Leyendas moteras que son mentira, o al menos eso parece

Leyendas moteras que son mentira, o al menos eso parece
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El diccionario de la RAE dice que una leyenda es una relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos. Atendiendo a esta definición encontramos unas cuantas leyendas aplicables al mundo de la moto que cumplen al pie de la letra.

Que levante el dedo el que no haya oído nunca aquello de que un buen piloto es capaz de frenar mejor que un ABS, o que unos neumáticos de competición mejoran los tiempos de cualquier conductor. O quién no ha oído (o dicho en primera persona) que se cayó por culpa del mal estado de la carretera o porque lo tiró un coche que hizo una maniobra mal (que puede ser, pero tampoco es lo habitual). Vamos a echar un vistazo a la lista que nos han propuesto en Visordown e intentaremos aportar nuestra opinión personal.

En el apartado de los mitos relacionados con los accesorios milagrosos encontramos dos grandes leyendas. Por un lado están los que afirman que un buen piloto es capaz de mejorar la frenada que te ofrece un ABS. Mientras que por otro, aunque no muy lejos, están los que dicen que el control de tracción les hace ser más rápidos. Ambas afirmaciones son falsas y quizá estén basadas en el desconocimiento de cómo funcionan esos sistemas.

El ABS no mejora la frenada, sólo evita que en caso de emergencia la rueda se bloquee y acabemos en el suelo. Y el control de tracción evita lo contrario, que la rueda pierda adherencia con el suelo por un exceso de potencia que no pueda transmitir al suelo. Así que cuando actúa el ABS no estamos frenando mejor, sino que lo estamos haciendo peor porque estamos empezando a derrapar y la caída está cerca. El control de tracción lo que hace es que limita la potencia que se aplica a la rueda trasera, con lo que si hay menos potencia todo pasará un poco más lento. El resultado es que esa moto no irá más rápida, sino lo contrario.

Neumáticos mágicos, electrónica que mejora tus habilidades, todo falso
Otra leyenda habla de los neumáticos milagrosos que al estar diseñados para usarlos en circuito mejoran tus prestaciones al utilizarlos en la calle. Pues como no te apellides Lorenzo, Márquez o Pedrosa es casi seguro que no serás capaz de calentar esos neumáticos ni la décima parte de lo que necesitan para alcanzar su temperatura óptima de uso. Así que de ir más rápido ni hablar. Igual que ni hablamos de usar unos neumáticos lisos en la calle, donde te vas a encontrar suciedad, gravilla, o en caso extremo agua en la calzada que no podrás esquivar.

Llegando al punto en el que sufrimos un accidente, tampoco es cierto que la mayoría de los accidentes de moto los provoquen los coches. La mayoría de los accidentes que sufrimos los que vamos en moto los provocamos nosotros mismos, en algunas ocasiones por ir a una velocidad inadecuada a la vía, en otras por comportamientos tan inadecuados como circular “picados” con otros. De hecho, según estudios la mayoría de los accidentes de moto que implican otro vehículo ese otro vehículo suele ser otra moto, no un coche. Porque la mayoría de los coches lo que hacen es apartarse o intentar esquivarnos porque nos consideran peligrosos. Y, salvo algún psicópata, la mayoría de la gente no quiere atropellar a nadie.

Esos mismos accidentes suelen incluir la típica frase “no ha sido por mi culpa”. Y no hay nada más peligroso que caerse y no saber qué es lo que ha pasado y por qué nos hemos caído. Vale que puedes caerte por culpa del mal estado de la carretera, pero ¿tan concentrado ibas que no viste la grava o el agujero que te tiró al pisarlo? Las autoridades tienen que conservar en buen estado las vías por las que circulamos, pero por desgracia no son omniscientes ni omnipresentes, y si te caes, el golpe te lo llevas tu, no ellos.

Tampoco existe la moto milagro que sirva para todo
Volviendo al mundo de la mecánica también hay algunas leyendas como la de que un bicilíndrico tiene más tracción que un motor cuatro en línea. Esta leyenda dicen que nació cuando las Ducati dominaban el Mundial de Superbike y las 500 empezaron a funcionar con la distribución de explosiones conocida como Big-Bang. La idea no era mala, pero este tipo de prestaciones requerían neumáticos que fueran capaces de soportar empujones muy bruscos en poco espacio de tiempo, con lo que al final perdían también tracción y derrapaban como con las otras configuraciones. Hasta que llegó la electrónica la solución funcionó, pero los chips se han demostrado más eficaces. O quizá no.

Lo que no parece tener ningún sentido son las afirmaciones de que una moto cara es mejor que una barata, o que una moto nueva es mejor que una moto vieja. No es la primera vez que comentamos que no hay motos malas sino malas compras. Si necesitas un medio de transporte para hacer 50 km diarios no puedes esperar que una 125 sea suficiente. Pero si te mueves sólo por la ciudad esa misma 125 será perfecta. Igual que no puedes pensar que una super-deportiva sea cómoda para llevarte al trabajo o para ir a la compra, porque no es una moto que se diseñó para ese uso.

Seguro que alguno de los razonamientos que he expuesto aquí puede ser rebatido por alguno de vosotros, evidentemente un servidor no está en poder de la verdad absoluta. Pero cuando se oyen comentarios de este tipo no puedo dejar de pensar que quién los dice en voz alta lo único que busca es demostrar que su ego es más grande que su talento a la hora de subirse a una moto. Y esto puede ser un peligro para él y para los que le acompañemos.

Salgamos a la calle a disfrutar de nuestra pasión por las motos, pero hagámoslo con conocimiento y responsabilidad, porque ahí fuera no estamos solos ni la calle es nuestro circuito privado. Y vivir con una lesión a consecuencia de un accidente no es una cosa para tomarse a broma en ningún momento.

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Foto vía Flickr | DJ Grue

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