John Fernández
Fantic, uno de los fabricantes más emblemáticos de Italia, está pagando muy caro su apuesta por la movilidad eléctrica. Según revela Motorrad, la compañía acumula una deuda de 136 millones de euros y se ha visto obligada a acogerse a una moratoria judicial de seis meses para evitar la quiebra.
El problema no son sus motos. Modelos como la Caballero 500 o la Enduro XEF 450 tienen demanda. El desastre está en los patinetes y bicicletas eléctricas que inundan sus almacenes.
La culpa es de los patinetes y las bicis eléctricas
Productos que no logran salir al mercado y han asfixiado la liquidez de la empresa. Fantic apostó fuerte por ese segmento tras la pandemia, cuando las ventas de bicis eléctricas parecían imparables. Pero el boom se desinfló, la movilidad eléctrica urbana no despegó en Italia y ahora el fabricante se ahoga en su propio stock. Algo similar a lo de KTM, pero con patines.
La situación se agrava con la falta de componentes: muchos proveedores, tras el impago de KTM (con la que Fantic compartía cadena de suministro), exigen ahora pagos por adelantado. Sin piezas, no hay motos. Y sin motos, no entra dinero. Un círculo vicioso que ha puesto a la empresa contra las cuerdas.
A todo esto se suma una expansión demasiado ambiciosa: desde que VeNetWork compró Fantic en 2014, la marca pasó de fabricar unas pocas motos off-road a producir 20.000 unidades anuales, incluyendo scooters eléctricos, e-bikes, y hasta bicicletas urbanas. También adquirió Minarelli, entró en competición (Moto2, Dakar, MXGP) y se alió con Yamaha para montar motores japoneses en sus Caballero 700.
La buena noticia: Fantic no está sola. VeNetWork y el gigante cementero Buzzi están inyectando capital y han puesto al frente al veterano Costantino Sambuy (ex-Piaggio, ex-Peugeot). El plan de rescate ya está en marcha y pasa por centrarse en lo que mejor saben hacer: motos con alma, no juguetes eléctricos que nadie quiere.
Si todo va bien, Fantic espera volver a acelerar en 2026. Pero el aviso queda claro: apostar a ciegas por la movilidad eléctrica puede acabar con una marca histórica. Y Fantic no es la única que podría aprenderlo por las malas.
Imágenes | Fantic
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