Michelin Pilot Road 4, prueba (talleres en circuito)

Michelin Pilot Road 4, prueba (talleres en circuito)
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Después de habernos estudiado bien la teoría de los Michelin Pilot Road 4 dentro de uno de los boxes acondicionados a tal efecto en el Circuito de Monteblanco, Sevilla Huelva, llega el momento de enfundarnos las equipaciones de moto para poner a prueba unos neumáticos que presumen de muchas cosas. Así que con las expectativas por todo lo alto tenemos ganas de rodar ya para comprobar de primera mano si es verdad todo lo que nos han contado.

El plan del día estaba muy claro: nuestro grupo a lo largo de la mañana iría a tres puntos distintos del circuito onubense, en cada uno había un taller en el que con un pequeño briefing previo nos explicarían las actividades a realizar. Primero iríamos al taller de seguridad, luego al taller de frenada en mojado y por último al taller de confianza. Por último, después de comer, deberíamos elegir de todas las motos allí presentes dos para realizar una ruta de casi 150 kilómetros por los alrededores. ¡No pinta mal la cosa!

Michelin Pilot Road 4: taller de seguridad

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Soy de esos que sólo sacan la moto cuando hace bueno y el suelo mojado me da bastante respeto, así que más valiente que nadie salí el primero a probar eso del agua que nos tenía preparado Michelin. El primero de los denominados talleres corresponde a una pequeña porción previamente regada del circuito de Monteblanco en el que nos teníamos que centrar en cuatro puntos. Comenzamos con una curva doble de izquierdas cuyo ángulo iba decreciendo, algo técnico para ir tomando contacto con el Pilot Road 4 y ver las primeras pistas de cómo se iba a comportar sobre el asfalto mojado.

Al salir de esas curvas lentas metíamos marchas hasta llegar a una pequeña recta limitando la velocidad a 100 o 110 kilómetros por hora y frenar con fuerza (sólo con el tren delantero y el embrague pisado) hasta detener la moto mientras veíamos saltar el indicador del ABS del cuadro de la pequeña Kawasaki ER6-N. Sería el primer acto de fe de la jornada, ¿qué mejor forma de romper el hielo?. Pese a que el ABS no paraba de decirnos que algo raro estaba pasando no tuvimos ningún movimiento extraño en la dirección en las cuatro veces que hicimos cada uno el experimento.

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El siguiente punto crítico estaba justo después, una curva de segunda, lenta, en cuyo ápice había un pequeño desnivel que provocaba una considerable balsa de agua. El líquido elemento aquí tampoco fue capaz de que la pequeña Kawa menease la cabeza y pasaba sobre el charco como Moisés separando las aguas del Mar Rojo en el Éxodo al mismo tiempo que trazaba la curva. Por supuesto que si hubiéramos buscado los límites abriendo gas a tope con la moto inclinada en plena bañera habríamos encontrado pérdidas de tracción, pero la actividad consistía en simular situaciones reales, no comportamientos irracionales buscando una caída.

A continuación el siguiente punto clave, una zona a la que llegábamos a 70 kilómetros por hora y debíamos detener la moto al mismo tiempo que girábamos bruscamente a la izquierda, como una de tantas puertas de coche que se abren a nuestro paso en ciudad mientras llueve. De nuevo el comportamiento es neutral y preciso. En las cuatro pasadas por éste punto podíamos entrar cada vez un poco más rápido buscando algún fallo o pérdida de adherencia pero no lo encontramos. Posiblemente los límites de éste neumático en agua estén muy por encima de lo que el sentido común de la mayoría de los motoristas podemos pensar.

Michelin Pilot Road 4: taller de frenada en mojado

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Entre los platos fuertes del día nos encontramos al llegar al segundo de los talleres la que iba a ser una de las pruebas más relevantes de la jornada. Dentro del trailer de Michelin nos esperaba Alexandra Curat para explicarnos que íbamos a tener dos Yamaha FZ8 dotadas de "sistema antivuelco" y medidor GPS para controlar con precisión los resultados en frenada de cada una de nuestras pasadas sobre una pista de epoxi absolutamente empapada que simularía un entorno de superficie ultra-deslizante.

En la primera de las FZ8 que teníamos que coger los neumáticos eran otros, de un competidor con cifras bastante dignas pero que iba a ser humillado brutalmente, y cuyo nombre no revelaré pero su nombre empezaba por Metzeler y terminaba por Interact. Tras tres pasadas llegando a la superficie deslizante a 50 kilómetros por hora y usando sólo en freno delantero al máximo en un acto de fe con la confianza que te dan el ABS y un par de ruedines como los de las bicicletas de los niños pero a lo bestia los resultados necesarios para detener la Yamaha estaban en torno a los 42 metros.

