Ni Lupin se atrevió a tanto: solo quedaba una moto así en el mundo, y han pegado el golpe del siglo con ella

La moto, propiedad del bisnieto de su diseñador y guardada bajo múltiples medidas de seguridad, ha desaparecido sin dejar rastro

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John Fernández

Seguramente no te suene, pero atento: una Riley de 1904, con 121 años de historia a sus espaldas, ha sido robada en el este de Inglaterra. No hablamos de una clásica rara ni de una pieza de museo más o menos exclusiva.

Hablamos del que se considera el único ejemplar conservado en todo el mundo, de una de las primeras motos fabricadas por Riley, una marca que acabaría siendo clave en la historia industrial británica... Y del mundo también.

Una reliquia imposible de vender y aún más difícil de reemplazar

La moto pertenecía a Bill Fellows, bisnieto del hombre que diseñó aquel modelo a principios del siglo XX. Estaba guardada en un remolque cerrado, dentro de un granero de hormigón, en un recinto vallado y con el acceso bloqueado con candado. Aun así, entre la tarde del lunes y la mañana del martes, alguien cortó la entrada y se la llevó junto a varias herramientas de menor valor.

Fellows asegura que nadie, fuera del entorno más cercano, sabía que esa moto estaba allí. Por eso cree que no fue un robo planificado al detalle, sino más bien un golpe oportunista que acabó llevándose por delante una pieza irreemplazable. Cuando entró al granero y vio el hueco vacío, lo describe como una mezcla de horror y absoluta incredulidad. Dice que aún hoy le cuesta asumirlo.

La Riley había sido adquirida por la familia hace unos siete años y desde entonces se invirtió una cantidad importante de dinero en devolverla a su estado original. Más allá de su valor económico, que ronda las 10.000 libras, el golpe es simbólico y familiar. Solo existe otra unidad similar (que no igual) en todo el mundo, y está en Canadá.

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No es, además, una moto usable en el sentido moderno del término. No tiene embrague, no dispone de transmisión convencional y arrancarla es casi un ritual mecánico: pedalear, accionar la descompresión, ajustar mezcla y encendido y confiar en que todo esté en su sitio. Cuando el motor gira, la rueda lo hace directamente. Una máquina fascinante, pero totalmente impráctica para circular hoy.

Precisamente por eso, su propietario duda de que pueda venderse con facilidad en el mercado negro. Es demasiado reconocible, demasiado extraña y demasiado conocida ahora mismo. Confía en que la presión pública haga que aparezca, aunque sea abandonada en una cuneta o devuelta a cambio de la recompensa que está dispuesto a ofrecer.

La policía de Suffolk ha abierto una investigación y ha pedido colaboración ciudadana, recordando que cualquier información puede ser clave para recuperar la moto. Mientras tanto, el caso vuelve a poner sobre la mesa un problema que en el Reino Unido es casi estructural: el robo de motos sigue siendo una lacra incluso cuando lo que hay detrás de la puerta no es una moto moderna, sino un pedazo de historia.

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