El dominio chino sobre las dos ruedas ya no es un futurible, es una realidad. Y el mejor escaparate de ello se llama CIMA, el China International Motorcycle Trade Exhibition, celebrado este fin de semana en Chongqing.
Un salón que, con sus cifras, ya puede mirar de tú a tú a gigantes como el EICMA de Milán. Y está muy cerca de pasarlo por encima. Es solo el reflejo de todo lo que China está haciendo, y va a hacer (porque sí, todavía les queda mucho camino por recorrer).
El escaparate chino que quiere desbancar a Milán
Para hacernos una idea, en su jornada inaugural, más de 86.000 personas pasaron por el centro de exposiciones internacional, una cifra que casi iguala en un solo día lo que Motorcycle Live de Reino Unido reunió en nueve jornadas enteras.
Puede que aún esté un poco lejos de los 100.000 visitantes diarios que suele alcanzar Milán, pero la progresión mete miedo: CIMA empezó en 2002 y en poco más de dos décadas se ha convertido en un escaparate global.
Este año reunió a más de 950 expositores de medio mundo, desde Estados Unidos hasta Japón, pasando por Italia, Alemania o Francia. Ya no solo los chinos están interesados en participar allí; es que también van los de fuera de China.
El contexto refuerza el mensaje: en 2024, China exportó 36,7 millones de motos, lo que supuso el 55 % del mercado mundial. Y solo en los siete primeros meses de 2025 ya ha crecido un 31 % interanual. Números que explican por qué cada vez más fabricantes (incluidos los europeos y japoneses) no solo venden en China, sino que viajan hasta Chongqing para enseñar novedades. De hecho, Honda eligió CIMA 2025 para destapar su nueva CB500 Super Four.
El enfoque también es distinto: mientras Europa sigue discutiendo sobre transición energética, en China la movilidad eléctrica ya domina. El pabellón de e-scooters, motos eléctricas y bicis urbanas es tan grande como cualquier otro. Y la propia organización lo deja claro: “la movilidad eléctrica gana importancia creciente”, con un 25,9 % más de exportaciones de vehículos eléctricos en 2024.
El resultado es que CIMA no es ya un salón local, sino un fenómeno global que mezcla lanzamientos, accesorios, cultura motera y hasta festivales paralelos con nombres tan surrealistas como “Livetown of Motorcycles and Hipsters”. Lo que hace apenas una década parecía anecdótico, hoy es un escaparate que bien podría rivalizar (y a medio plazo superar) a Milán como epicentro mundial de la moto.
Imágenes | QJMotor, CFMoto
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