Probamos el Livall MC1: el casco inteligente y molón con muchas luces conectado a la DGT
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Probamos el Livall MC1: el casco inteligente y molón con muchas luces conectado a la DGT

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El mundo de la tecnología avanza a pasos agigantados, y en el nicho de las motos vamos aprovechándonos de ello poco a poco. Los cascos, como nuestros salvavidas, también van recibiendo novedades importantes que los vuelven más útiles si acaso. Uno que ha copado últimamente todos los titulares ha sido el Livall MC1.

Al Livall MC1 se le conoce popularmente por ser el casco de moto conectado a la DGT y por sus llamativas luces traseras. Pues uno de ellos ha caído en nuestras manos, y lo hemos podido probar a fondo para comentarte nuestras impresiones sobre él.

Livall es una empresa española, y el casco se producirá aquí próximamente

Los cascos siempre han tenido una función: proteger. Y ya. Es decir, que no tenía ningún otro uso más aparte de poder acoplar un intercomunicador, en cuyo caso las opciones aumentan radicalmente, pero para el uso y disfrute personal.

Sin embargo, la marca de cascos Livall ha ido un paso más allá y con una idea tan sencilla, ha aumentado exponencialmente el nivel de seguridad activa encima de una moto. ¿Cómo? Pues de varias maneras, aunque la más llamativa creemos que salta a simple vista, y que nos ha traído un sinfín de miradas y preguntas: las luces. Ya lo venían haciendo con cascos de bicicletas, y ahora, también para moto.

Primero pongámonos en contexto. Livall es una marca española, y aunque ahora fabrica en China, trasladara su producción a nuestro país. La startup liderada por Manu Marín lleva ya varios años en el mercado, y no ha saltado a la fama por este casco, que también, sino que antes ya era conocida por sus peculiares cascos de bicicleta. Lo que han hecho ahora es aplicar la misma idea a otro público: el motero.

Livall 1 2024

Entre todos los detalles que tiene el Livall, uno de los más molones y útiles es el sistema de luces frontales y traseras. Es llamativo por ese reguero trasero que ocupa gran parte del casco, y luego otro par de luces delanteras. Es tan bello como útil de día y de noche.

Ambas luces son LED, y mientras el reguero trasero es de color rojo, como las de freno, el delantero es de color blanquecino. ¿Resultado? Que te ven desde Roma, y yo estaba en Burgos de ruta cuando lo probé. La alta intensidad lumínica fulmina de casi un plumazo el hecho de no ser visto, tanto delante como detrás. Y eso es algo que agradecemos mucho los moteros, especialmente si nos cae la noche de ruta.

Livall 7 2024

Más allá de lo molón, hay que ponerse técnico porque el casco que hemos probado. Cuenta con la homologación europea más exigente ECCE 22.06, pero también la DOT americana (para nuestros lectores americanos o sudamericanos). A reseñar, que nosotros probamos la versión cuya calota no es de fibra de carbono, sino de fibra de vidrio.

Ahí precisamente hay que hacer un inciso. Comparado con mi Suomy SR-GP personal que pesa 1.250 gramos, este Livall sube hasta los 1.650 gramos. Es normal con todo lo que tienes; algo hay que arriesgar. Aun así, no se nota un casco pesado, ni sobre la mano ni en marcha. ¿Merece la pena por el extra de seguridad y equipamiento? Definitivamente sí.

Livall 2 2024

El sistema de intercomunicación es excelente, bien integrado y sin rastro visual por ningún lado. Es un gusto llevar un casco equipado con él ya que está escondido y no sobresale, a diferencia de uno que te puedas comprar tú.

Además, la botonera está incrustrada en la almohadilla, y tiene un mando muy útil que hace de su uso una experiencia bastante intuitiva. El mando, por ejemplo, es perfecto para instalarlo en el manillar de la moto y no distraerse demasiado buscando el botón en el casco, como sí sucede con otros. Habiéndolo probado en grupo, tiene un alcance de un kilómetro, aproximadamente.

Livall 6 2024

Más tecnología: el casco tiene conexión con la plataforma 3.0 de la DGT, uno de sus principales atractivos. Hay que insertar una pequeña tarjeta 4G o 5G que se conecta a la red móvil, y se establece conexión con el sistema que sirve para informar al motorista en tiempo real de incidencias de la carretera en la que estás montando, o si detecta un accidente, emite una señal mediante comandos de voz.

En cuanto al resto, el interior es agradable (quizá holgado para una talla L), con una ventilación más que suficiente (delantera y trasera) y preinstalación de pin-lock. El cierre es de doble hebilla, y esto es un acierto muy grande en el tema de seguridad, como ya hemos visto otras veces.

Livall 4 2024

¿Ruidos? No, gracias. El casco es buen aislante del viento, y os lo digo alguien que lo he probado en invierno y en la zona norte de España. Lo mismo con el intercomunicador, que presenta un buen nivel de aislamiento a velocidades legales en autovía y con viento.

Claro, con tanto artilugio habrá que ir pensando en el cargador. Aquí la nota positiva es que tiene hasta 10 horas de batería, y eso incluye el suministro de las luces y el intercomunicador. Quienes estamos acostumbrados a cargar nuestro intercom, nos resulta una tarea sencilla. Además, los orificios de carga están bien ocultos y no se ven.

En definitiva, el Livall MC1 es un buen casco en lo que más nos importa: la seguridad y la comodidad. Pero es que también añade ese toque morboso de llevar luces en un casco, que además es altamente útil y aumenta nuestro nivel de seguridad, además de estar conectado a la plataforma 3.0 de la DGT y darnos ese toque útil extra.

El precio no es ninguna barrabasada: por 549 euros la versión y 799 la de fibra de carbono, es un regalo muy pintón y seguro para cualquier motero.

Ojalá la marca se atreviese a salir del color oscuro y pusiera alguna gráfica llamativa, a juego con el sistema de luces, aunque no es su objetivo ser llamativo, sino seguro, recordémoslo. Incluso estaría genial ver otros modelos de cascos más offroad en el futuro. Puedes echar un ojo a su catálogo aquí.

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