Los blogs, el papel y los medios tradicionales

Los blogs, el papel y los medios tradicionales
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Si vives en Madrid o ves las noticias, te habrás dado cuenta de que los taxistas madrileños han realizado varios actos de protesta contra la llegada de la aplicación Über a la capital. El servicio ha sembrado enemigos allá donde ha desembarcado, especialmente desde estos sectores profesionales del transporte. La razón es que Uber, a través de la colaboración social, ofrece movilidad a sus usuarios con un conste tremendamente inferior al que tendría un taxi para el mismo trayecto. Así empezó un debate en el que nunca me he pronunciado pero que resulta tremendamente interesante para redactores y lectores. Cito las palabras de Raúl Romojaro, redactor jefe de motor del diario AS:

Los taxistas protestan por los servicios surgidos desde Internet. Deberíamos hacerlo los periodistas por los blogs? Pregunto...

El tweet en cuestión trajo una larga hilera de respuestas y un debate realmente interesante sobre la relación de los medios tradicionales y los mal-llamados blogs. Pongámonos primero en perspectiva y retrocedamos una década para encontrarnos con el bestial crecimiento de conexiones a internet de alta velocidad en los hogares españoles. Con internet llega la necesidad de buscar gentes con los mismos intereses y aparecen foros en los que, gracias al trabajo de su comunidad, encontramos grandes dosis de información… y bulos y leyendas. Nos damos cuenta de que la red nos ofrece, por primera vez en la historia, llegar a una audiencia enorme por un coste irrisorio. Así nacen los blogs personales de tipos sin más intención que compartir información y conocimiento que tenían hasta entonces reservado para sí mismos.

El cambio en la forma de informarnos se produce cuando uno de esos blogs comienza a tener una audiencia notable y los artículos publicados en sus páginas se transforman en fuentes contrastas de información. El lector, que hasta entonces sólo tenía acceso a estos contenidos en los medios papel de pago, elige leer online sin pagar ni un céntimo por ello (salvo, claro está, lo que cueste la conexión). La batalla está perdida desde el mismo momento en el que la palabra gratis tiene asegurado el éxito.

Pero resulta convenientemente injusto decir que es su carácter gratuito el único factor que atrae audiencias que más quisieran tener en papel. El lector se encuentra con la oportunidad de poder interactuar con el blogero, de contestar allí mismo, delante de toda su audiencia. Se crean debates muy interesantes en torno a los temas publicados y se acaba creando una comunidad fija en torno al sitio.

Al crecer, el blog se convierte en una publicación más: son ya varias personas (a veces surgidas de la propia comunidad) las que colaboran en la redacción de contenidos y surgen los "blogs" profesionales, cuyos redactores reciben una remuneración por su trabajo gracias al interés que la audiencia ganada despierta en los anunciantes. Un banner de un mes a toda página en un sito referente es diez veces más barato que una doble página o una contraportada en papel. Y los resultados, medibles de forma real gracias al registro de duración de visitas, usuarios únicos, impresiones etc…

Las marcas, unos más que otros, abren sus puertas a un inmenso nuevo mercado y hacen sitio en las presentaciones para los medios online o dan acceso a los kits de prensa provocando el recelo del sector papel, que publica noticias en sus periódicos o revistas cuando lleva horas o días circulando por la red. Esto, como bien sabéis, ha provocado numerosas quejas desde los "periodistas profesionales" pues las ventas se han venido resintiendo hasta forzar el cierre de varios medios. Sus quejas se han centrado mayormente en tres puntos:

Baja calidad de contenidos

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Desde el mismo día en el que me vi metido en este mundillo, ha sido una de las quejas más reiteradas. Y os diré algo: no les falta (o faltaba) razón. Lo que ofrecen en revistas y periódicos es la máxima calidad en todos los sentidos. En lo que concierne al mundo del motor esto se traduce en fotógrafos profesionales (y pagados), en viajes bien organizados de varios miembros del equipo y en contactos ganados durante años que otorgan cierta preferencia. En otras palabras: exclusivas, fotos increíbles en parajes de ensueño, textos muy elaborados revisados, reescritos 40 veces y un largo etcétera. No pasa nada por decirlo.

No obstante, es una idea formada en base a las características de un pasado reciente. Sólo tenéis que viajar a los primeros meses o años de nuestra casa: textos refritos de otros medios, pruebas con fotos hechas delante de casa, profundidad e implicación nula… Pero así son los inicios y lo cierto es que la calidad ha dado un salto brutal respecto a hace pocos años. Esto tampoco pasa nada por reconocerlo.

A pesar de todo, la diferencia sigue siendo palpable y lo explicaré con una sencilla metáfora. Supongo que no soy el único que quiso hacer un trabajo del instituto o la universidad en una décima parte del tiempo que se suponía me debía tomar. Sabréis también, que el resultado y la nota que le acompañaba era más bien… discreta. Por el contrario, si en algún momento pudisteis dedicar unas horas al día durante semanas al mismo proyecto estoy seguro de que visteis vuestro esfuerzo recompensado con mejores notas.

