En este verano desierto de noticias un anuncio de MotoGP ha pasado relativamente desapercibido. Eso de que la categoría reina, y también las inferiores, vayan a usar gasolina verde no parece el tema estrella del verano, pero detrás se puede esconder una de las claves sobre quién será campeón del mundo en 2027.
El combustible sintético es una tecnología que de momento está tan poco desarrollada que tener al suministrador que vaya más aventajado puede ser tan decisivo como tener a Marc Márquez para ganar el mundial. Ahora mismo cada marca de MotoGP tiene a su suministrador, y lo único seguro es que la factura va a subirle mucho a todos los equipos.
El combustible sintético es diez veces más caro que el fósil que se usa actualmente
Combustible sintético. Suena como uno de esos temas técnicos que desde Dorna consideran de poco interés para el aficionado de MotoGP, pero detrás de él se puede esconder la clave sobre quién será campeón del mundo en 2027 y en años posteriores. Porque sí, la gasolina verde mete en MotoGP una variable hasta ahora inexistente.
En la actual MotoGP hay seis suministradores de combustible. Ducati trabaja con Shell, el socio de Yamaha es TotalEnergies, a KTM lo suministra ExxonMobil, con Honda está Castrol, Aprilia usa BP y el Trackhouse, el único equipo satélite que va por libre respecto a su oficial, está asociado con Gulf. Contratos en casi todos los casos variables hasta 2027.
La clave es que, a pesar de la variedad de suministradores, el combustible fósil actual está tan desarrollado que apenas hay diferencia de rendimiento entre ellos. Pero eso podría cambiar radicalmente en 2027. La tecnología de combustibles sintéticos está tan en pañales que estar avanzado en ella podría suponer una ventaja competitiva clave.
Además, hay otro factor que empieza a preocupar a los equipos. Sea más o menos competitiva, hay una realidad inevitable del combustible sintético: es caro, muy caro. La Fórmula 1 usará esta gasolina verde un año antes que MotoGP, en 2026, y los equipos se han encontrado con la sorpresa de que la factura se ha multiplicado por diez.
Al fin y al cabo, es una tecnología cuya producción aún es costosa entre otras cosas porque apenas está extendida en la sociedad. Más bien, MotoGP, la Fórmula 1 y otras competiciones del motor serán el conejillo de indias para experimentar y desarrollar con una tecnología que podría evitar que las carreteras se llenen de vehículos eléctricos y evitar la renovación de la flota.
Así que para 2027 se esperan cambios en los motores, en la aerodinámica, en los neumáticos y hasta en los pilotos, pero lo más importante podría ser tener un buen suministrador de combustible.
Imágenes | Michelin
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