John Fernández
Paolo Simoncelli no tiene ya demasiadas ganas de morderse la lengua. A los 75 años, con la retirada cada vez más cerca y después de toda una vida ligada al paddock, el fundador del Sic58 Squadra Corse ha decidido hablar sin filtros. Y cuando lo hace, no suele dejar títere con cabeza.
En una entrevista reciente con el Corriere della Sera, el padre de Marco Simoncelli ha repasado la actualidad de MotoGP con un tono áspero, incómodo y, en algunos puntos, directamente incendiario. Especialmente cuando el foco se posa sobre Pecco Bagnaia.
"Demasiada influencia del entorno y un rival que no perdona": la lectura de Simoncelli
El primer frente abierto es el institucional. La llegada de Liberty Media como nuevo propietario del campeonato tras la era de Dorna no le genera ninguna confianza. Simoncelli ve con preocupación un MotoGP que, en su opinión, corre el riesgo de perder su identidad en favor de un espectáculo más cercano al modelo americano. El problema no es solo la forma, sino el fondo: el trato a la historia que contamos hace poco.
"Estos americanos miran a cambiar todo. Parece que no va bien nada de lo que hemos construido", afirma, visiblemente molesto. El punto que más le indigna es la idea de revisar los palmarés oficiales y restar valor a los títulos logrados en las categorías pequeñas. Para Simoncelli, eso supone borrar de un plumazo a buena parte de los mitos del campeonato. "Quieren quitar de los recuentos oficiales los títulos ganados en las categorías inferiores, cuentan solo los de la top class. Así mi hijo Marco, los Gresini o los Nieto desaparecerían". Su conclusión es tan clara como amarga: “Quieren cancelar la historia y ambicionan solo el espectáculo. Pero entonces que hagan un circo”.
Desde ahí, el discurso baja del despacho al asfalto. Simoncelli no esconde su admiración por Marc Márquez, al que considera el piloto de referencia absoluto de la parrilla. No habla desde la rivalidad ni desde el resentimiento, sino desde el reconocimiento puro al talento. "Sabía que era el más fuerte. Siempre me ha gustado, corre y piensa como mi hijo, no renuncia nunca y lo intenta siempre". Incluso se permite un ejercicio de nostalgia al imaginar un duelo que nunca existió: "Si Marco no hubiera muerto, nos habríamos divertido un montón. Sabes qué toques…".
Pero la parte más delicada de la entrevista llega cuando entra en juego Pecco Bagnaia. Simoncelli interpreta que el piloto de Ducati ha acusado el golpe psicológico de tener a Márquez con la misma moto y el mismo box. Para él, no ha sido solo un problema técnico o de resultados, sino mental. "Esperemos que haya puesto en orden su cerebro", desliza, sin demasiada piedad.
Y ahí señala directamente al entorno. En concreto, al peso de la VR46 Academy y a la influencia del grupo de Valentino Rossi en la forma de entender la competición. Según Simoncelli, ese ecosistema ha terminado jugando en contra de Bagnaia a la hora de valorar a su rival. "No estaba preparado para un compañero tan fuerte. Pecco viene del grupo de Valentino y a fuerza de escuchar todas las cosas que se dicen en ese grupo ha subestimado a Márquez".
El error, siempre desde su punto de vista, fue pensar que bastaba con gestionar mejor los riesgos tras una temporada anterior en la que perdió el título pese a ganar once carreras. "El año antes había perdido el Mundial ganando 11 carreras. Pensó: ‘Me bastará solo con caer menos’. Pero Marc en pista es una bestia y lo ha dejado en crisis".
No es una opinión cómoda ni amable, pero tampoco pretende serlo. Paolo Simoncelli habla como alguien que ya no tiene nada que demostrar ni que proteger. Y precisamente por eso, sus palabras incomodan. Porque no vienen de un foro de aficionados ni de una tertulia de sobremesa, sino de alguien que ha vivido MotoGP desde dentro durante décadas y que, a estas alturas, parece decidido a decir exactamente lo que piensa, caiga quien caiga.
Imágenes | Ducati
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