Hay escenas, que más que escenas son realidad, y parecen sacadas de una peli, pero no. Domingo por la mañana, Vigo, sol tímido, tráfico tranquilo. Y de repente, entra en escena un hombre de 35 años haciendo el caballito con su moto.
Nada de habilidad motera ni pasión por el stunt: iba tan colocado (literalmente, según el atestado policial) que igual creía estar rodando para una nueva entrega de alguna película de acción. La pillada por parte de la policía ha sido legendaria... La multa, también.
Dos sucesos surrealistas en un mismo fin de semana: solo en Vigo
Los agentes de la Policía Local lo vieron venir literalmente sobre una rueda y a toda mecha. El primero en verlo intentó pararlo colocándose en mitad de la calle (valentía nivel leyenda), pero el motorista decidió que parar era de cobardes y aceleró aún más.
Un segundo agente repitió la jugada metros más adelante y lo mismo. Ambos tuvieron que saltar a un lado para no acabar como extras involuntarios de esta película viguesa tan realista.
Y aquí empezó la persecución. La escena continuó por varias calles de Vigo hasta que en una de ellas la moto dijo "basta". El piloto perdió el control, se fue al suelo y aún tuvo el valor (o la confusión) de intentar levantarse y seguir la fuga. Pero esta vez no hubo caballito que valga: los agentes lo detuvieron por un presunto delito contra la seguridad vial.

¿Y por qué este despliegue motero tan kamikaze? Pues el test de alcohol arrojó un 0,48 mg/l en aire espirado (eso ya es multa seria), y en el de drogas… Sorpresa: dio positivo en cocaína.
Ahora la jugada judicial Desde el punto de vista técnico, el motorista se enfrenta a un posible delito contra la seguridad vial tipificado en el artículo 379 del Código Penal. Conducir bajo los efectos del alcohol con una tasa superior a 0,60 mg/l en aire espirado (o superar los 0,40 si hay conducción temeraria, como en este caso) o bajo la influencia de drogas puede conllevar penas de prisión de tres a seis meses, multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, además de la retirada del carné entre uno y cuatro años.
A esto se suma la negativa a detenerse ante la autoridad, que puede interpretarse como desobediencia grave o incluso como conducción temeraria agravada, lo cual endurece aún más el castigo. En conjunto, la combinación de conducción temeraria, huida policial, positivo en alcohol y drogas, y el riesgo causado a los agentes puede derivar en una pena considerable. La madre de todas las multas.
La policía tuvo trabajo ese fin de semana. Porque si esto fuera poco, la nota surrealista del fin de semana en Vigo venía firmada por otro ciudadano al que pillaron circulando drogado en patinete… Con un ave exótica atada al transportín.
Imágenes | Policía Vigo, YouTube
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