Prácticamente todo el mundo asocia Kawasaki con motos. Sin embargo, no resulta tan raro hacerlo con barcos y hasta con aviones; al menos para quienes conocen su historia… Pero, ¿con misiles?
La marca japonesa que asocias con motos sobrealimentadas, turbinas rugiendo y carenados verdes lima podría estar a punto de fabricar algo mucho más serio: motores para misiles. Y no es broma.
El acuerdo ya ha sido firmado, e incluye a Alemania
Según Reuters, Kawasaki Heavy Industries está conversando con Alemania para co-desarrollar nuevos propulsores destinados a los misiles de crucero Taurus, un proyecto que simboliza no solo la creciente cooperación entre Tokio y Berlín, sino también el giro histórico de Japón tras décadas de pacifismo constitucional.
El memorando de entendimiento, firmado en mayo durante una feria de defensa en Tokio, plantea que Kawasaki aporte su experiencia en motores compactos, ligeros y de alta eficiencia, cualidades clave en la ingeniería aeronáutica… Y también en la de misiles.
Alemania planea adquirir unas 600 unidades del nuevo Taurus NEO a partir de 2029, dentro de un plan de modernización militar aprobado por el Bundestag. España y Corea del Sur también emplean actualmente el modelo Taurus original, lo que abre la puerta a posibles sinergias internacionales si el proyecto avanza.
Kawasaki no ha querido hacer comentarios, pero lo cierto es que su implicación no debería sorprender tanto. Nos explicamos: la empresa es mucho más que motos: fabrica desde locomotoras y aviones hasta submarinos y sistemas de energía industrial. Lo que hoy es un logo grabado en el depósito de una Ninja, en realidad forma parte de un conglomerado que lleva más de un siglo diversificando su tecnología.
De hecho, en los últimos años Kawasaki se ha convertido en uno de los fabricantes más imprevisibles del sector. Ha desarrollado un helicóptero VTOL impulsado por el motor sobrealimentado de la H2, ha mostrado prototipos de aviones con turbinas propias, un buggy H2 sobrealimentado y hasta un caballo robot. No es raro que su ingeniería acabe saliendo de los circuitos para probarse en proyectos mucho más ambiciosos.
La ironía está en que, mientras Yamaha sigue haciendo guitarras, pianos y motores fuera borda, Kawasaki parece estar escribiendo su propio modo difícil de expansión tecnológica. Y lo está haciendo con la misma filosofía que aplica a sus motos: potencia concentrada, precisión extrema y un punto de locura. Pero con misiles; tan surrealista (comedidamente) como cierto.
Si finalmente el acuerdo con Alemania sale adelante, no veremos un misil con logo verde cruzando el cielo, pero sí un símbolo de cómo la ingeniería nacida para impulsar superbikes puede terminar dando alas a un nuevo capítulo geopolítico. Y aunque nadie en Kawasaki lo dirá en voz alta, hay algo poéticamente coherente en que los padres de la Ninja acaben diseñando motores… Para misiles supersónicos.
Imágenes | Kawasaki
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