Schuberth C3 Pro, prueba: en marcha y galería de fotos

Ayer diseccionamos casi literalmente el nuevo modelo de casco convertible Schuberth C3 Pro. Pero hoy es hora de que pasemos a la acción y nos lo enfundemos correctamente y nos vayamos a dar una vuelta con él, como hice hace unas semanas en Madrid en la prueba de la Kymco K-XCT.

Lo primero que notamos es que la talla, al contrario que nos ocurrió con el Schuberth SR1, si coincide con la que normalmente usamos en el resto de fabricantes. Si con el modelo racing me tuve que ir a la 62-63 y aun así los primeros días incluso me hacía daño, con el Schuberth C3 Pro la 60-61 nos queda perfectamente.

Aun así, la parte inferior del casco es muy cerrada (una de las formas de hacerlo más silencioso). De hecho es tan angosto que olvidaros de colocarlo con la mentonera en posición cerrada. No hay más remedio que abrirla antes de ponérnoslo aunque así conseguiremos un ajuste muy cómodo, sobre todo para aquellos de orejas poco aerodinámicas.

Schuberth C3 Pro, los primeros minutos sobre nuestra cabeza

El tacto interior del Schuberth C3 Pro es muy agradable. Además, notamos como se amolda perfectamente al contorno de nuestra cabeza rápidamente con lo que el ajuste es perfecto. Lo hemos colocado como decíamos, con la carrillera abierta (buenas tardes, ¿sabe a qué velocidad circulaba?) para luego cerrar las almohadillas que protegen el cierre con el velcro y posteriormente el propio cierre micrométrico.

Este dispone de una pequeña tira de tela que facilita la tarea con los guantes de abrir el trinquete retenedor del cierre y así evitar tener que pelearnos con el dedo mientras intentamos que este entre por debajo y lo levante.

Tiramos de la carrillera hacia abajo y tras un poco de fuerza, este se desengancha de su fijación de seguridad superior. Para cerrarlo completamente lo mejor es hacerlo con una mano mientras que con la otra sujetamos la parte posterior del casco, para que este no bascule hacia abajo al hacer fuerza. Seguramente nos rozará un poco la barbilla con el deflector inferior.

Tal y como comentábamos ayer, el enganche es doble, uno a cada lado y debemos cerciorarnos de que lo fijamos correctamente. No es difícil y escuchamos perfectamente como se cierran o bien los dos o bien alternativamente uno y otro, dependiendo si empujamos completamente perpendicular o por el contrario de forma un poco oblicua.

Probamos ahora a volver a abrirla y se hace con muy poca presión sobre el pulsador frontal, que es de dimensiones bastante reducidas pero se encuentra con facilidad. Comparado con el anterior C3 que tuve ocasión de ver de cerca, han mejorado mucho el sistema de encaje de la mentonera y ahora parece mucho más robusto, tanto en cuanto a evitar que aparezcan holguras con el tiempo como por seguridad en caso de accidente.

Me imagino que algunos querrán saber si en la parte superior, la mentonera se sujeta lo suficientemente bien para poder circular así. Me remito a lo que dice el fabricante sobre el uso del Schuberth C3 Pro en este modo:

Advertencia: ¡No conduzca jamás con la carrillera levantada!

Y creo que con esto está dicho todo sobre este tema.

Con solo dos ventilaciones, su uso es muy sencillo. Tanto la situada en el frontal como la superior se localizan rápidamente y se manejan perfectamente con guantes. La apertura y cierre de la visera gracias a sus dos tiradores, uno a cada lado, también es agradable y se alterna perfectamente entre la posición de ciudad como con la de cierre completo con facilidad.

Otro de los problemas que adolecía la generación anterior era el manejo de la visera parasol interna. Con el tiempo, no bajaba de forma correcta, quedando torcida en ocasiones o pudiendo soltarse. El nuevo sistema de uso soluciona los problemas de un plumazo y observaremos como baja y sube con total seguridad, quedando perfectamente fijada tanto en su parte superior como inferior.

