La Red Bull Straight Rhythm nos volvió a dejar imágenes para la posteridad en ese demencial circuito sin curvas, y aunque no ganó, tenemos que quedarnos con la participación de la Redshift de Alta Motors. Una moto totalmente eléctrica que por primera vez se medía las caras contra modelos de producción preparados hasta arriba.
Y repito, no ganó, pero por primera vez en la historia, una moto eléctrica equivalente a una MX2 fue capaz de eliminar a motos de combustión. El encargado de poner en pista la Redshift fue Josh Hill, un veterano y experimentado piloto del AMA. Podría haber sido un caso de un megacrack sobre una moto normalita, pero aunque Hill es bueno, el resto de pilotos del Straight Rhythm tampoco son mancos precisamente. Pero, ¿cómo es la Redshift?
No se parece a nada que hayas visto
El corazón de la criatura de Alta Motors es el Alta Pack, un paquete de baterías de 5,8 kWh que pesa 30,8 kg y ofrece un máximo de 350 V. No es adaptación de una batería conocida en la automoción, es un desarrollo propio de la marca estadounidense que les ha llevado la friolera de tres años para conseguir el paquete más contenido y con mayor densidad (185 W/kg) de la industria.
Es absolutamente impermeable para evitar sustos en una moto de offroad, es resistente a los impactos y a vibraciones de hasta 20 g, y está asociada a un motor eléctrico refrigerado por agua que puede girar a hasta 14.000 rpm. La ubicación del motor magnético permanente sin escobillas (que pesa 6,8 kg) es exactamente en el centro de gravedad para mejorar el comportamiento de la Redshift, neutralizando el efecto giroscópico.
Y ahora vamos con los datos, que son de lo más jugoso. Trabajando conjuntamente, la batería y el motor son capaces de mantener durante dos horas unas prestaciones de 40 cv y 165,4 Nm de par motor, disponibles desde parado a 0 rpm. ¡Una burrada! Para que te hagas una idea, una bestia parda como la Ducati 1299 Panigale con 205 cv ofrece sólo 144,6 Nm.
Tiene que ser salvaje la forma de empujar de esta pequeña moto que para la báscula en unos escuetos 113 kg. Fuerza disponible en todo momento bajo demanda y un peso que se queda en la media de la categoría frente a las motos convencionales. Y con el aliciente extra de no necesitar de embrague ni caja de cambios.
La parte ciclo a la altura de las expectativas
Como estamos hablando de un producto tan innovador, en Alta Motors no podían coger un chasis ya existente en la industria y modificarlo. Los ingenieros de la marca han creado desde cero un nuevo bastidor que conjuga una estructura superior de doble viga de aluminio con una cuna doble inferior.
En el interior de la doble viga tenemos encerrado al sistema de refrigeración líquida y todos los periféricos eléctricos. En su parte inferior el chasis hace las veces de cárter para el motor y como no hay depósito de combustible ni admisión, el amortiguador trasero se ha podido adelantar al máximo y anclarlo mediante bieletas a un basculante de aluminio más largo que un día sin pan.
Y en el offroad los componentes más relevantes para un buen feeling son las suspensiones y los frenos, por ello no han querido escatimar en gastos y han recurrido a lo último de WP para las suspensiones en ambos ejes y a Brembo para los frenos.
El conjunto resultante es limpio y bello. No hay manguitos a la vista, ni escapes ni pedales de arranque. Sólo un motor, un chasis, suspensiones, frenos y ruedas que han demostrado estar a la altura del resto de máquinas que disputaron una competición tan exigente como el Straight Rhythm.
Antes de acabar, me ha llamado mucho la atención que Alta Motors anuncia unos intervalos de mantenimiento de 1.000 horas para el motor y la batería. Ojo con esto, porque lo normal en las máquinas de MX de combustión es cambiar aceite cada cinco horas de uso.
Piénsalo, la mecánica es mucho más simple y si es tan robusta como prometen sólo te tendrás que ocupar de enchufarla al llegar a casa, cambiar pastillas de freno y engrasar la cadena.