Creía que este Vespino japonés sufriría una chapuza, pero me alegro de haber visto esta restauración épica hasta el final

Creía que este Vespino japonés sufriría una chapuza, pero me alegro de haber visto esta restauración épica hasta el final
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Hay restauraciones que sorprenden, y de qué manera. Unas buenas manos y mucho conocimiento en el tema son capaces de convertir un trozo de chatarra metálica en una moto que, si te dicen que acaba de salir del concesionario, te lo crees. Es el caso de hoy.

'Restoration of Everything' es un youtuber con una delicada y especial mano por las motos. Sus trabajos son espectaculares, rozando lo increíble y también lo imposible. Es probablemente uno de los restauradores de moto más increíbles del panorama; prueba de ello es su última obra de arte, una Yamaha Townmate T90 olvidada.

La moto original es de los años '80, con un motor de 50 cc y 5 CV

Resto 2 2024

Seguramente no te suene la Townmate T90. En una época lejana, la 'Townmate' era la hermana y versión de cuatro tiempos de la 'Mate' de Yamaha, y se introdujo en los años '80 para satisfacer la necesidad de movimiento barato, funcional y duradero. Era una joya en sus días porque incluso tenía un novedoso sistema de control de la inyección para hacer el gasto de combustible más eficiente.

En fin, que esta pequeña joya se comercializó en muchos países asiáticos. Para muchos se acabó convirtiendo en chatarra olvidada en la parte de atrás de un jardín. Y ahí aparece nuestro protagonista para recogerla y cargarla a su camioneta.

El estado de la pequeña moto es verdaderamente deplorable; su color ya es prácticamente indistinguible, el óxido ha hecho una mella que parece insalvable y hasta los animales se la están comiendo poco a poco (literalmente, como vemos en los primeros minutos).

Resto 3 2024

Cuando entré en el vídeo no pensé que su resultado final podría llegar a ser tan espectacular. Aunque para ello me haya tragado los 34 minutos de vídeo de esta reparación; más que nada por saber cómo lo ha conseguido. Y es que es un proceso lento pero no imposible.

Naturalmente la moto acaba despiezada hasta que el chasis queda desnudo. El primer objetivo es salvar el motor de 49 cc y 5 CV de potencia. Una buena manguera a presión y una lija son suficientes para ir aniquilando el óxido y dejar todos los componentes como nuevos, hasta su logo original pintado a mano.

Es sorprendente la arquitectura japonesa; han pasado años y con un poco de mano los mismos componentes siguen funcionando al ensamblarlos. Era entonces cuando las cosas estaban hechas para durar. El nivel de detalle es tan alto que consigue salvar hasta las llantas de radios (aunque con nuevas gomas).

El resto de las piezas y el chasis pasan por el mismo proceso de lijado y pintado. También refuerza con soldadura varios puntos estratégicos del chasis deteriorados con el paso de los años. Y así, llega la parte final de ensamblado con sus colores originales y logos, como recién sacada de fábrica. Y yo que pensaba que aquello era insalvable, hasta rodando es una delicia.

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