Probamos la Yamaha MT-09 Y-AMT: sin maneta de embrague ni pedal de cambio, pero con buenas sensaciones
De las cosas que más valoramos los moteros son las sensaciones. En muchos casos cuando definimos si una moto es buena o mala es en función de cómo nos hagan sentir, más allá de si van mejor o peor o si es 0,2 segundos más rápida en el 0-100 km/h que otra de la competencia.
Hemos probado la última Yamaha MT-09. ¿Otra vez? Pues sí, pero en este caso con la innovación estrella de la marca japonesa: el cambio Y-AMT (Yamaha Automatic Manual Transmission). Es hora de ver si una moto de marchas que funciona sin meter marchas si no quieres mantiene las sensaciones o se las ha dejado junto a la maneta de embrague y el pedal del cambio.
Yamaha Y-AMT: adiós al embrague
Lo anunciaron este verano y ahora ya lo puedes comprar en los concesionarios de la marca. ¿Su precio? La diferencia es de 500 euros, por lo que la Yamaha MT-09 se queda en 11.799 euros y la versión para el carnet A2 en 11.499 euros.
Llega para unirse a la nueva generación de cambios automáticos que hemos podido ver en BMW, KTM, Honda o Kawasaki en sus motos híbridas. Todos han llegado a lo largo del último año, cada uno con sus diferencias, y ahora le toca el turno a los de Iwata.
No nos vamos a liar hoy demasiado hablando de la moto en sí porque es exactamente la misma Yamaha MT-09 que ya conocemos. Es la última evolución del modelo movido por el fantástico motor CP3 tricilíndrico de 890 cc con 120 CV y 93 Nm de par motor.
La parte ciclo es exactamente la misma que equipa suspensiones regulables, frenos de disco con bomba y pinzas radiales y unas geometrías de naked cañera, además de una electrónica mejorada con IMU de siete ejes. En la ficha técnica solo hay un cambio: el peso. El sistema Y-AMT añade 2,8 kg sobre la báscula para dejar la cifra total en 196 kg.
A nivel visual sólo podremos diferenciar a las MT-09 con cambio Y-AMT por dos grandes ausencias: no hay ni pedal del cambio ni maneta de embrague. ¿Se les han olvidado? No. Los han quitado a propósito.
En su lugar y solo si nos fijamos mucho veremos que en la parte trasera-superior del motor hay dos aparatos añadidos escondidos bajo tapas de plástico. Son dos motores eléctricos, uno a cada lado. Uno actúa sobre el sistema de embrague y otro hace lo propio sobre el eje del cambio.
¿Y qué sentido tiene sacar un cambio automatizado en una Yamaha MT-09? De entrada puede parecer una idea un poco rara calzarle este tipo de sistema a una moto de corte deportivo como es la naked de Iwata, pero tiene lógica.
Por lo que pudimos hablar con los responsables de la marca este lanzamiento se ha planteado así para probar que una innovación que en teoría está enfocada al confort no tiene que estar reñida con las sensaciones. Y lo cierto es que funciona.
¿Merece la pena? A priori, pues depende. Si valoras la comodidad de uso, el olvidarte de eso de tener que subir y bajar marchas, si haces mucha ciudad, o si tienes alguna lesión o problema de fuerza o movilidad en la mano o el pie izquierdos es una buena opción. Además que aparte del cambio Y-AMT también se incorpora el sistema keyless de arranque sin llave (y apertura del tapón de llenado).
Si todo esto te resulta irrelevante y prefieres ser tú el que cambie siempre tirando de maneta y pedal pues entonces no, pero hay circunstancias en las que yo al menos sí he agradecido poderlo usar, ya fuera en modo manual o automático. Vamos al lío.
¿Cómo funciona el cambio automático de Yamaha?
Arrancas la moto como en cualquier otra pero no hay embrague. En su lugar pulsamos un botón y se engrana primera sin pisar para meter marcha. Ahora solo hay que abrir gas y la MT-09 se empieza a mover. Más rápido o más despacio, depende de cuánto gires el puño derecho. Frenas para detenerte y vas a coger el embrague. Fail. No hay maneta. La moto no se cala.
