Un hombre fusionó dos motores en su vieja Honda, y ahora es una V12 que suena como un F1 y parece un cohete

Un hombre fusionó dos motores en su vieja Honda, y ahora es una V12 que suena como un F1 y parece un cohete
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Estamos en 2024, y cuando hablamos de cuatro cilindros, ya nos parecen muchos en una época dominada por los propulsores bicilíndricos y tricilíndricos. Pues hubo un día que a un friki muy personal de las motos japonesas se le fue la pinza y creó su particular Santo Grial.

Con eso igual no te decimos o avanzamos demasiado. Entonces te dejamos otro dato antes de meternos en su historia: la CBX V12 tenía dos bloques y un look Terminator total. Le retorcías la oreja y hacía un caballito sola, literalmente.

Un tanque japonés

Hay motos que no pasan desapercibidas ni guardadas con una manta en el garaje. Andreas Georgeades es un friki de las motos japonesas y de las motos potentes. De hecho, el sudafricano fue piloto semiprofesional: llegó a correr en la Isla de Man e incluso algún Gran Premio en Europa y Estados Unidos.

Un día fue un paso más allá. Cansado tras haber pilotado cientos de motos, llegó un punto en el que todas le parecían igual. Por ese motivo se propuso crear la suya propia que le transmitiese sensaciones diferentes o indescriptibles.

Al principio, la moto era 'normal', digamos. Era una Honda CBX 1000, una bestia muy exótica ya de por sí que de serie montaba un propulsor de seis cilindros en línea: 1.047 cc, 24 válvulas y 103 CV de potencia. ¿Suficiente? Sí para el resto de los mortales, no para él.

Cbx

El sudafricano fue un paso más allá, y el seis cilindros en línea montado transversalmente ya era jugoso, acopló otro. Tengamos en cuenta que el hombre no era ingeniero, ni controlaba sobre programas técnicos, ni nada. Lo único que tenía era conocimiento de mecánica y muchas ganas.

Sin salir de su garaje lo que hizo fue acoplar los dos motores de seis cilindros, creando un V12 único. Fusionando las cifras, el motor tenía 48 válvulas, 2.094 centímetros cúbicos y una potencia superior a los 200 CV. Casi que lo más impresionante es la disposición que tiene sobre la moto.

No hay más que echar un vistazo lateral para ver cómo está dispuesto. Una de las bancadas está paralela al suelo; la otra, transversal. Y justo en la parte frontal, dos radiadores que están a milímetros de rozar con la rueda delantera. En consecuencia, no dos escapes, sino cuatro.

Para los incrédulos, hay vídeo. Y más vale que te pongas unos buenos cascos para disfrutar de semejante barrabasada, máquina infernal, cohete de la NASA o simplemente... La moto de un aficionado muy friki. Sinceramente, no hay más que ver la cara de Andreas, que se le dibuja una sonrrisilla automáticamente cuando le da gas encima de la moto.

La moto no acabó ahí. También modificó las horquillas (por una doble), y un monoamortiguador en la zaga trasera. Curiosamente, comparte el sistema de suspensión con la F1: el famoso 'push-rod', en los que el brazo de la suspensión trabaja a compresión o tracción.

Una moto apocalíptica, quizá por el curioso diseño cromado de arriba abajo, con un carenado que envuelve el foco frontal al estilo de las viejas motos de Gran Premio.

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