África es un continente lleno de desigualdades. Mientras tiene a los países más pobres del mundo donde se registra el 13 % de la pobreza mundial, otras áreas son totalmente lo contrario. La región de África Oriental y Meridional alberga algunas de las economías de más rápido crecimiento del planeta, lo que se puede extrapolar al mundo de las motos.
Kenia tiene 55 millones de habitantes y una de las economías más punteras de África. En Nairobi, su capital, se basa una iniciativa incentivar una alternativa a las millones de motos de gasolina en circulación.
2,29 euros por cambiar la batería de un día, y 6 por echar gasolina
Ya lo hemos visto en países asiáticos como Japón, Taiwán o China, donde las marcas aprovechan la cercanía de sus fábricas para evolucionar el concepto de movilidad urbana. No solo ponen en la calle millones de motos eléctricas, sino también cientos de estaciones de intercambio de baterías que son la idea sobre el que descansa el futuro de la movilidad urbana.
Con ellas se proporciona una solución al problema de las largas horas de carga que supone enchufar una batería y que la gasolina solventa en unos cuantos segundos. Uno llega, saca la batería de la moto y la intercambia por otra en una de las estaciones.
Mientras en Europa las motos eléctricas apenas están despuntando, las estaciones de intercambio de baterías siguen siendo una infraestructura prácticamente anecdótica.
Kenia es la mayor economía oriental africana y se ha marcado como objetivo un plan de movilidad de cero emisiones con el programa KCERT 2050. Su objetivo: motos eléctricas baratas y una buena infraestructura de intercambio.
Nairobi ya cuenta con 200 de estas estaciones de intercambio, siendo una ciudad de 4,4 millones de habitantes y una extensión de 696 km². Madrid tiene 3,3 millones de habitantes y una superficie de 604 km², pero solo cuenta con tres estaciones de intercambio de baterías.
En el país se calcula que hay algo más de un millón de motociclistas, y la gran mayoría de ellos utilizan la moto para fines comerciales. Al comprar la moto eléctrica solo pagan 1.500 dólares ya que no incluyen la batería, lo que es prácticamente el mismo precio que una moto con motor de combustión que pagan en el país por una moto de Ecobooda, la empresa que se encarga de comercializar las motos.
Ahora, con esa ecuación, hay que saber que el gasto de combustible en el país es de unos 700-800 chelines keniatas por día (entre 5,70 y 6,51 dólares, o lo que es lo mismo, entre 5,36 y 6,12 euros), mientras que el intercambio instantáneo de la batería cuesta unos 300 chelines keniatas, 2, 29 euros.
Con esos 2,29 euros, una moto eléctrica tiene una autonomía en ciudad de entre 100 y 200 kilómetros, dependiendo de la capacidad de la batería, la moto, el modo que se utilice… Las cuentas son mucho más económicas para las motos eléctricas que para las de gasolina, de ahí que sean pioneros en instalar este sistema que cada vez a más.