Haciendo una conducción deportiva los cambios de marcha se realizan de manera rápida y precisa. De una forma más rápida y precisa que el mejor de los cambios que puede hacer un humano y sin la posibilidad de fallar un cambio de marchas por no colocar bien el pie o hacer un movimiento incorrecto.
El modo manual funciona siempre tal y como lo esperas: pulsas un botón y automáticamente la MT-09 sube o baja una marcha. Siempre de manera efectiva y exactamente en el mismo lapso de tiempo entre marchas.
Es cierto que el cambio semiautomático de tercera generación estrenado por la última de las MT-09 ya nos pareció un sistema extremadamente bueno que añadía la posibilidad no solo de subir y bajar marchas sin embrague, sino también de subir marchas con el gas cerrado y bajar marchas con el gas abierto y casi a cualquier régimen.
Este sistema robotiza ese cambio y lo lleva un paso más allá. A golpe de botón siempre engranaremos la velocidad que creamos más apropiada sin que la electrónica intervenga, pudiendo llevar el régimen de revoluciones hasta el corte o aguantando marchas en la zona baja. Obviamente por seguridad si vamos a bajar más marchas de la cuenta y vamos a sobrerrevolucionar el motor, no nos dejará bajar esa marcha.
Los cambios los haremos con unos nuevos botones (que son la misma leva en realidad con dos extremos: + y -) y podremos utilizar el dedo pulgar para bajar de marcha y el índice para subir. La ergonomía es buena y los cambios son cómodos, aunque sí mejoraría la piña, ya que al haber tantos botones ahora queda un poco saturada y hay que acostumbrarse bien qué tocamos con el pulgar porque podemos fallar entre las intermitencias, el claxon o el cambio.
Las costuras entre marchas sí se siguen notando porque al final el sistema de cambio y transmisión es básicamente el mismo, por lo que las sensaciones de conducción no varían. Solo cambia la manera en la que hacemos los cambios de marcha. Cambiamos una maneta apretando un embrague (solo en parado) y un pie empujando arriba y abajo un pedal por dos dedos moviendo una leva.
Sí me ha parecido que las subidas de marcha se pueden enlazar muy rápido subiendo varias marchas de golpe pero en las reducciones si aguantamos mucho y queremos bajar dos o tres marchas hay que dejarle respirar una décima de segundo al botón o a la segunda (o tercera) pulsación no reducirá.
En el modo automático tenemos dos modos de funcionamiento: D y D+. En ellos el sistema se encarga de absolutamente todo lo relacionado con el cambio, desde embragar y desembragar hasta controlar los cambios de marcha y regular los regímenes de giro en función del ritmo al que estemos rodando, con el D+ permitiendo un tacto más deportivo a un rango más alto.
El modo D es perfecto para aquellos que hagan mucha ciudad, sufran muchos atascos o hagan rutas a ritmo tranquilo. Va a priorizar siempre que la moto vaya a un rango bajo de revoluciones. Personalmente me ha venido de perlas porque nos ha llovido bastante en algunos puntos y olvidarnos de tener que jugar con el cambio en escenarios delicados se agradece.
En el modo D+ tanto la electrónica del motor como las ayudas de conducción se afilan un poco más para ofrecer algo más de picante. Se puede rodar a un ritmo alegre con un comportamiento del cambio muy similar al de como nosotros rodaríamos, dejando que la moto vaya revolucionada y haciendo los cambios cuando toca.
Habría que afinar un poco más el comportamiento del sistema cuando rodamos a baja carga de gas y queremos aguantar la marcha porque a veces pasa a la siguiente, o cuando estamos dejando correr la moto en una curva y de pronto nos baja una velocidad. También en recuperaciones fuertes cuando nosotros bajaríamos dos marchas el D+ suele bajar solo una, pero al fin y al cabo es un sistema electrónico, no es telepatía.
Un sistema innovador con comportamiento muy humano
En cualquiera tanto en el modo automático como en el manual, el funcionamiento del embrague es muy bueno tanto en las salidas desde parado, como moviéndonos a muy baja velocidad maniobrando como cuando nos vamos a detener por completo.
También en tanto en modo manual como automático, siempre que nos vamos a detener, el sistema baja a primera velocidad y acciona el embrague. Es imposible que se cale. Nunca.
