MV Agusta podría poner punto y final a sus F4 este 2018, dejando SBK y sin moto a Jordi Torres en 2019

Las noticias no siempre son tan buenas como nos gustaría, y aunque ayer hablábamos de que MV Agusta tendrá una submarca que reflotará el mítico nombre de Cagiva, hoy vamos a hablar sobre algo más triste. Es bien sabido que desde hace tiempo la firma de Varese no pasa por su mejor momento. El sueño italiano de Giovanni Castiglioni se ha tornado medio ruso y ahora que tienen las cuentas saneadas toca incrementar las ventas.

MV Agusta se ha postulado a sí misma como una marca de halo, con motos premium de diseño exquisito, lo que por definición supone unas ventas limitadas. Pero las marcas de motos viven de, precisamente, vender motos, y eso es lo que MV Agusta necesita ahora. Para conseguirlo va a lanzar una nueva plataforma de litro, aunque la renovación comenzará por las naked, con mayor potencial de ventas, y las deportivas se quedarán para un medio plazo que pone en riesgo la supervivencia del proyecto deportivo de la marca.

Desde hace algún tiempo, en Varese saben que su modelo mejor vendido son las Brutale, su familia de naked musculosas. Con la gama de 800 cc remodelada recientemente, el siguiente paso hay que darlo con los motores de litro, por lo que están trabajando en un nuevo propulsor para impulsar a sus topes de gama.

Cuando este nuevo motor esté listo para salir al mercado, el primer modelo que lo equipará será la Brutale de 1.000 cc (o superior cilindrada), un modelo del que se esperan noticias próximamente para irrumpir en el mercado en 2019 y comenzar su andadura como salvavidas de la actualmente maltrecha marca italiana.

Según declaraciones de Castiglioni a Asphalt and Rubber, un año más tarde se presentará una versión neo-retro de la Brutale. Sólo entonces, la MV Agusta F4 1000, la deportiva de la casa junto al Lago de Como, podrá recibir una actualización que necesita como agua de mayo. Que la próxima F4 no llegue como poco hasta 2020 es malo, muy malo, especialmente en lo que se refiere al programa deportivo de MV Agusta y para los intereses de Jordi Torres. ¿Y qué pinta Torres en todo esto?, te preguntarás. Pues mucho.

Este año el simpático Jordi Torres se estrena como piloto oficial de MV Agusta, su primer año en el seno de una marca con programa de desarrollo propio, y lo hace además en solitario, sin compañero de equipo.

Los recursos de MV Agusta como fábrica dentro del Campeonato del Mundo de Superbikes son limitados. Tan limitados como que es la marca con presencia oficiosa con menor presupuesto. Tan limitados como que su proyecto deportivo se ve limitado por su política de producto en cuanto a modelos de calle.

Este 2018 MV Agusta podrá correr en WSBK porque sigue aprovechando la moratoria de la normativa Euro 4 para vender las MV Agusta F4 RC (Euro 3), la base sobre la que se desarrolla la moto que pilotará Torres esta temporada. Recordemos que para poder correr en Superbike se tiene que vender un número determinado de motos de calle de la moto homologada para las carreras.

Para 2019 la situación cambia. Si ya no se pueden vender las F4 de calle, no se puede correr con ellas el año próximo, y si no hay moto con la que correr, Jordi Torres se quedará sin montura. Quizá por eso Torres no haya puesto su firma en un contrato más allá de 2018 con MV Agusta.

La solución a este embrollo sólo es posible a través de dos vías diferentes. O bien MV Agusta lanza una actualización del motor de cuatro cilindros actual para hacer que cumpla la normativa Euro4, perdiendo previsiblemente parte de sus prestaciones, o se adelanta la renovación de la F4. Esto segundo no tiene pinta de que vaya a ocurrir. Lo primero... tampoco.

Las motos deportivas se han convertido en un nicho poco rentable para las marcas. Ya hemos visto como las reinas entre las Supersport de carretera, las Honda CBR600RR y Suzuki GSX-R600 por ejemplo, han pasado a mejor vida, y eso que eran motos que se vendían infinitamente mejor que las MV Agusta.

Según las palabras del propio Castiglioni, "aunque son un nicho, tendremos deportivas porque son nuestro estandarte, pero la F4 dejará de venderse en 2018. Este es el último año de las F4. No tendremos deportiva en 2019 ni posiblemente en 2020. Queremos hacer algo diferente".

La propia marca pone en entredicho su continuidad en el mundial de Superbike, pero incluso dudan de que teniendo una deportiva en un futuro próximo vuelvan a tomar parte en el WSBK. "No sabemos si es interesante seguir en el campeonato. No creemos que sea demasiado popular y aún estamos valorando cuánto ganas y cuánto vendes por participar", aseguraba Castiglioni.

Invadido por la visión comercial y renegando de su espíritu de competición, el magnate italiano añadía que no es necesario estar en una competición para tener un buen producto de carretera, y sobre esto Castiglioni dejó un rayo de esperanza.

"Queremos hacer algo tecnológicamente nuevo, sin que esté atado a las restricciones de un campeonato", declaraba, señalando la posibilidad de que las MV Agusta deportivas de litro sean algo más parecido a las actuales Kawasaki H2, deportivas desatadas sin ceñirse a ninguna regulación.

"Estamos desarrollando algo poco convencional", decía Castiglioni. "Puede que sea algo criticado pero no queremos crear una superbike pensando en el reglamento del campeonato, queremos algo muy cool". Entre las palabras del capo llegó a aparecer "híbrida" como una forma de mejorar las prestaciones de una moto, con un sistema similar al KERS utilizado en la Fórmula 1.

Como guinda del pastel, toda historia debe tener un final, y Castiglioni adelantó que las actuales F4 tendrán una edición especial de despedida. Será la F4 más exclusiva jamás fabricada y básicamente será la moto con la que Leon Camier acabó la temporada 2017. Llevará el nombre de Claudio, en homenaje a Claudio Castiglioni, el padre de Giovanni.

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