Un cortacésped con 200 CV y 243 km/h. Nadie necesita esto, pero Honda lo ha hecho igual. Y menos mal
Honda tiene dos caras. La del 'engineering' (que se dice mucho ahora) serio y la del 'engineering' que se pasa el modo realista por completo.
Y el mejor ejemplo es este: un cortacésped que acelera como una superbike y que acaba de firmar un nuevo récord Guinness. Se llama Mean Mower V2 y es, literalmente, un HF2622 con esteroides y el motor de una CBR1000RR Fireblade SP escondido debajo. Alucina.
Por qué Honda ha creado el cortacésped más absurdo (y rápido) del planeta
El proyecto nació en Reino Unido y lo desarrolló Honda UK junto al equipo Team Dynamics, los mismos del BTCC. La misión era simple: construir la segadora más rápida del planeta. Y lo han conseguido. Otra vez.
El Mean Mower V2 es un aparato creado desde cero con un objetivo único: romper récords. Por fuera parece un cortacésped doméstico, pero en cuanto miras dos segundos descubres que no tiene nada de doméstico. Chasis tubular de competición, carrocería en composites ligeros, frenos de alto rendimiento, neumáticos de moto y un trabajo de ingeniería que no tiene nada que envidiar a un coche de carreras. Técnicamente mantiene el sistema de corte para cumplir la definición de cortacésped, pero todo lo demás es pura locura.
Dentro lleva el motor de una CBR1000RR Fireblade SP: cuatro cilindros, 999 cc, unos 200 CV, 13.000 rpm, 116 Nm y una caja secuencial de seis velocidades. En un vehículo que pesa poco más de 140 kilos. La relación peso/potencia está al nivel de un misil.
Con esa receta, las cifras no sorprenden, pero sí abruman... Porque es un cortacésped. 0-100 km/h por debajo de los 3 segundos. 0-160 km/h en 6,29 segundos, marca certificada por Guinness tras dos pasadas en sentidos opuestos. Y una velocidad punta verificada de 243 km/h en el circuito alemán de Lausitzring. Todo en manos de Jess Hawkins, piloto de karting, stunt driver y subcampeona de la Mini Challenge.
El primer Mean Mower ya se había ganado su hueco en 2014 con un récord a 188 km/h. Esta segunda generación va más allá: no solo es más rápida, sino que demuestra hasta qué punto Honda puede mezclar el absurdo con la ingeniería pura. Es uno de los proyectos más extremos que ha salido de la marca, aunque nunca verá producción. Es una pieza única, hecha para enseñar músculo técnico y, de paso, barrer el césped a la velocidad de un compacto deportivo.
Imágenes | Honda
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