Yamaha ha conseguido que el sistema se sienta muy humano y simplemente tendremos que regular el ímpetu del mando del gas para movernos más o menos rápido. Solo hay un punto en el que eché de menos tener una maneta de embrague: cuando queremos aguantar la moto en parado en una cuesta o para hacer una salida rápida en una incorporación.
Después de todo esto, Yamaha ha demostrado que su sistema de cambio funciona en una naked deportiva. Lo mejor de todo es que ahora que llega el EICMA 2024 en breve los responsables de la marca nos han asegurado que vamos a ver un buen puñado de modelos que van a recibir este sistema.
Ya sabemos que por supuesto una candidata ultra-lógica es la Yamaha Tracer 9 con la que la MT-09 comparte el motor CP3 así que se convertirá en una rutera aún más efectiva, pero es muy posible que el mismo sistema lo veamos también en el bloque CP2 para las populares MT-07, Ténéré y también la Tracer 7. Aunque seguro que nos dejamos alguna más en el bote.
Yamaha MT-09 Y-AMT 2025 - Valoración
7,7
A favor
- Tacto natural del sistema
- Estéticamente casi inapreciable
- Funcionamiento rápido y preciso
- Sobreprecio incluye sistema keyless
En contra
- Algunas reducciones imprevistas en modo automático
- No baja de marchas tan rápido como sube
- Ergonomía de la piña izquierda ligeramente confusa
Los cambios automáticos parece que están de moda. La última en llegar ha sido Yamaha, y lanza una propuesta única con un cambio y embrague robotizados que abre una puerta muy amplia a otras motos de la marca.
Si el quickshifter de tercera generación ya iba bien en la MT-09, este sistema es el complemento perfecto para quienes se quieran olvidar de cambiar de marcha, busquen un punto extra de confort o necesiten una ayuda por cuestiones de movilidad.
Funciona de forma natural y no está reñido con las sensaciones deportivas, y lo mejor es que ni viene acompañado por un sobreprecio excesivo ni llama la atención a nivel estético. Habrá que fijarse mucho para distinguir de lejos si el Y-AMT está equipado o no.
Yamaha MT-09 Y-AMT 2025 - Ficha técnica
motor |
|
|
---|---|---|
|
Tipo |
Tres cilindros en línea refrigerado por agua, DOHC, cuatro válvulas por cilindro |
|
Cilindrada |
890 cc |
|
Potencia máxima |
119 CV a 10.000 rpm |
|
Par motor |
93 Nm a 7.000 rpm |
|
Diámetro x carrera |
78 x 62,1 mm |
|
Inyección |
Inyección de combustible electrónica |
|
Transmisión |
Seis velocidades, embrague antirrebote |
|
Transmisión final |
Cadena |
CHASIS |
|
|
|
Tipo |
Tipo diamante de acero |
|
Suspensión delantera |
Horquilla invertida de 41 mm, 120 mm de recorrido |
|
Suspensión trasera |
Monoamortiguador ajustable en precarga, 117 mm de recorrido |
|
Rueda delantera |
120/70-17 |
|
Rueda trasera |
180/55-17 |
|
Freno delantero |
Doble disco de 298 mm con pinzas monobloque de anclaje radial de cuatro pistones, ABS |
|
Freno trasero |
Disco simple de 245 mm con pinza de doble pistón, ABS |
DIMENSIONES Y PESOS |
|
|
|
Peso en orden de marcha |
196 kg |
|
Avance |
24,7º |
|
Lanzamiento |
108 mm |
|
Longitud |
2.090 mm |
|
Anchura |
820 mm |
|
Altura |
1.145 mm |
|
Altura del asiento |
825 mm |
|
Distancia entre ejes |
1.430 mm |
|
Depósito |
14 litros |
PRECIO |
|
11.799 euros |
Los gastos asociados a esta toma de contacto han sido asumidos por la marca. Para más información, consulta nuestra guía de relaciones con empresas. El equipamiento utilizado durante la prueba ha sido: Casco Arai RX-7V Evo, cazadora Spidi Rebel, pantalones Rev'It! Piston y botas Rev'It! G-Force H2O.