Bulldogs urbanos contra el bullying, o cómo una banda motera con tatuajes y chupas de cuero salva vidas de niños
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Bulldogs urbanos contra el bullying, o cómo una banda motera con tatuajes y chupas de cuero salva vidas de niños

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El bullying es una lacra social que nos persigue desde que existe la injusticia. Por inconsciencia o maldad (más bien esto último) los escolares que denuncian ser acosados cada vez son más, y preocupantes, según los datos.

Ante ellos, los moteros tenemos mucho que decir. Existe un movimiento de moteros con chupas y tatuajes que imprimen carácter rudo con un único fin: utilizarlo para prevenir el acoso y lograr que las víctimas se abran.

Tienen capítulos para luchar contra el bullying en todas las partes del mundo

Urban Moteros 3 2023

Se les conoce como Ubaka (Urban Bulldogs Against Kids Abuse, o Bulldogs Urbanos Contra el Abuso de Niños). Existen en todo el mundo: desde Estados Unidos, donde nacieron, hasta Francia, y su único objetivo es ayudar a los pequeños que sufren la lacra del bullying.

Surgieron hace ya 25 años en América del Norte, pero tan buena causa ha contagiado a otros moteros de todas las partes del mundo, y ya tienen sedes (o capítulos, como los llaman ellos) a lo largo y ancho del globo terráqueo: México, Francia, Suecia, Canadá...

Son moteros de cepa. De esos que viste con tejanos, chupa de cuero, tatuajes y barba desaliñada. Su estilo es puro, pero más puro es el corazón de sus integrantes. Muchos de ellos han sufrido acoso, inclusos abusos. Aunque dependiendo del territorio, no tienen permiso para defender ciertos temas.

Urban Moteros 1 2023

En Francia, por ejemplo, Mignot, quien lidera el capítulo en la Bretaña gala, dice a RFI que "en América del Norte se centran en los abusos infantiles, pero la legislación francesa no nos permitía involucrarnos en eso". No fue impedimento para cumplir una misión: "Así que decidimos ayudar a combatir el acoso escolar".

Vale, son imponentes, no lo negaremos: "Cuando salimos a la carretera, a veces 30 de nosotros en moto, seguro que nos notan". Detrás de cada moto ruidosa y chaqueta de cuero bordada hay unos corazones dispuestos a "hacer saber a los niños y sus familias que no están solos".

"Hay un dicho francés que dice: 'la ropa no hace al hombre', pero no creo que sea cierto", narra el hombre tatuado, con larga barba teñida de blanco, pañuelo y joyas que un día fue guardaespaldas y asesor de seguridad. Así que con su carácter ayudar a los niños en los colegios junto con su grupo de colegas moteros.

Entre los 90 que forman el capítulo francés, cada uno tiene su historia personal; unos sufrieron el bullying en sus carnes, otros lo vivieron a través de amigos, etcétera. Su labor es juntarse para ir en moto a escuelas, conocer a los acosadores y advertirlos "amablemente" de que "dejasen de hacer tonterías".

Charlas, acompañamientos, juegos de rol con los pequeños para evitar estas actitudes, y una fuerte cultura motera que les ayuda a explicar a los jóvenes que "tienes que respetarte a ti mismo y a los demás". Mignot dice que ya han salvado incluso la vida a tres jóvenes que intentaron suicidarse.

Desde luego que estos son moteros de alma, corazón y estilo. Muchos más así hacen falta para acabar con una lacra que en nuestro país ya sufren el 10 % de escolares, según el gobierno.

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