Trabajar en Bultaco: de hacer realidad un sueño a vivir una pesadilla con síndrome de Estocolmo

El renacimiento de Bultaco fue una de las grandes noticias de la década para la industria española de las dos ruedas, una noticia que sólo unos pocos años después parece haberse quedado en el camino y dejando en la estacada a muchos agentes implicados.

Si en el comunicado oficial de Bultaco se rezumaba un cierto optimismo hacia su declaración en concurso de acreedores, lo cierto es que por detrás se esconden matices y las historias personales de decenas de empleados y pequeños empresarios que han visto cómo su aportación hacia la firma del pulgar se ha transformado en deudas y disgustos.

Del "dream again" al silencio de Bultaco

La situación financiera de Bultaco es bastante precaria. La mítica empresa catalana se declaró hace unas semanas en concurso de acreedores por una fase de inviabilidad económica que les había obligado a detener la producción. Pese a lo alarmante de las primeras informaciones, un comunicado oficial de la empresa afirmó que la situación era transitoria y que ya estaban negociando con varios inversores para continuar con el proyecto.

Al margen de este comunicado nos aseguran desde Bultaco que el pasivo actual es de 11 millones de euros de los cuales 7 millones pertenecen a deuda refinanciada con bancos a cinco años, 2 millones se deben a socios y 1 millón corresponde a deudas con trabajadores, colaboradores y equipo directivo.

"No va a haber una reincorporación de personal. Lo que se está intentando es pactar el despido de los empleados que aún no han finalizado su relación con Bultaco".

Todo lo referente a Bultaco durante los últimos años se ha teñido bajo un manto de proyectos excesivamente optimistas y falta de información fehaciente sobre lo que ocurría de puertas adentro en la fábrica de Montmeló. Nos ha sido muy complicado contactar directamente con Bultaco. Los antiguos cargos de prensa ya no trabajan allí y desde el departamento de marketing se limitan a remitirnos un comunicado. La comunicación se lleva de manera externa a través de la agencia de noticias Newspress, una referencia en el sector.

Intentando buscar respuestas hemos podido hablar con varios trabajadores (ahora extrabajadores) de la marca cuya versión dista mucho de las versiones oficiales. El señor Derecho (nombre ficticio) fue empleado de Bultaco durante dos años y desmiente tajantemente los mensajes de agradecimiento de la marca en su comunicado hacia los trabajadores: "Ya no quedan trabajadores en Bultaco salvo contadas excepciones", asegura Derecho. "Se mandó al paro a la plantilla primero con un expediente temporal de regulación de empleo (ERTE) y luego con un expediente de regulación de empleo (ERE)".

Bultaco se dejó las puertas abiertas para que sus trabajadores pudieran volver a reincorporarse en un futuro a sus puestos de trabajo pero Derecho afirma que "la mayoría de trabajadores han buscado nuevos empleos", en referencia a la imposibilidad de que estos trabajadores pudieran esperar eternamente a que la situación de Bultaco se solucionase y volvieran a ser contratados en un plazo no determinado.

El caso de Derecho es particular porque no estuvo directamente contratado por Bultaco. En cambio el señor Izquierdo (nombre ficticio) destapa una realidad aún peor. Su caso fue el de un trabajador que formó parte de la compañía desde su relanzamiento, con un puesto relevante, y nos detalla que "todos nos hemos ido yendo y a todos nos han dejado nóminas por pagar desde hace mucho".

El problema financiero lleva de manera continuada desde 2017, la cadena de producción llevaba produciendo irregularmente desde noviembre de 2017 y completamente detenida desde mayo de 2018, pero los trabajadores no cuentan con una regularidad en sus cobros desde principios de 2018. "No hay ningún trabajador al que no se le deba dinero", según Izquierdo. Según la marca afirman que como mucho se deben dos mensualidades.

"Han jugado con los trabajadores y los proveedores"

Antes de ser Bultaco, esta start-up antes conocida como LGN Tech (LGN por su gestación en la Universidad Carlos III de Leganés) fue consolidándose hasta formar un proyecto que captó la atención de la familia Bultó, con quienes se lograron las sinergias que finalmente sirvieron para reflotar a la mítica marca del pulgar en alto antes incluso de haber ningún producto comercializado.

