Los trikes son esos vehículos (¿motos?) que combinan características de motos y coches. Aparentemente estables, vivieron su apogeo hace ya unas cuantas décadas, pero siempre pecaron de lo contrario, de ser peligrosos por su inevitable tendencia física a volcar.
La diferencia entre colocar una segunda rueda delante o detrás es abismal. Por eso actualmente existen tantas opciones como el Piaggio MP3 o el Yamaha Niken, entre otros. Pero una novedosa idea podría cambiarlo todo y recuperar este concepto.
Los trikes vuelcan con facilidad... Menos este, o eso pretende
Los trikes tuvieron su público en su momento. Son más anchos, cómodos, requieren menos movilidad y esfuerzo para andar en marcha con ellos... Y aunque parecen más estables, tienen un serio problema: que vuelcan con facilidad. La distribución del peso es menos equilibrada y tienen un centro de gravedad más alto. Eso les da menor estabilidad lateral, lo que aumenta la susceptibilidad al vuelco.
Por eso su oferta es tan limitada en comparación con los scooters o motos con dos ruedas delante. Físicamente es mucho más fácil trazar y curvear con dos ruedas que basculan en el frontal. Con dos ruedas inmóviles atrás es muy difícil bascular.
Kairos es una empresa que pretende solucionar ese problema haciendo tumbar a los trikes. A diferencia del resto de trikes, este sí se inclina en las curvas, y para paliar el habitual problema de estabilidad, utiliza dos contrapesos móviles. Además, es eléctrico, pero de una potencia indeterminada, por el momento.
Teóricamente se llaman MLE (Mobile Lateral Elements), y supondrían la auténtica diferencia. En el caso de que la moto vuelque o caiga debido a esa inestabilidad, se abrirían automáticamente para rozar el suelo y equilibrar la moto antes de que caiga al suelo.
Más seguridad. En vez de un airbag, han ideado una plataforma en la que el pecho del conductor del trike va siempre apoyado. No sale volando, y absorbe la energía del golpe.
En 2025 va a debutar la primera unidad de pruebas de esta moto tan particular, y desde luego, cuyos sistemas nunca antes se habían visto en una moto. Su precio se calcularía en unos 30.000 euros aproximadamente.