Un motero muy colgado hace parapente extremo con su moto y está al borde de la tragedia. Pero acaba como un campeón

Un motero muy colgado hace parapente extremo con su moto y está al borde de la tragedia. Pero acaba como un campeón
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Como bien apunta la RAE "hay que tener bemoles" para hacer algo sorprendente, llamativo. Hay que tener buenos bemoles para tirarse en moto por un acantilado con un parapente a la espalda. Y no es obra de Tom Cruise en su última de 'Misión Imposible'. Es cosa de un friki (demasiado) de las motos.

Tom Pagès, un profesional del Freestyle Motocross (FMX) ha protagonizado la épica de tirarse por un acantilado mientras hace "speedriding", una modalidad de parapente, con el ligero detalle de que en esta ocasión va sentado sobre una moto y no suspendido en el aire.

Menos de dos minutos de taquicardia constante

Al bueno de Tom Pagès se le atribuyen muchas locuras en moto. Muchas. Desde hacer trucos al borde de la tragedia hasta saltos extremos en moto desde montañas. Pero probablemente la de hoy haya sido una de las más peligrosas que haya protagonizado.

El "speedriding" es adrenalina pura. Es una forma de parapente deportivo de invierno, pero con un ala de superficie pequeña. Es de alta velocidad, y combina el esquí y parapente fuera de pista. Aunque lo del esquí lo podemos cambiar, y solo para esta ocasión, por una moto de motocross.

El caso es que Tom, que para este vídeo con Red Bull está en los Alpes, se sube a lo más alto de una montaña para encender el motor de la MX y tirarse por el barranco con ella. Literalmente. Evidentemente tiene el 'seguro' del parapente detrás, lo que le hace volar por los aires.

Tom 3

En una espectacular combinación de maniobrabilidad y momentos de auténtica taquicardia. En ciertos momentos, mientras planea al raso de la montaña, está a punto de tocar contra el suelo vertical a una velocidad considerable en la que no hubiese aterrizado cómodamente. Al borde de la tragedia, pero no.

Hay que tener en cuenta que la moto, además, pesa más de 100 kilos, a lo que habría que sumar el peso del propio piloto. Para el parapente eso es una complicación extra, pues la agilidad va en detrimento, y las rasantes en las que está a punto de colisionar son la mejor prueba de ello.

Lo bueno de esta historia es que tiene final feliz. A velocidades de más de 100 km/h, Tom logró aterrizar la moto exitosamente al mismo tiempo que descendía de la montaña. A sus 39 años el piloto de motos acaba de crear un nuevo deporte de riesgo.

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