Hace no tanto, Harley-Davidson casi compra KTM. Ese era su futuro, pero alguien se enamoró perdidamente de la marca

Cuando Stefan Pierer pensó en vender KTM a Harley-Davidson… Y acabó perdiendo el control del imperio que había construido

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John Fernández

Durante más de tres décadas, Stefan Pierer fue presentado como el gran salvador de KTM. Y qué cierto. El empresario austriaco que rescató a la marca de Mattighofen de la quiebra a principios de los años 90 y la convirtió, paso a paso, en el mayor fabricante de motos de Europa.

Pero la historia completa, tal y como reconstruye GPOne, es bastante más compleja… Tanto que Harley-Davidson estuvo a punto de hacerse con el mayor fabricante europeo de motos.

El día que KTM estuvo a punto de cambiar de dueño

Cuando Pierer aterriza en KTM en el invierno de 1991-1992, la empresa está técnicamente muerta. Arrastra deudas millonarias, cientos de empleos perdidos y una gestión fallida tras una adquisición hostil que terminó de rematarla. La fábrica apenas cuenta con 160 empleados y sobrevive gracias a pedidos ya comprometidos por importadores extranjeros. En ese momento, KTM no es un proyecto romántico ni una misión personal: es una operación de reestructuración.

Pierer, que por entonces tiene 34 años, es conocido como un especialista en compras agresivas de empresas en dificultades. Su modelo es claro: adquirir, sanear, hacer rentable y vender. Él mismo reconocería años después que su intención inicial con KTM era exactamente esa. De hecho, en privado llegó a definirse como una “langosta”, en referencia a ese tipo de inversor que entra, reorganiza y se marcha.

Justo en ese contexto aparece un nombre clave: Harley-Davidson. A mediados de los años '90 KTM ya había dejado atrás la quiebra y empezaba a mostrar signos claros de viabilidad. Pierer sacó la empresa a bolsa en 1996 y comenzó a explorar posibles compradores industriales. Harley-Davidson, con liquidez y ambición internacional, se perfilaba como un candidato serio para hacerse con la marca austriaca. La operación llegó a estudiarse con detenimiento y casi a completarse.

Sin embargo, la compra nunca se cerró. Los estadounidenses optaron finalmente por invertir en una nueva planta en Manaus, Brasil, y abandonaron la idea de adquirir KTM. Aquella decisión marcaría el futuro de la compañía. Pierer no vendió, se quedó… Y a partir de ahí el plan cambió por completo.

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Lejos de desinvertir, KTM inició una expansión acelerada. Llegaron las adquisiciones de Husaberg y WP, más tarde Husqvarna en 2012, GASGAS en 2019 y finalmente una participación mayoritaria en MV Agusta en 2023. Al mismo tiempo, Pierer extendió la estrategia “Ready to Race” a todas las marcas del grupo y convirtió el motorsport en el núcleo emocional y técnico del proyecto.

Los resultados deportivos acompañaron. KTM ganó títulos mundiales en las tres categorías del Mundial de velocidad, dominó el motocross y el supercross, y encadenó 18 victorias consecutivas en el Rally Dakar. A nivel industrial, el crecimiento fue igual de agresivo: inversiones de cientos de millones en infraestructuras, fábricas y desarrollo, y miles de nuevos empleados contratados en menos de una década.

Durante la friolera de trece años consecutivos, el grupo encadenó récord tras récord. En 2023 se vendieron más de 381.000 motocicletas y la facturación rozó los 2.700 millones de euros. Pero ese mismo año empezaron a aparecer las primeras señales de alerta. A pesar del volumen de ventas, el beneficio operativo cayó de forma notable. El crecimiento seguía, pero ya no era sostenible.

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Pero a comienzos de 2024 el deterioro financiero era evidente. El modelo de expansión continua, apoyado en adquisiciones y en una estructura cada vez más pesada, comenzó a pasar factura. A finales de ese mismo año se abrió el procedimiento de insolvencia, cerrando de forma abrupta una era que parecía intocable.

El desenlace llegó en 2025. Pierer abandonó todas sus funciones ejecutivas y cedió el control del grupo a Bajaj, que tomó el mando tras una inyección de liquidez cercana a los 800 millones de euros. En noviembre de ese año, Stefan Pierer dejó de tener acciones de la compañía que había dirigido durante más de tres décadas.

Visto con perspectiva, el dato más llamativo sigue siendo aquel intento de venta frustrado a Harley-Davidson. KTM estuvo a punto de cambiar de manos cuando aún era una empresa frágil pero manejable. Treinta años después, convertida en un gigante industrial, perdió su independencia igualmente. Solo que esta vez, el margen de maniobra ya no existía.

Imágenes | KTM, Harley-Davidson

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