Yamaha tiene una patente de la nueva R1 en el horno, y quieren hacer que vuelva a las carreteras europeas
La Yamaha R1 sigue siendo una de las superbikes más icónicas del siglo XXI, aunque en Europa su presencia se ha limitado al circuito desde que no pudo adaptarse a la normativa Euro5+. Sin embargo, un nuevo movimiento desde Japón apunta a que la R1 no ha dicho su última palabra. Puede volver. Quiere volver.
Yamaha ha registrado una patente que revela un sistema de aerodinámica activa aplicado a la carrocería de la actual generación de la R1. Aunque ahora veremos de qué va, eso solo significa que la superbike de Iwata sigue viva.
Yamaha quiere cumplir con la normativa anticontaminación
La clave está en unas compuertas móviles instaladas en las salidas de aire laterales del carenado. No se trata de un simple recurso estético: controlan el flujo de aire en función de la temperatura del motor, la del catalizador, la velocidad, el ángulo de acelerador y la temperatura exterior.
El sistema funciona con pequeños motores paso a paso y correas que mueven las compuertas en posiciones concretas. Cuando permanecen cerradas, se reduce la refrigeración interna y se genera un efecto de alta presión delante del radiador, empujando el aire hacia los laterales y limpiando la aerodinámica. Esto significa menos turbulencias, menos resistencia y, por tanto, más velocidad con el mismo esfuerzo del motor.
Además, la patente subraya que mantener los catalizadores en su rango óptimo de temperatura es esencial para cumplir con las normativas anticontaminación. Con estas compuertas variables, la R1 podría no solo mejorar prestaciones en pista, sino también resolver el talón de Aquiles que la dejó fuera de la homologación Euro5+.
Porque, ¿qué sentido tendría que hablasen de cumplir normativas anticontaminación si no la van a homologar para calle? Ninguna. Podemos estar ante el regreso de la R1 a la calle.
En situaciones extremas, como aceleraciones a fondo o velocidades cercanas al máximo, el sistema podría priorizar la aerodinámica sobre la refrigeración, manteniendo las compuertas cerradas para ganar rendimiento. Un detalle nada menor de cara a las Superbikes de serie que después compiten en el Mundial, donde este tipo de soluciones están permitidas si vienen de fábrica.
El ejemplo más cercano lo ha dado Suzuki, que ha logrado resucitar la GSX-R1000R tres años después de su retirada inicial. Su regreso como modelo Euro5+ demuestra que un replanteamiento técnico puede abrir la puerta a un renacimiento comercial.
Que Yamaha siga invirtiendo tiempo y recursos en patentes para la R1 es una pista clara: la superbike de Iwata podría volver a las carreteras europeas. Con más músculo, más tecnología y, sobre todo, lista para cumplir con las exigencias de un futuro que parecía haberla dejado atrás.
Imágenes | Yamaha
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