Cuando Bultaco comenzó apenas eran un puñado de ingenieros trabajando en varias ideas, pero a medida que el proyecto comenzó a captar la atención y, por ende, generar interés económico. "A partir de entonces la directiva ha ido velando sólo por su propio enriquecimiento personal", se lamenta Izquierdo.

Poder participar en un proyecto como Bultaco fue un sueño para muchos de los empleados, pero en cambio se ha tornado "en una especie de explotación" para los trabajadores, quienes han puesto todo de su parte con la ilusión de sacar adelante proyecto. "No queríamos que esto no funcionase por nuestra culpa", señala Izquierdo.

Según su propio testimonio han llegado a sentir como si tuvieran cierto síndrome de Estocolmo, presos de sus propios sentimientos por ayudar a llevar a buen puerto a una marca carismática. "En lugar de extraer el potencial de un nombre como Bultaco se han aprovechado de los que hemos trabajado allí", declara Izquierdo, incluso ha habido proveedores que han intentado ayudar por el hecho de ser Bultaco "para ver si entre todos lo sacamos".

Tras mucho buscar, encontramos un portavoz de Bultaco, que nos explica cómo está la situación. "Se debe poco dinero a muchos proveedores pequeños, las facturas más grandes por pagar son de 200.000 euros como mucho", nos cuenta.

"No es que las Bultaco estuvieran mal hechas, es que el producto no era acorde con un vehículo premium de fabricación europea. Nadie del departamento de ingeniería se siente contento con el resultado final".

Había proyectos y había iniciativas, pero la operativa funcionaba de manera independiente para los trabajadores y desde su buena voluntad. Los desarrollos nacían de los departamentos técnicos pero sin unas especificaciones claras ni apoyo financiero. Dos de estos proyectos eran un scooter eléctrico y un motor eléctrico propio para la Brinco nos señalan desde la marca.

Izquierdo nos pone sobre la mesa una falta de conexión absoluta entre el departamento técnico y la gente que debía concebir el producto: "Nunca ha habido un especialista de producto en Bultaco. Cuando la directiva dijo que teníamos que sacar la Brinco a la directiva no le importó que sufriera bajo un uso exigente".

Un vehículo de imagen agresiva con problemas de calentamiento en el motor, con un chasis no optimizado y un peso demasiado elevado fue fruto de la ausencia total de patrones técnicos que debía cumplir. No se hicieron pruebas de exigencia del sistema ni de resistencia de los materiales: "No hubo ensayos de ningún tipo ni se siguieron los procesos industriales".

El diseño de ingeniería de la Bultaco Brinco es fallido porque se han saltado pasos en el proceso de concepción. Según nos cuentan se han añadido parches para evitar problemas pero no se han seguido los pasos necesarios para sacar al mercado con garantías un producto industrial. El desarrollo de un motor propio habría sido la solución propuesta por Bultaco para acabar con los problemas mecánicos; un nuevo parche.

Producción y ventas

Cuando estuvimos en la fábrica de Bultaco en abril de 2017 los responsables nos dijeron que se estaba preparando una segunda línea para entrar en producción a mediados del mismo año pasando de 30 unidades al día a hasta 50.000 unidades al año, algo completamente desorbitado. "Siendo realistas, más de 5.000 unidades anuales sería todo un reto", apunta Izquierdo.

Teniendo en cuenta que hablamos de un vehículo que en su mayoría de versiones no estaba homologado, con una concepción premium y un precio en torno a los 5.000 euros, las entre 2.000 y 2.500 unidades vendidas entre 2016 y 2017 no parecen pocas. Si bien en nuestro mercado las Bultaco no han sido un producto con suficiente calado, en países de nuestro entorno con un mayor poder adquisitivo (con distribuidores en Bélgica y Reino Unido) sí han tenido un éxito relativo.

"Ha sido un problema de tiempos, que el proyecto ha sido quizá demasiado ambicioso y sobre todo de la ausencia de un gran inversor", nos aseguran desde Bultaco. Durante estos años postulan que han vivido tirando de fondos propios para su superviviencia y cuando han intentado desarrollar cuatro nuevos productos han acabado por pillarse los dedos con las finanzas.

Al ser un juguete caro se han enviado unidades a clientes extravagantes a Rusia, EEUU o Emiratos Árabes, pero eso no es abrir nuevos mercados internacionales.

