Adiós a las carreteras tal y como las conocemos. Unos españoles han inventado la fórmula para hacer asfalto de paja

La paja de trigo puede ser la base para un aditivo que promete asfalto más resistente, duradero y ecológico, reduciendo la dependencia del petróleo

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John Fernández

El futuro de las carreteras podría pasar por los campos de cereal; la literalidad del asunto no es mentira, ni broma. Un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva ha desarrollado un aditivo a partir de paja de trigo que promete asfalto más duradero, menos dependiente del petróleo y, además, más respetuoso con el medio ambiente.

La paja de trigo suele acabar quemada tras la cosecha. Ahora, gracias al trabajo del Centro en Tecnología de Productos y Procesos Químicos (Pro2TecS), este desecho agrícola puede transformarse en un material con aplicaciones en la construcción de carreteras.

De la paja al asfalto: la apuesta española por carreteras más sostenibles

La clave del asunto está en la sililación: un proceso que convierte la paja en pasta de celulosa, la depura y la modifica con silicio para lograr un compuesto compatible con asfaltos y aceites.

"Es biodegradable, renovable y aprovecha un subproducto que normalmente se quema tras la cosecha", explica José Enrique Martín Alfonso, profesor de la Universidad de Huelva y autor del estudio publicado en Carbohydrate Polymers.

El resultado es un aditivo que no solo reduce hasta en un 90% los derivados fósiles que se usan actualmente en el asfalto, sino que también mejora sus prestaciones. En pruebas de laboratorio, este nuevo material ha demostrado mayor resistencia, menor propensión a agrietarse con el calor y más estabilidad frente a la deformación causada por el paso continuo de vehículos.

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El proyecto, financiado dentro de la iniciativa GreenAsphalt, persigue avanzar hacia carreteras ecoeficientes. Si las pruebas en condiciones reales confirman lo observado en el laboratorio, podríamos estar ante una revolución silenciosa en el pavimento de nuestras carreteras.

El siguiente paso será llevar este aditivo a tramos de prueba donde pueda enfrentarse a la circulación real y a diferentes condiciones climáticas. Los investigadores tampoco descartan ampliar la investigación a otros residuos agrícolas como restos de maíz o bagazo de caña.

De un desecho agrícola a un asfalto más limpio y duradero: un cambio de rumbo que podría transformar no solo el estado de nuestras carreteras, sino también la forma de gestionar los residuos del campo.

Imágenes | Universidad de Huelva, Motorpasión Moto

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