Silvio Sabba y Valerio Boni llegaron a Tenuta Roverbella (cerca de Milán) con una idea simple: aguantar 24 horas sobre una Ducati Scrambler Full Throttle de serie y ver hasta dónde llegaba el contador.
El circuito era mínimo, unos 600 metros y dos curvas cerradas que te hipnotizan a la tercera vuelta. Mareo garantizado. Precisamente ahí estaba la gracia: ritmo constante, cero florituras y una moto tal cual sale del concesionario. Lo consiguieron 24 horas después.
1.462 km, 1.158 vueltas y dos pinchazos después
La salida fue a las 14:42. Durante las primeras horas la cosa fluyó, hasta que una raja en el neumático trasero obligó a parar, cambiar de unidad y comerse 15 minutos de sanción programada. Por la noche, otro pinchazo. Esta vez lo salvaron con sellador y a tirar. El objetivo ya no era ir más rápido, sino no romper nada. El anterior registro, unos 650 km, cayó antes de medianoche. A partir de ahí, cabeza fría y manos suaves.
El procedimiento fue el de un intento serio: testigos, cronometraje continuo y control técnico siguiendo las normas de Guinness World Records. La validación oficial está en curso, pero el dato gordo ya está: 1.462,114 km en 24 horas, a una media de 60,94 km/h sobre tierra irregular, con baches, piedras y miles de reducidas. De hecho, calcularon más de 14.000 cambios de marcha. Sí, 14.000.
La motivación no fue tunear nada, sino todo lo contrario. Querían demostrar que una moto completamente estándar aguanta un maltrato así si no haces el bruto. Lo dijo Boni sin rodeos: "Queríamos mostrar que una moto de serie, con neumáticos originales, podía soportar 24 horas de castigo continuo". Y Sabba remató con el reparto de papeles: "Yo puse la parte más explosiva y competitiva, y Valerio la constancia. Entre pinchazos y curvas cerradas, conseguimos construir un récord limpio y repetible".
El contexto importa. En asfalto hemos visto barbaridades como la de Iván Cervantes con la Triumph Tiger 1200 y sus más de 4.000 km en 24 horas; en tierra la historia era otra. Aquí no había autopista, ni aerodinámica que valga, ni velocidad punta: solo gestionar tracción, golpes y fatiga vuelta a vuelta. Que el récord anterior fuese menos de la mitad ya lo dice todo.
No hubo magia, sino método. Un trazado compacto para controlar variables, dos pilotos que se relevan, un plan de paradas pensado para no romper el ritmo y mucha paciencia. Cuando el contador superó el registro anterior, bajaron una marcha en la cabeza, vigilaron temperaturas y llegaron con margen. Lo justo para que una Scrambler de serie saliese de la prueba con más crédito del que entró.
Los números, sin maquillaje: 1.462,114 km, 1.158 vueltas, 24 horas clavadas, 60,94 km/h de media y más de 14.000 cambios. Dos pinchazos, un cambio de moto y cero excusas. Lo único que querían demostrar es que con una moto de serie también se puede.
Imágenes | World Guinness Record
En Motorpasión Moto | Comprarse una moto clásica empieza a ser un negocio redondo en España. El truco está en un cambio en la ley
Ver 0 comentarios