Hay gente que se levanta un día y decide hacer cosas raras. Algunos se hacen ultramaratonianos. Otros compran monos. Y luego está Matthew Lach, fundador de Axiom Diesel Cycles, que ha decidido que el mundo necesita motos diésel de 24 CV.
La premisa no suena del todo mal si vienes del mundo de los camiones o conduces una Hilux diésel: motores indestructibles, mucho par motor, consumo contenido... Pero también peso, traqueteo y una entrega de potencia que no invita precisamente a subir de vueltas y rozar estriberas. Aun así, Axiom cree en el sueño. Y lo ha hecho real. El diésel vuelve a las motos (o quiere volver, al menos).
Axiom Diesel Cycles apunta alto
En Columbus, Ohio, hay una empresa que lleva desde 2019 peleando contra la lógica del mercado y contra las leyes de la física: Axiom Diesel Cycles. Su cruzada es sencilla de entender pero difícil de justificar: fabricar motocicletas custom con motor diésel. No híbridas, no experimentales, no prototipos locos de salón. No. Motos diésel reales, de serie, que puedas comprar y aparcar junto a una Harley o una Indian. Porque, según ellos, ahí hay un hueco.
Su gama tiene dos modelos: la Knight, que es la 'barata' (entre comillas porque son 49.500 dólares), y la Paladin, la joya de la corona (54.500 dólares).
Lo interesante de estas dos motos es que ambas montan un motor turbodiésel Doosan de tres cilindros y 1 litro que entrega unos ridículos 24 CV y tienen un par motor de 45 Nm. Para ponerlo en contexto: una Honda Rebel 500 los deja en evidencia, y una Royal Enfield Classic 650 los humilla.
¿Entonces qué ofrecen? Personalidad, rareza, y un aura muy particular con estética retrofuturista, componentes premium como frenos Brembo y suspensiones ajustables, y un chasis de acero hecho para resistir el apocalipsis.
En un mundo donde todas las motos tienden a parecerse, alguien ha decidido que la respuesta está en un bloque diésel industrial de 1 litro. No porque tenga sentido, sino precisamente porque no lo tiene del todo. Ahora una marca se replantea los cimientos de algo que ni los más grandes se habían atrevido.
Existe un conocidísimo precedente: las motos de los marines estadounidenses. La idea de los marines era tener una moto diésel para unificar la utilización de combustible para su parque móvil. Desde tanques, aviones, camiones, coches... Y también motos como esta. La base de la moto era una Kawasaki KLR650, robusta y ágil a la que equiparon un motor diésel.
Rendía, y rinde 30,4 CV con su motor de 611 cc y su sistema de alimentación y cámara de combustión. Era pesada (167 kg), lenta (90 km/h de media), pero consumía poco (2,5 litros). Y por supuesto, sonaba y se sentía como un verdadero tractor.
Imágenes | Axiom, Utopian