Enésimo cabezabuque haciendo barbacoa en una concentración

En el año 91, después de seis Jarama, fui a Jerez con mi nueva Yamaha TDM. Cuando llegué a la ciudad, había gente en los semáforos que cuando parabas en uno rojo saltaban a tu lado a que hicieras cortes de encendido (que mi TDM no tenía)... y si no lo hacías unos te silbaban, otros te gritaban ¡¡¡y otros te cogían el puño para darle!!!

Esa primera noche vi por primera vez (repito, desde el 85 viendo el Mundial en Jarama) un burn-out, con corte de encendido incluido. Encima con una también totalmente nueva Honda CBR 900 RR Fireblade, la primera que vi en marcha. El tonto le da, le da, le da... y en esta lo que ardió fue el neumático. Y a ese sí le puedes vaciar todos los extintores que quieras, cuando la goma arde en el interior no lo paras. Así que ahí estaba el pobre gilipollas viendo como ardía su moto, gritando y llorando como un niño. Y peor todavía fue cuando los que estaban alrededor, los mismos que le jaleaban para que destruyera su moto, comenzaron a lanzar monedas a los pies del tonto.

Como podéis imaginar, no se me olvidará en la vida.

El segundo año de Mundial en Cheste, llevé a mis hijos (dos, el mayor tenía cinco, la pequeña uno, la llevaba en sillita) a ver el espectáculo de las motos. Lo que no me esperaba es que los hooligans moteros estaban campando a sus anchas, con cortes de encendido, quemadas de rueda y peor, caballitos entre la gente. Sin casco y en manga corta, por supuesto. Y sin vallas de protección, más por supuesto. Ante aquel horror saqué a mis hijos de allí. Sólo han vuelto cuando se corría W-SBK o cuando viene el CEV. O mejor, algún territorial, que puedes pasear por la calle del paddock y les enseñas motos, camiones y furgonetas.

La verdad, que triste lo de los hooligans moteros. Menos mal que la crisis les ha alcanzado también y han ido a hacer sus imbecilidades a otros sitios más económicos.

Antes ellos, simple: si no quieres reprender, por lo menos no aplaudas. Da media vuelta y vete. Y si puedes, llévate a tus amigos. Sin público, se acaba el espectáculo.