Cuando estrenas neumáticos en tu moto es normal fijarse en dos cosas: las rayas de colores que cruzan la goma y la sensación de que la moto no agarra igual que antes. Ambas tienen explicación, aunque por motivos distintos.
Las famosas rayas de colores tienen su explicación técnica. Sumado a lo de la parafina, son dos de los elementos que todo motero debería conocer antes de subirse a la moto... Al menos uno de ellos, si no quiere acabar por los suelos, literalmente. Y aquí habla la voz de la experiencia (y de las caídas).
La parafina es el enemigo número uno del neumático recién estrenado
Las rayas (azules, rojas, amarillas…) no son decorativas ni aportan información al motorista. Se aplican en fábrica como un código logístico que permite a los operarios identificar rápidamente modelos, lotes y destinos.
En un mercado global con millones de gomas en circulación, estas marcas simplifican la gestión y evitan errores en la distribución. Una vez montada la rueda, ya han cumplido su función. De hecho, desaparecen solas después de recorrer unos pocos kilómetros, porque están pintadas sobre la superficie y el asfalto se encarga de borrarlas. Estas sí que no afectan a la rodadura.
Lo que no desaparece tan deprisa (y ahí está el verdadero detalle a vigilar) es la fina capa de parafina o agentes desmoldantes que los fabricantes aplican para extraer el neumático del molde de vulcanización. Esta película invisible es la responsable de que un neumático nuevo pueda sentirse jabonosillo al principio, con un agarre muy inferior al que ofrecerá una vez rodado. No es un defecto, sino parte del proceso de fabricación.
¿Cuánto tarda en desaparecer? Depende del compuesto y del uso, pero lo habitual es que se necesiten entre 100 y 200 kilómetros de conducción para eliminar completamente esa capa. En ese tiempo el neumático se asienta, gana temperatura de forma uniforme y empieza a trabajar con toda la superficie de goma en contacto con el asfalto.
Por eso conviene extremar la precaución en los primeros kilómetros tras un cambio de neumáticos en moto. Nada de inclinadas bruscas, aceleraciones violentas o frenadas al límite. O te caerás (palabra). La idea es rodarlos con suavidad, incrementando poco a poco el nivel de exigencia hasta que la superficie se limpie por completo. Es la diferencia entre estrenar un juego de ruedas de forma segura o acabar en el suelo por confiarse demasiado pronto.
Así que ya sabes que las rayas de colores son un recordatorio visual de la logística industrial, y la capa de parafina, un recordatorio práctico de que toda goma nueva necesita un período de adaptación. Una vez que ambas desaparecen, lo único que queda es disfrutar del verdadero rendimiento del neumático. Hasta entonces, ojo.
Imágenes | Michelin, Motorpasión Moto
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