Yamaha X-MAX 400, prueba (conducción en ciudad y carretera)

Llega el momento de ponerse a los mandos de la nueva Yamaha X-MAX 400 y comprobar si mantiene en todo su esplendor los genes inherentes de la familia X-MAX aunque a la vista de lo que os contamos ayer, genéticamente está predispuesto para ello.

Amablemente Nacho, de REVEYMO, nos pone en aviso de que el caballete por su parte izquierda roza con suma facilidad. Estas son las primeras unidades de la Yamaha X-MAX 400 que se han servido y han tenido un problema con el suministrador, del que ya tienen conocimiento los ingenieros de la marca de los diapasones.

No hay mayor problema. Ya sabéis, siempre digo: si no roza, no presta. Y en este caso, lo voy a tener más fácil.

Yamaha X-MAX 400, compacta y amplia al mismo tiempo

Nos colocamos a los mandos de la Yamaha X-MAX 400 y lo primero que notamos es su amplitud. Aquí no voy a sufrir los problemas que tuve con su hermana mayor, la T-MAX, cuyo manillar golpeaba mis rodillas en giros cerrados. Ergonómicamente está mucho más conseguido. Al menos para gente alta.

Rápidamente apreciamos que la altura del asiento no es precisamente baja. Se encuentra a 785 mm de altura, menos que en una X-MAX 125 o en la T-MAX. Pero unido a la anchura de la plataforma, hace que sea relativamente complicado llegar con los dos pies al suelo si no te sientas en el extremo del asiento. Yo, con mi 1,90 y sentado en la zona que corresponde al piloto, llegaba con las punteras así que os podéis hacer una idea.

Le damos vida al propulsor mientras nos vamos colocando los guantes y el casco, de forma que vaya cogiendo temperatura y nos preparamos para nuestros primeros kilómetros por la ciudad. Enroscamos el puño del gas con decisión e inmediatamente notamos una respuesta poderosa.

Los ingenieros de Yamaha dicen haber hecho mucho hincapié en la aceleración del la Yamaha X-MAX 400, y a falta de pruebas de aceleración puras en comparación con otros modelos, casi os puedo asegurar que puede ser la que tiene un arranque más poderoso desde parado.

El sonido además que emana del escape (por cierto, estéticamente discutible con una longitud a mi parecer demasiado elevada) acompaña el empuje del motor, con un ronroneo agradable y dotado de un punto de deportividad.

Al llegar a la primera rotonda y trazarla sin demasiadas alegrías, notamos el roce del caballete en su parte izquierda. Efectivamente está demasiado bajo y tras parar a comprobar con qué hemos sacado chispas, tiene toda la pinta de que la pata de apoyo está demasiado fuera. Pero sabiendo que ya están trabajando en ello, no deja de ser algo meramente anecdótico que no nos debe preocupar.

Después de varios minutos entre el tráfico urbano, apreciamos la buena agilidad que presenta al zigzaguear entre los vehículos. Únicamente se siente un poco ancha hasta que te acostumbras a sus dimensiones pero también es que estamos hablando de un cuatrocientos, y no de un 125 urbanita.

El tacto del doble disco delantero no me acabó de convencer en estos primeros kilómetros. Demasiado esponjoso y carente del mordiente que se esperaría para dos discos de estas dimensiones. Quizás me esperaba más al ver el planteamiento sobre el papel o mejor dicho, sobre la rueda delantera. Todo lo contrario ocurre con el trasero, mucho más eficaz y con mejor mordiente.

Yamaha X-MAX 400, un scooter divertido en carretera

Sí, es cierto, estamos sobre un scooter. Pero también con un scooter de más de 30 CV y que supera por poco los doscientos kilos así que al menos, vamos a echarnos unas risas por carretera. Y sobre todo una carretera con muchas curvas a la derecha.

La aceleración que notamos en ciudad, también la podemos apreciar en carretera y lo mejor es que se deja notar a ritmos de 70 u 80 km/h. Ideales para poder hacer adelantamientos en carretera a vehículos más lentos con total seguridad.

Sigue siendo ligera aunque cuando aumentamos el ritmo, la Yamaha X-MAX 400 se convierte en un poco cabezona y le cuesta algo más de lo que queremos entrar en las curvas. Pero una vez apoyada, mantiene la línea que le dictemos sin ningún problema, incluso permitiéndonos rectificar sin descomponerse.

Para de verdad empezar a poner en apuros el chasis de la X-MAX 400 hay que ir todavía más allá, a ritmos que no son precisamente para rodar con cierto margen de seguridad en carretera con un vehículo de estas características. Y si alguien empieza a notar estos problemas, tiene un concepto equivocado de la moto que necesita.

El apartado de frenos cumple, con un delantero que podría ser algo mejor pero apoyado por un trasero que cumple por los dos. Recuerdo una sensación similar en otro scooter, concretamente en el SYM Joymax 300i GTS. En ambos la sensaciones que transmite el tren delantero al frenar restan algo de confianza aunque la estabilidad del japonés está un par de escalones por arriba.

La protección aerodinámica es buena, incluso para tallas altas. Además, la protección sobre los hombros también está muy lograda con lo que permite mantener cruceros a velocidad elevada con gran comodidad. En algún momento se puede apreciar algún rebufo sobre la zona del casco pero con modificar un poco la posición se minimizan.

En cuanto a la postura, podemos optar por ir tanto con los pies sobre la plataforma como delante en el escudo. Dispone de zonas específicas y es suficientemente amplio como para que lo agradezcan nuestras rodillas con el paso de los kilómetros. Por ergonomía y a falta de meterla mañana en autopista, el radio de acción de la Yamaha X-MAX 400 es tan amplio como el que te plantees. Pero eso lo veremos mañana.

Continuará...

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