La funda es idéntica a la del resto de los cascos Schuberth: grande, robusta, de tacto agradable y con un cordel tan largo que colgada del hombro casi nos llega por debajo de la rodilla. Incluye un retenedor para que cuando la cerramos, no se abra accidentalmente.

Schuberth C3 Pro, prueba en marcha

Es hora de rodar con el Schuberth C3 Pro sobre nuestras cabezas. Como decíamos, a pesar de su peso superior al kilo y medio, no parece que sea tanto una vez que lo tenemos colocado. Usado durante bastante tiempo el cuello no se vio afectado más allá de lo lógico en una conducción de una motocicleta.

Ya en marcha a velocidad media alta, no notaremos colarse ni una molécula de aire desde la parte inferior, por mucho que se estrellen contra nuestro pecho. Da gusto llevar un casco tan cerrado en la parte inferior porque evitamos tener que andar con inventos para que en el invierno no se nos congele la cabeza.

No es tan silencioso como el Schuberth SR1 pero sí más que otros modulares que he probado. El ruido del aire se oye menos y el que se escucha, lo hace de forma diferente. Es como si se crease una cámara de resonancia en la parte delantera del casco. Digamos en lo que sería la zona de la mentonera o carrillera y fuese eso lo que llega a nuestros oídos. Es más “shoooo” que “sheeeeee” si lo queremos ver en forma de onomatopeya.

Las ventilaciones trabajan de forma eficaz. Se nota rápidamente ya que hacía frío y al abrir la superior rápidamente se me congelaron las ideas. La frontal desempañó aquellas zonas a las que el pin-lock no llega pero sin que por ello notásemos ese molesto aire que a veces, en otros casos nos llega a los ojos y hacen que nos lloren.

Pero al final y como suele pasar, por mucha tecnología que lleve un casco y por muy bueno que sea, no todo el mundo llega a justificar el precio de venta. No es el caso pero voy a contaros algo que me ocurrió con un compañero. Buscaba un casco y le hablé de varios modulares. Pero el dijo que había visto uno en Lidl que era la caña y barato.

Al cabo de un año, su increíble casco se empezó a caer a cachos pro dentro y tuvo que mirar en comprar uno nuevo. El total eran de 70 € por un año de uso. Entonces le di un ejemplo propio: en 1999 había comprado un NZI Spyder por 50.000 pesetas (300 €), una pasta hace 14 años. El casco me duró 12 años, 100.000 kilometros y año y medio de uso en supermotard con lo que extrapolando, el coste anual había sido de 25 €. ¿Fue caro? Sí, pero también se amortizó con creces, sobre todo si lo usas mucho. Por el contrario, mi mujer se compró un casco baratito hace siete años que habrá usado diez veces y el otro día, lo saqué de la caja y está para tirar porque el interior se ha deshecho, la visera está opaca y no sé cuantas cosas mas. Y baratito no quiere decir de marca no conocida.

Bueno, a lo que íbamos. ¿Cuánto tenemos que desembolsar si queremos un Schuberth C3 Pro? Pues lo podéis encontrar por unos 600 € en cualquiera de los colores que hemos comentado. No es barato pero es que también nos estamos llevando un casco modular pata negra que seguramente nos acompañe durante miles de kilómetros sin darnos ni un solo problema. ¿Cuántos kilómetros habrá hecho en la cabeza de los agentes de tráfico de Guardia Civil? Pues mejor demostración que esa no podremos encontrar.

Como conclusión, puedo comentar que quizás solo haya encontrado un único “pero” al Schuberth C3 Pro, y es que tenemos que cerciorarnos de que la mentonera ha cerrado correctamente, sobre todo por nuestra seguridad. Bueno y que debemos coger práctica para que los protectores del cierre queden perfectamente colocados entre nuestra barbilla y dicho cierre. Por lo demás, de nuevo Schuberth nos presenta un producto redondo con una calidad impresionante si buscamos un casco convertible de alta gama.

Nota: El casco Schuberth C3 Pro ha sido cedido por DynamicLine. Para más información consulta nuestra política de relaciones con empresas.

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