En el comunicado oficial de Bultaco (puedes consultarlo íntegramente aquí) la marca comentaba la existencia de 700 unidades de Brinco y Albero pendientes de enviar, de las cuales al menos una parte nos apuntan que se habrían cobrado por anticipado para su producción y no se ha devuelto el dinero cuando la cadena de montaje se ha detenido, por lo que se habrían emprendido iniciativas legales contra la compañía aunque la propia firma desmiente este extremo: "No nos consta".

Sobre el papel las ventas de Bultaco en realidad no han sido el problema. Había ventas y demanda suficiente para mantener la producción de un vehículo de nicho de alta gama, nuestras fuentes apuntan que el problema ha sido de una gestión incorrecta por parte de una directiva que no tenía nada que ver con la automoción ni con la industria, sino con el sector financiero.

Problemas organizativos

Bultaco Rapitan Sport

"Todo esto es culpa de una dirección nefasta por personas que sólo han sabido llevar a la ruina a una empresa con potencial", apunta Derecho. Ambas fuentes de manera independiente coinciden en señalar que la dirección corrió a cargo de perfiles en su mayoría procedentes de la banca, no industriales, y cuyas decisiones estuvieron encaminadas simplemente a su propio enriquecimiento.

"Las decisiones que tomaron fueron un sinsentido y catastróficas a nivel de productividad. Se cambiaron proveedores de pintura o de soldaduras que sólo dieron problemas", subraya Derecho, a lo que añade que "dos directores de operaciones y dos encargados de calidad dimitieron y a un jefe de compras lo echaron por llevar la contraria".

A este respecto nos señalan que en su mayoría los perfiles técnicos que se contrataban no eran para que realizaran bien su trabajo, sino para captar la atención de los posibles inversores: "Se contrató a personas relacionadas con la automoción para que no hicieran su trabajo; no se les ha hecho caso", señala Derecho.

En definitiva parecía no importar cómo salieran los productos mientras que Bultaco, como entidad jurídica, siguiera captando el interés de los inversores. Desde la agencia de comunicación de Bultaco no han querido valorar este asunto, pero sí destacan al igual que el comunicado que el futuro pasa, de nuevo, por conseguir un inversor que se haga cargo de los 11 millones de euros de pasivo más 50 millones de euros de proyecto de expansión internacional y desarrollo de nuevos productos.

Sueldos desorbitados

Precisamente hasta la cúpula es adonde nos llevan las acusaciones más directas. Gerald Poellmann, presidente y co-fundador de Bultaco en su etapa moderna, ha sido la cara visible del proyecto. Dentro del organigrama de Bultaco encontramos nombres opacos como Tourist Trophy Invest SL, Global Nanse SL o Mille Miglia Invest SL. Esta última posee un 90% del capital social de Bultaco y el 10% restante pertenece a Black Toro Capital.

Estas empresas actúan a modo de pantalla ocultando nombres que a su vez se repiten una y otra vez en el organigrama como Antonio Jesús Baena García (presidente y consejero), Raúl Pérez Alonson (presidente y consejero), Indalecio Gil García (consejero) o el propio Gerald Poellmann. Todos ellos aparecen dentro de Mille Miglia Invest SL y comparten vínculos en otras sociedades como Capital Investments, Luz Wavelabs, Mac Group Disressed...

Nuestras fuentes apuntan a que mientras los aproximadamente 50 trabajadores de las instalaciones de Bultaco cobraban salarios en la media con la industria de las dos ruedas, "el sueldo de la directiva estaba fuera de cualquier métrica". El salario de Gerald Poellmann estaría muy por encima de un puesto similar en la industria automotriz con una retribución de unos 200.000 euros, pero "a gastos pagados. La empresa se hacía cargo incluso del colegio de sus hijos, el coche de empresa...".

Poellmann, al igual que el resto de altos cargos que supuestamente deberían llevar a buen puerto a Bultaco, mezclaron sus cargos técnicos con sus papeles como socios capitalistas. Cuando se ha intentado encarrillar la situación fichando a un director técnico efectivo que hiciera su trabajo ya ha sido demasiado tarde. Esta persona fue contratada y despedida sin cobrar ni una sola nómina, según nuestras fuentes.

Como consecuencia de la situación a la que se ha abocado a Bultaco, todos los inversores sobre los que nos habla la marca con los que ya estarían en negociaciones nos han apuntado que todos ellos habrían rechazado la posibilidad de poner dinero en la marca tras haber investigado cuál es el estado financiero actual.

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