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Con la segunda de las FZ8 y los Michelin Pilot Road 4 llegaba la prueba de fuego manteniendo el resto de variables intactas. Misma moto, mismo peso, misma pista, mismo grado de humedad y misma velocidad. Bueno, en realidad la velocidad la fuimos aumentando a posta para forzar los resultados pero al final de la jornada de talleres en un briefing con el resto de grupos se juntaron en una tabla todos los resultados de esta prueba y las conclusiones saltaban por sí solas.

De media los Michelin Pilot Road 4 eran capaces de parar la moto del orden de 9 metros antes que los otros neumáticos. A 50 kilómetros por hora 9 metros es una diferencia considerable, concretamente en torno al 20% o, en una unidad de medida más material y mundana, dos coches. Os puedo asegurar que todo el grupo quedamos impresionados con la comparación directa en ésta prueba, ninguno imaginábamos que la diferencia fuera a ser tan grande y menos en un entorno tan hostil como una pista entera cuya superficie es más deslizante que un paso de cebra empapado.

Michelin Pilot Road 4: taller de confianza

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Habiendo conocido las bondades del Michelin Pilot Road 4 se me venía a la cabeza una duda. Si un neumático es tan bueno en mojado digo yo que tendría que pecar en seco, ¿no?. O por lo menos resultar duro, o que cueste meterlo en temperatura, o que sea incapaz de mantener la compostura... Pues en el último taller de la mañana, al que llamaron taller de confianza, lo íbamos a poner a prueba a bordo de dos motos que no tenían nada que ver, en la parte más amplia del trazado de Monteblanco y con la pista completamente seca.

Íbamos a dar cuatro vueltas con cada moto en grupo detrás de un monitor de Michelin, yo me decanté primero por subirme a la pequeña Yamaha MT-07, una naked de media cilindrada que con 689 centímetros cúbicos, 179 kilos en orden de marcha y 75 caballos de potencia podría resultar divertida siempre y cuando los neumáticos se lo permitieran. Salimos a pista, una vuelta de contacto para conocer la pista y a medida que nos calentamos y le pedíamos más al monitor él nos respondía incrementando el ritmo sobre su Triumph Speed Triple.

Mediada la segunda vuelta íbamos cogiendo ya un ritmo considerable, tanto es así que en una parabólica de izquierdas me encontré rozando la deslizadera. Sorprendido pensé que no podía ser, estaba sobre una moto de manillar ancho con suspensiones tirando a ser bastante blandas una vez estás metido en circuito, pero la verdad es que sí estaba ocurriendo. La confianza que me faltaba debido a unas suspensiones demasiado blandas me la estaba dando un neumático que si bien no está enfocado para su uso en circuito es capaz de mantenerte con la rodilla en el suelo en un circuito desconocido, sobre una moto desconocida y tan sólo después de tres vueltas. Sobra decir que cuando voy con mi moto a circuito me tomo hasta la segunda tanda, una vez bien calentada la moto, los neumáticos y el piloto para empezar a plantearme tocar con la rodilla.

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La segunda de las motos con las que íbamos a rodar estaba muy lejos de ser una deportiva, de hecho no había ninguna en toda la presentación porque para ellas hay otras opciones. Nos tocaba subirnos a lomos de una vieja conocida, la BMW R 1200 RT de penúltima generación (prueba). Tal y como dice el nombre de éste último taller teníamos que tener confianza con los neumáticos y meter a una gran rutera a dar vueltas en un circuito es una prueba bastante exigente.

Con éstas motos que superan los 300 kilos en orden de marcha podíamos aguantar el ritmo de las Yamaha MT-07 sacando un poco la lengua y santiguándonos mientras rozaba el caballete por el suelo. En curvas no había ningún meneo y eran capaces de sujetar a las BMW en plena inclinación. En el momento de abrir gas podías aprovechar para mantener la inclinación y hacer girar a la R 1200 RT forzando las geometrías para luego levantar la moto y enroscar el acelerador al máximo, no había pérdidas de tracción.

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No son motos que alcancen velocidades vertiginosas en el limitado espacio de un circuito pero al llegar el momento de parar antes de entrar en la curva sí que encontramos algún titubeo. No estoy seguro al 100% pero me pareció más una reacción propia del particular sistema de suspensión Telelever, aun así no era nada alarmante, sólo un aviso para que aflojases un poco el ritmo ya que estabas llevando un poco más lejos de la cuenta una moto que no estaba pensada para ello.

De tal modo que sí, los Michelin Pilot Road 4 aportan confianza a raudales, pero no sólo en seco sino también en mojado. Precisamente allí es donde sacan a relucir lo mejor de sí mismos pero si te los compras para llevar en tu naked y un día se te pone a tiro una jornada de tandas en circuito puedes ir con garantías. Eso sí, su vida se verá reducida de forma prematura.

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