La tecnología ha llegado a puntos realmente asombrosos. Lo que hace unos años se pensaba utópico, incluso surrealista, ahora cobra vida. Por ejemplo, un casco norteamericano que ha sido presentado hace poco y que te puede salvar la vida más allá de protegerte tras el impacto.
Evidentemente todos los cascos te protegen en mayor o medida, pero hay uno que va más allá: te hace una evaluación y decide si llamar o no a los servicios de emergencias en función de la gravedad del golpe. El futuro ya está aquí.
Tiene una baliza de geolocalizamiento y llama a las autoridades sanitarias
Hay invenciones realmente despampanantes ahí fuera, como el FLY Racing Formula S, un casco de una marca norteamericana que es toda una utopía, incluso difícil de creer. Lo primero, reseñar que es un casco para offroad, y más allá de los materiales de la calota o interior, lo que nos interesa es la tecnología.
A lo MotoGP, el casco equipa un sistema de telemetría que mide los impactos de la caída. Y si lo ve muy mal, o más técnicamente, considera que el golpe ha sido demasiado fuerte, hace una llamada a los servicios de emergencia autónomamente.
Desarrollar algo así para una disciplina como el offroad tiene sentido. No siempre se sale en grupo a rodar en moto, y una mala caída en el monte puede tener consecuencias horribles. Pero, ¿cómo puede el casco llegar a semejante conclusión?
Dentro del casco hay cinco sensores distribuidos en todas las partes vitales del casco. Son capaces de medir la fuerza de un impacto, de tal manera que, si detecta un umbral de fuerza alto, analiza la duración del golpe hasta que el motorista queda inmóvil, tiempo que también cuenta. El algoritmo saca la conclusión de que algo no va bien.
Es ahí cuando el casco envía una señal de socorro a través de una baliza SOS que geolocaliza la posición del motorista. El motorista también puede hacerlo voluntariamente dando cinco golpes al casco.
Evidentemente se trata de una tecnología utilísima. La pena es que no exista una versión de carretera, porque hay más motorista de carretera accidentados que haciendo enduro. Podría ser una buena alternativa para la DGT y sus continuas críticas al colectivo motorista por su sinistralidad. El problema es que no es asequible para todo el mundo, pues cuesta unos 900 euros.