En Japón están empezando a cobrar a los motoristas por cada kilómetro recorrido. Y la culpa es de los eléctricos

En Japón llevan más de 50 años arrastrando un "impuesto temporal" sobre la gasolina que nunca se ha ido. Ahora el Gobierno quiere eliminarlo, pero no gratis: la alternativa que está sobre la mesa es un impuesto al kilometraje. Y sí, también podría alcanzar a las motos.

Es algo parecido a la propuesta que se hizo en España hace no demasiado tiempo. Hace poco se propuso cobrar 3 céntimos por kilómetros recorrido; parece no haber salido adelante. De momento. Pues en Japón está a punto de hacerlo, hasta el punto de que va a llegar al Parlamento nacional.

La gente de las zonas rurales, la más desfavorecida

El invento no es nuevo. En Oregón (Estados Unidos) ya funciona el sistema OreGO, donde los conductores pagan 2 centavos por cada milla recorrida con un dispositivo que registra el kilometraje. Alemania y Austria han probado fórmulas parecidas. Japón quiere copiar la idea para compensar lo que dejaría de recaudar si quita el suplemento que encarece la gasolina desde los años setenta.

El problema es obvio: si se paga según lo que ruedes, los que viven en el campo o dependen de la moto o el coche cada día acabarán penalizados frente a quienes se mueven en tren o metro. Lo mismo pasa con el transporte y la logística: camiones, taxis o repartidores verían cómo su factura se dispara.

Y luego están las motos. Instalar un registrador de kilómetros en un coche es fácil, pero en una moto significa lidiar con espacio mínimo, vibraciones, lluvia y un sobrecoste que acabaría pagando el usuario. Además, las motos de menos de 250 cc en Japón no pasan inspección técnica, así que sería casi imposible controlar sus kilómetros.

El debate también se cruza con la electrificación. El impuesto al kilometraje nació como idea para tapar el agujero que dejan los eléctricos, que no pagan el gravamen a la gasolina. Si se aplica primero a las motos eléctricas )que aún son minoría en Japón pero cada vez más usadas en repartos urbanos), el golpe caería sobre un sector que apenas está arrancando.

Por eso, aunque la propuesta vuelve a sonar en el Parlamento japonés, nadie tiene claro cómo aplicarla a las dos ruedas. Y si algo está claro, es que meter un impuesto por cada kilómetro recorrido en un país donde la moto es medio de vida para miles de personas no va a ser un paseo.

Imágenes | YM

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