John Fernández
Fabio Quartararo lleva meses levantando la voz. No es nuevo: desde que Yamaha dejó de darle una moto capaz de ganar, el francés ha pasado de la paciencia al hartazgo.
Pero en Yamaha no se han tomado demasiado bien sus abiertas críticas: "Así no funcionan las cosas en Yamaha".
Yamaha entiende la frustración, pero pide unidad y menos críticas públicas
Quartararo, que lo ha sido todo con la marca japonesa desde su salto a MotoGP, ve cómo el tiempo corre y los resultados no llegan. Campeón del mundo en 2021, subcampeón en 2022 y un total de 11 victorias y 32 podios en siete temporadas. Pero las cifras recientes dibujan otra historia. Desde 2023, la M1 no ha vuelto a ser una referencia, y los 13.º, 10.º y 9.º puestos en la general lo demuestran.
En un paddock que ya mira a 2027, con todas las plazas cerradas para 2026 y las negociaciones serias a la vuelta de la esquina, Quartararo no oculta que escuchará ofertas si en 2026 no recibe una moto capaz de pelear por todo. Él mismo lo ha repetido en varias ocasiones: no piensa quedarse si el proyecto no da un salto real.
El mensaje ha incomodado en Yamaha, aunque internamente reconocen entender parte de la frustración. Paolo Pavesio, director de carreras de la marca en MotoGP, no quiso esquivar el asunto y trató de poner contexto a la situación.
"Desde una perspectiva humana, entiendo la frustración en ciertos momentos", explicó. "Pero todos somos profesionales y estamos juntos en este camino. Le ofrecimos la oportunidad de correr para Yamaha y la aceptó. Lo que logró en los primeros cuatro años fue increíble porque el paquete se lo permitió. 2023 y 2024, por otro lado, fueron años muy malos, pero en el peor año, reafirmamos nuestro compromiso mutuo. En 2025, demostramos que podemos cambiar las cosas".
Pavesio no solo rebajó tensión, también aportó datos para defender que hay avances claros: "Déjenme darles algunas cifras", señaló en conversación con Speedweek. "Estas también están relacionadas con el excepcional talento de Fabio como piloto. Su diferencia promedio hasta la pole position el año pasado fue de 1.3 segundos. Este año fue de 0.35 segundos. Salió desde la pole position cinco veces y desde la primera fila diez veces. La moto es obviamente mucho más rápida en una vuelta rápida, en parte gracias a él. La moto también es más rápida al sprint y un poco más rápida en la carrera larga. Pero cuanto más se alarga una carrera, más sufrimos". Elogios, elogios.
Entonces vino el batacazo en público: "Y quejarse demasiado en público no ayuda al compromiso de la empresa. Trabajamos porque, como empresa, estamos comprometidos con ello. Creemos que podemos construir una moto mejor, lo que podría, en última instancia, convencer a Fabio de que se quede con nosotros. Pero no funciona al revés. Nuestro compromiso es con Yamaha. Tenemos un campeón que es una parte fundamental de nuestro proyecto".
El dirigente insistió en que el proceso no tiene atajos y que la marca está en plena reconstrucción: "Hemos reestructurado el departamento de carreras con gente nueva, tenemos un nuevo equipo, un proyecto de Moto2; todo esto nos llevará a un futuro brillante. Tenemos una visión a largo plazo e intentamos mejorar cada fin de semana y en cada carrera. Cuanto mejor lo hagamos, mejor será para la marca y los pilotos. En general, esto crea un ambiente positivo. Las quejas públicas no forman parte de este proceso saludable. Los momentos difíciles son aceptables en todos los sentidos, pero técnicamente hablando, creo que tocamos fondo el año pasado. Estamos más comprometidos que nunca con MotoGP y queremos volver a la cima. Así son las cosas, y Yamaha no puede hacer más que eso".
Quartararo, mientras tanto, sigue esperando algo más que comprensión. Su futuro dependerá de lo que vea en la pista en 2026. Y Yamaha sabe que, esta vez, no le bastará con palabras. Pero que le tiren de las orejas públicamente es ya una señal de que quizá no todo vaya tan bien en el box azul.
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