeros caracteres del VIN indican el país y el fabricante real, más allá del logo del depósito

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John Fernández

¿Es tu moto realmente japonesa, alemana o italiana? Puede que la marca del depósito lo diga… O puede que no. La pista definitiva no está en el logo ni en el marketing, sino en una serie de números y letras grabados directamente en el chasis. Están ahí, a la vista (aunque casi nadie les presta atención), y cuentan mucho más de lo que parece.

Ese código es el número de chasis, también conocido como VIN. Y no es un simple trámite administrativo: es el ADN de tu moto.

El número de chasis no engaña: ahí se ve si tu moto es realmente japonesa, europea o china

El VIN está formado siempre por 17 caracteres y es único para cada moto. No hay dos iguales, como el DNI. Lo más interesante es que no está puesto al azar: cada bloque tiene un significado concreto y el primero de todos ya revela algo clave. El origen real de fabricación.

Los tres primeros caracteres indican la región y el fabricante. Ahí es donde se desmontan muchos mitos. Una moto con marca japonesa no tiene por qué haber nacido en Japón. Y una alemana puede haberse ensamblado perfectamente en Europa del Este o incluso fuera del continente. Ese primer bloque del VIN lo deja claro.

Por ejemplo, los códigos que empiezan por J indican fabricación en Japón. Si ves una J al inicio, no hay dudas: esa moto salió de una planta japonesa. En cambio, si empieza por V, estamos hablando de Europa. Y a partir de ahí, las siguientes letras afinan aún más el tiro, identificando al fabricante concreto.

El segundo bloque del VIN, del cuarto al noveno carácter, describe la moto en sí: tipo de chasis, familia del modelo, versión o configuración. Es la parte que diferencia una variante de otra dentro de una misma gama, aunque externamente puedan parecer idénticas.

Dmv 1

El tercer bloque, del décimo al decimoséptimo carácter, entra ya en detalles de producción. El décimo indica el año de fabricación mediante un código estandarizado (no siempre coincide exactamente con el año de matriculación), el undécimo señala la planta de ensamblaje y el resto corresponde al número de serie de esa unidad concreta.

Todo esto convierte al VIN en una herramienta clave. Sirve para confirmar si una moto es exactamente lo que dice ser, para comprobar su origen real, para pedir recambios correctos y, sobre todo, para detectar posibles fraudes. Un número de chasis que no cuadra con la documentación o que presenta signos de manipulación es una señal de alarma clara.

Normalmente, el VIN está grabado en la pipa de dirección o en una parte estructural del bastidor, precisamente para que no pueda sustituirse sin dejar rastro. También debe coincidir al milímetro con el que aparece en los papeles del vehículo.

Así que la próxima vez que alguien te diga "es japonesa de pura cepa" o "esto es ingeniería alemana", no hace falta discutir. Basta con bajar la mirada al chasis. Esos números no mienten, porque hay muchas motos que a pesar de ser de fabricantes europeos o japoneses se fabrican en lugares como Tailandia o Brasil, por ejemplo.

Imágenes | DMV, YouTube

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