John Fernández
Los japoneses lo han vuelto a hacer: han convertido algo tan simple como una faja en el nuevo imprescindible del invierno motero.
Se llama “Mochihada Riders Haramaki Long”, y sí, su propósito es exactamente ese: mantenerte la panza caliente cuando vas en moto. Es el invento revolucionario invernal para los más moteros.
¿Frío en moto? No más
En una época en la que los fabricantes compiten por ver quién mete más baterías, cables o calefactores en una prenda, los japoneses han ido por otro camino. Nada de chalecos eléctricos ni de powerbanks colgando del pecho. El invento de DOPPELGANGER, en colaboración con la veterana textil Wasio, apuesta por la vieja escuela: puro aislamiento térmico, sin enchufes.
El secreto está en el tejido “Mochihada”, desarrollado por Wasio Co., que utiliza la llamada "pila de tipo Washio". Es una estructura de doble capa que atrapa el aire entre los hilos y lo convierte en una cámara aislante natural. El resultado es un efecto termo que conserva el calor del cuerpo en el tronco, justo donde más importa cuando el viento helado te da de lleno en la carretera.
Y no es un detalle menor, atención. Cualquier motorista que haya pasado un invierno serio sabe que cuando el frío se cuela por la barriga, el resto del cuerpo deja de funcionar igual. Se tensa el abdomen, baja la concentración y la sensación de incomodidad se multiplica con los kilómetros. Este haramaki (palabra japonesa que literalmente significa “faja para el vientre”) ataca justo ese problema.
La versión 'Long' es una evolución del modelo original, con más superficie de cobertura y mejor elasticidad. Está pensada para llevar sobre varias capas, se adapta a tallas de entre 82 y 100 cm y, lo mejor de todo, se puede poner o quitar sin quitarse la chaqueta gracias a un sistema de botones frontales. Ideal para regular la temperatura sin tener que desarmarte en mitad de una gasolinera.
Su composición mezcla acrílico, algodón, lana y un toque de elastano para asegurar que se ajusta sin apretar. El resultado es una prenda ligera, flexible y sorprendentemente cómoda incluso en trayectos largos. No necesita cables, no se agota la batería y no pesa más que un par de guantes. En Japón ya lo venden como "el compañero de invierno del motorista sensato", y probablemente tengan razón.
Imágenes | Washio
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