Foggy Petronas FP1, probada por primera vez diez años después

Foggy Petronas FP1, probada por primera vez diez años después
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Pocas veces te encuentras con uno de estos regalos. Originalmente la Foggy Petronas FP1 fue un prototipo pensado y desarrollado por Sauber Petronas Engineering para competir en la recién estrenada categoría de MotoGP en 2002. Sin embargo, poco después decidieron aliarse con el cuatro veces campeón del mundo Carl Fogarty y así intentar llevar a buen puerto un proyecto en Superbikes que arrebatara el trono a la toda poderosa Ducati y, a la vez, devolviera la gloria a Foggy. Para pasar la homologación de la FIM de las derivadas de la serie se construyeron 150 unidades de calle de la Foggy Petronas FP1.

Introducía en aquel entonces una mecánica hasta única en la parrilla. Con un límite de 900cc y tres cilindros en línea los malayos buscaban el punto de equilibrio entre la entrega progresiva y par de los bicilíndricos de Ducati y la potencia bruta de un tetracilíndrico. Sus cifras rondaban los 127cv a 10.000rpm y un par de 92Nm a 9.700 vueltas, suena poco sorprendente, pero estamos hablando del año 2003. Pues bien, lo cierto es que al menos yo nunca he visto ninguna y, de hecho, revistas como MCN aun no le habían hincado el diente. Hasta ahora…

Foggy Petronas FP1 Michael Guy

Hemos leído y escuchado cientos de veces lo "atemporal" que resulta el diseño original de la Ducati 916, que aun en nuestros días sigue torciendo cuellos como en su estreno en los 90. Esta Petronas, salvando las más que obvias distancias, sigue ese camino y si mañana la sacaran a la venta con otro nombre pasaría perfectamente por una moto nueva. Y además, me atrevería a decir que si explotaran el motor de tres cilindros y 1000cc se ganarían buen público. No obstante, lo que hace especial a esta moto es su historia, su estrecha relación con la competición, el reflejo de la mano de un campeón y la sensación de estar delante de algo inigualable; exclusividad en su máxima expresión. Todo esto es simplemente un sentimiento, subjetivo y para muchos sin valor, pero es lo que te dibuja una sonrisa de oreja a oreja como la que lleva Michael Guy desde el momento en que la ve.

Nota: No, el que parece dueño de semejante maravilla no es Willy Toledo.

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