Las motos de mis sueños, la que pude tener, la que no podré tener y la que quizá tenga

Las motos de mis sueños, la que pude tener, la que no podré tener y la que quizá tenga
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Ha llegado mi turno a la hora de contaros las motos de mis sueños. Ya conocéis las de Albi, Carlos, Morrillu, Fausto y Jesús. Pero como uno ya peina algunas canas me vais a permitir que me ponga por completo el disfraz del Abuelo Cebolleta y os cuente una historia que casi empieza en Sicilia 1911. Menos mal que me he quedado el último con lo de las motos de mis sueños. Las motos de mis sueños las he dividido en tres apartados, las que no fueron, las que nunca serán y las que podrían ser. Más o menos las etapas por las que ha pasado cualquier motero.

Pero no me enrollo más y vamos con ellas.

Derbi Sport Coppa 50, la que pude tener

Derbi Sport Coppa

Corría allá por el año 1984 y con el dinero de la herencia de mi abuela en el bolsillo me puse manos a la obra para buscar aquella primera moto que iba a entrar en mi garaje y que estaba totalmente prohibida en mi casa. No descubro nada nuevo si os digo que en casa mis padres me prohibían sistemáticamente subir en cualquier moto, mientras que yo lo que hacía era sistemáticamente subirme en todas las motos que podía.

Como ya he dicho tenía dinerito fresco en el bolsillo. Y con ese dinerito me fui al concesionario Derbi de Alicante para enterarme de lo que costaba una moto que había visto en algunas revistas y que casi me quitaba el sueño. Estoy hablando de la Derbi Sport Coppa 50. Una veterana, que en aquel momento era de lo más a lo que podía aspirar un chaval de 14-15 años.

La Derbi Sport Coppa 50 apareció en el mercado a principios de los años ochenta, y era (más o menos) la heredera de la famosa Derbi Antorcha, que durante muchos años había motorizado una buena parte de la población del país. Ya fueran chavales de 14 años o “currantes” del andamio. Su monocilíndrico de 50 cc producía unos nada despreciables 2,85 CV a 8.000 rpm. Esta potencia la convertía en una de las cincuenta más rápidas de la época. Y además la industria auxiliar producía un montón de accesorios para potenciarla hasta límites insospechados. Eran otros tiempos y lo de que los ciclomotores estuvieran limitados a 40 km/h era algo que no se llevaba muy a rajatabla.

Por desgracia esta Derbi Sport Coppa 50 costaba 110.000 pesetas, 10.000 pesetas más de las que yo tenía. Mi gozo en un pozo. Tuve que cambiar los planes e irme al concesionario de MotoVespa a ver lo que costaba un Vespino, que no se muy bien por qué era mi segunda opción. Menos mal que el Vespino sólo costaba 96.000 pesetas, con lo que me la podía permitir y me la permití. Aquel Vespino fue mi primera moto, pero siempre me quedó la espinita clavada de la Derbi.

Honda NR 750, la que no tendré nunca

Honda NR 750

La segunda moto que os traigo es una de esas motos que nunca tendré. Más que nada porque en su momento no tenía el dinero suficiente para hacerme con una y en la actualidad ya se trata de una pieza de coleccionista inalcanzable para la mayoría de mortales. Recordemos que de la Honda NR 750 se fabricaron sólo 300 unidades y su precio de salida era de 50.000 dólares.

En 1.992 la Honda NR era lo más avanzado que podías encontrar en el mercado. Pero era tan especial que sólo podías aspirar a mirar las fotos que publicaban las revistas de la época y empaparte de los comentarios de esas mismas revistas. En definitiva un mito, que hoy, casi veinte años después sigue estando en lo más alto de la lista de motos inalcanzables.

En Motorpasión Moto ya hemos hablado sobre ella, y os recomiendo que le echéis un vistazo al artículo para apreciar mejor esta joya mecánica del siglo XX.

BMW R80 Roadster, la que puede que tenga algún día

La BMW R 80 Roadster es uno de esos modelos que cuando salieron al mercado no intentaban arrasar en ventas, ni ocuparon primeras planas en los medios, ni nada parecido. Es una de esas motos que sólo conoces con el tiempo y sólo si te conoces el catálogo de la marca alemana al dedillo.

BMW R80R Roadster

¿Y que tiene de particular una moto de 800 cc, que sólo da 50 CV a 6.500 rpm y utiliza un motor tan poco tecnológico como el bóxer /7 si lo comparamos con los actuales de esa misma marca? Pues lo que tiene por un lado es que es una de esas motos clásicas, práctica y duradera que todos tenemos en mente cuando buscamos por el mercado de segunda mano una moto que encaje en esas pautas. Mantiene una línea clásica, que ha evolucionado con el tiempo pero todavía no ha quedado tan desfasada como una Triumph de los setenta.

Es práctica porque al ser de los últimos modelos de su especie, incluye todos los refinamientos desarrollados por la marca durante años, más que probados y contrastados para que su uso sea lo más óptimo posible. Es duradera porque su motor no cuenta con prácticamente nada de electrónica, esto significa que su mantenimiento casi lo puedes hacer en casa con herramienta muy básica. ¿Se nota que me gusta?

La explicación del por qué me gusta esta moto y me gustaría tener una es sencilla. En 1.998, después de pasar por unas cuantas motos llegué a comprar una BMW R80 GS París Dakar del 92. Aquella moto tenía un motor al que los amigos llamaban la lavadora, por su linearidad, fiabilidad y simplicidad. Justo el motor que monta la BMW R80 R Roadster. La ventaja que tiene esta es que no cuenta con suspensiones Trail, con lo que su manejabilidad en asfalto es mejor que la de la GS. Porque la Trail en algunas condiciones llegaba a oscilar como un barco por culpa de esos recorridos largos de suspensiones.

Aunque actualmente lo que monto a diario son Scooter clásicos, esto no es impedimento para que si algún día se pone a tiro una de estas BMW acabe en mi garaje y cierre el círculo que abrió aquella BMW R 80 GS París Dakar de color rojo.

Fotos vía | Flickr 1; Amoticos; Wikimedia; Flickr 2 En Motorpasión Moto | Honda NR 750, el futuro que nunca llegó

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