El truco que usan los mecánicos para dejar las motos viejas como nuevas en solo unos segundos

Cómo recuperar el negro original de los plásticos sin pintar usando solo calor

Truco
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John Fernández

Los plásticos negros sin pintar son los primeros en chivarse de los años en una moto. Da igual que sea una naked vieja, un scooter de batalla o una trail de diario: si ese negro empieza a virar a gris blanquecino, la moto envejece delante de tus ojos.

Especialmente si la dejas fuera en la calle, el desgaste por sol, lluvia y calor va abriendo microgrietas en el polipropileno, y esas marcas reflejan la luz como si fuese polvo incrustado que no se va jamás. Hasta que descubres el truco que llevan usando años muchos mecánicos.

El método mecánico que revive el plástico blanqueado en cuestión de segundos

La pistola de calor. Nada de productos milagro ni capas pegajosas que duran dos lavados. Solo calor bien aplicado. El plástico PP es termoplástico y, cuando lo calientas, la capa superficial se ablanda lo justo para volver a nivelarse. Es como planchar un tejido arrugado: las microfisuras dejan de reflejar la luz y el negro profundo vuelve a aparecer.

El procedimiento no tiene misterio, pero sí algo de mano. Se trabaja a temperaturas altas (400-500 ºC en una pistola de calor estándar, no sirve un secador de casa), moviendo el chorro de aire en barrido y sin quedarse quieto en un punto.

En cuanto el plástico empieza a oscurecer, paras y sigues avanzando. Ese efecto de negro que renace es casi instantáneo y tiene un punto adictivo. Pero si te pasas, lo quemas. La pieza se deforma, se ondula o directamente hace burbujas. Y eso ya no lo salva nadie.

Pistola

Por eso los mecánicos insisten en la misma pauta: pistola inclinada, recorrido continuo y práctica previa en una zona que no se vea. Si notas que el brillo aparece, suficiente. Si intentas dejarlo perfecto en una única pasada, acabarás dañándolo.

El resultado es sorprendentemente bueno. Recalcamos lo de sorprendentemente. No devuelve el plástico a su estado original, pero visualmente rejuvenece la moto de un plumazo y aguanta varios meses, incluso un año, antes de necesitar otro repaso. Y no hablamos de un producto caro: las pistolas más básicas rondan los 20 a 40 euros y sirven además para termorretráctiles, gomas endurecidas o cualquier chapuza mecánica casera.

Así que si tus plásticos negros han perdido el color, el calor es la vía rápida para resucitarlos. Un truco viejo en Japón y, para muchos, el más eficaz que existe. Una de esas cosas que pruebas una vez y te preguntas cómo no lo conocías antes.

Imágenes | Y-M

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