Imaginad la cara del lector (el profesor) cuando ve que has incluido entrevistas con expertos del tema, citas de artículos de medios referentes y el proceso de documentación es palpable en cada línea. Esto, pese a todo, no quiere decir en ningún caso que fueras mejor o peor persona/estudiante, sino que por la razón que fuera pudiste dedicarte en cuerpo y alma a ello.

Esto se produce por una mezcla de motivación y recursos. Un estudiante con recursos y motivado logrará las mejores notas, de la misma manera que un redactor motivado y con recursos será capaz de transportarte a su colín con dos líneas. Como en los dúos piloto/moto, en cada redactor cada factor pone su grano de arena para intentar acercar el total al 100%. Es sencillamente imposible escribir un artículo para enmarcar (un 100%) si tienes que trabajar 15 horas al día, por muy bien pagado que esté. También es imposible sumar un 100% si escribes estando en paro, preocupado porque tu hijo aun tiene que sentarse con un compañero para leer un libro de texto que no te puedes permitir.

Los que aquí escriben, y creo que hablo por todos, lo hacen poniendo el máximo intentando suplir la falta de recursos (cámaras de calidad, micrófonos, fotógrafos, tiempo…). No hace falta decir que muchos periodistas profesionales, con todos el equipamiento en sus manos, no son capaces de sumar ni la mitad de lo que suman mis compañeros.

Intrusismo laboral y falta de profesionalidad

Es la segunda queja más generalizada. Pasa en el motor y en cualquier sector: vemos gente ejerciendo la profesión de periodistas sin el valorado título de grado o licenciado en periodismo. La comparación más ejemplar y bruta es aquella que cuenta que un médico sin titulación acabaría en la cárcel si intentara ejercer como tal.

Aparte de esta comparación absurda, la idea viene, una vez más, del pasado. Viene de los tiempos en los que tener una carrera te asegura un puesto de trabajo, de cuando te decían: "Estudia, estudia, que así tendrás un trabajo digno." Pero en honor a la verdad, prácticamente cualquiera tiene en sus manos un título universitario mientras los empresarios se siguen preguntado: "Pero chico, ¿qué te enseñaron en la universidad?"

Creer que un periodista es aquel que tiene un título universitario del mismo nombre es ser muy, muy inocente. Dennis Noyes, que se sumó a la conversación vía Twitter, definía "periodista" de esta manera:

"Ser periodista, para mí, significa ejercer de periodista y conocer y respetar la ética de la profesión. O en la Universidad o en casa o en la redacción, pero tienes que estudiar su ética. Sino eres sólo francotirador."

Y no puedo estar más de acuerdo. Ser periodista es ejercer de periodista y, además, guiarse por la ética de la profesión. Y sospecho que en esta ética de la profesión no se encuentra en ningún apartado la estrategia de vender humo o inventar noticias con el único afán de ganar lectores. ¿O es que vosotros no sabéis que Jorge Lorenzo correrá el año que viene con Ducati?

Y es que en el mundillo de la competición no son todo sonrisas. Y cito de nuevo a Noyes:

Un anecdota. En 1988 un tipo me dijo: "Eddie Lawson va a Honda". Le pregunté como lo sabía y me dijo que era un "secreto". Le pregunté: "¿Puedo citarte como fuente?" y contestó que no. Me imaginaba que el rumor era cierto pero como se trataba de un tío metido en ciertos bolsillos decidí que no quería deberle nada porque en el paddock, como en la mafia, los favores de cobran. "Exclusivas" no son p´tanto.

Competencia desleal

Por último, muchos piensan que no tener el título de periodista pero ejercer como tal y ofrecer tu trabajo sin coste alguno para el lector, cae competencia desleal. Es la crítica más hipócrita que he escuchado… y me explico.

En ocasiones, estas críticas llegan de medios propiedad de enormes empresas que controlan la opinión pública a través de ellos. Y son ellos los que promueven el coste cero pero, ¿el coste cero para quién? Para el trabajador. Ciertas compañías han desfigurado el objetivo original de conceptos como "prácticas" o "becas". Ya no se trata de dar oportunidades a jóvenes formados sino de conseguir mano de obra gratuita que crea, en muchas ocasiones, contenido tan válido como el del empleado con más años de la empresa. Se es becario/practicante con 30 años, trabajando a jornada completa y cobrando 450 euros. Eso sí es ser desleal.

Al final, la diferencia la marcáis vosotros con vuestras decisiones y los que escribimos, más que perder tiempo con quejas, deberíamos reflexionar sobre el porqué de vuestras decisiones. Mientras tanto, cada vez que una moto salga sospechosamente bien parada en una comparativa, aquí estaremos. Cada vez que una noticia huela a bulo, aquí estaremos, con la puerta abierta. Y me despido con la respuesta de Jesús Sánchez en Twitter:

Fotos vía | Carlos Domínguez, Apple
En Motorpasión | Uber

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