MV Agusta Brutale 800, prueba (conducción en ciudad y carretera)

Ahora que nos han dejado a solas es el momento de que empecemos a conocernos mejor. La MV Agusta Brutale 800 se yergue insinuante, así que me hago el remolón y doy un par de vueltas más a su alrededor sin decir nada, sólo mirando. Tras unos segundos de indecisión recreándome con sus curvas y contornos empieza el contacto físico y la química surge al girar la llave.

Empezamos a trastear con los repletos menús del cuadro por los que navegaremos con los dos botones de la piña izquierda. Entre la información habitual del estado de los modos de conducción, marcha engranada, velocidad, revoluciones, odómetro total y doble parcial también tenemos una función de cronómetro y hasta un limitador electrónico de la velocidad que podremos ajustar a placer. Pero ojo, no es un control de crucero, es fijar la velocidad tope a la que queremos circular. Ésta no es una touring, ésta es una Brutale.

MV Agusta Brutale 800: frasco pequeño

La sorpresa al recibir las llaves en Box31 y subirme a la grupa de la MV Agusta Brutale 800 fue mayúscula porque es muy, muy pequeña. Tan pequeña que pese a tener unos comunes 810 mm de altura de asiento llegaba con total y absoluta naturalidad con ambos pies al suelo. ¡Una moto hecha para mí!

La estrechez engaña porque tanto el manillar como el depósito muy plano y ancho en su parte superior llaman a nuestros ojos y les hacen creer que es más corpulenta de lo que en realidad es. Está muy trabajado el conjunto para que nuestras piernas caigan casi de forma vertical hacia el suelo. Ésto es así gracias a un chasis muy estrecho en general, pero más en su parte posterior, donde está compuesto de placas.

El motor de una punta a otra es muy corto gracias a que se han posicionado los complementos de tal manera que el centro de gravedad esté lo más controlado posible, como por ejemplo el cambio que se sitúa casi encima del cigüeñal adelantando y elevando al mismo tiempo su posición natural. Nada que ver con la MV Agusta Brutale 1090 RR que probó Morrillu hace tiempo.

El asiento está ligeramente inclinado hacia delante, con un mullido exacto y tapizado antideslizante de calidad, nos intiva a echarnos un poco sobre el asiento. Las manos rápidamente cobran vida independientemente de nuestro cerebro y se van ellas solitas a por un manillar ancho que pasaba por allí. Queda al alcance sin extravagancias confiriendo una postura muy natural.

Las estriberas de la MV Agusta Brutale 800 cambian un poco su posición con respecto a las F3 y se adelantan y bajan al mismo tiempo un par de centímetros. Aun así la posición de los pies es retrasada y alta, dejando nuestras rodillas bien flexionadas. Me llama la atención especialmente la anchura de las estriberas, no es que yo sea precisamente un bigfoot y la planta del pie se me salía, apoyando casi únicamente en la parte exterior de la estribera que tiene más altura.

La ergonomía total resultante nos deja el sabor de esa comida que es a la vez inofensiva y picante. Podremos usarla en ciudad sin morir de un dolor de riñones y nos pide caña al mismo tiempo, así que no hagamos esperar a ésta italiana y arranquemos su motor. Contacto, pulsamos el botón de arranque y un sonido muy peculiar nos saluda.

El tricilíndrico escupe por su corto escape un ronco murmullo acompañado a la vez de un curioso traqueteo que desaparece al poco de emprender la marcha y vuelve cuando nos quedamos parados al ralentí en un semáforo. Sólo he recorrido unas pocas decenas de metros y acabo de alucinar porque es como si la rueda delantera estuviera metida entre las rodillas. En un principio y entrando al trapo así casi sin conocernos resulta sorprendente la agilidad de la dirección, es quizá hasta demasiado ratonera para alguien con poca experiencia y hay que tener cuidado, porque el radio de giro es más escaso de lo que pensaba y algún tope de dirección navegando entre coches nos puede asustar.

Dentro de los tres modos de conducción que trae preestablecidos de serie en el ordenador de abordo hemos empezado por el modo Rain y se comporta de forma dulce. La entrega de potencia está suavizada, la potencia máxima reducida un 20% y la reacción del acelerador electrónico amainada.

Ahora es como un dulce gatito, uno de esos entrañables e imprevisibles felinos que sabes que aunque estén en reposo sólo necesitan un mínimo motivo para lanzarse al ataque lleno de ira e instinto asesino contra, por ejemplo, una pelusa que pasaba por allí.

MV Agusta Brutale 800: grandes sensaciones

Y como somos amantes de los gatos qué mejor que ponernos a jugar con ella. Nos escapamos rápidamente hacia el tramo fetiche de curvas más próximo después de conectar el modo Normal. Ahora tenemos toda la potencia a nuestra disposición pero el tacto del gas es más directo, al mismo tiempo que el control de tracción de ocho niveles se pone en una posición menos conservadora. Ahora es cuando nos damos cuenta de verdad de cómo se las gasta la Brutale 800 gracias a una gama media de revoluciones orgásmica.

En carretera lo normal es aprovechar la elasticidad del motor pero con ésta moto ríete tú de la elasticidad de los bicilíndricos (aunque me duela decirlo) porque, aunque quizá en el primer tercio del tacómetro haya menos de lo previsible, cuando pasamos de las 6.000 y en especial a partir de las 8.000 el empuje es excelente. Al mismo tiempo si queremos estirar tendremos cuerda para rato porque desde ahí hasta las 12.000 rpm donde se acaba el motor hay mucho donde rascar.

Cuando llega el momento de las frenadas podemos apurar con total tranquilidad gracias al buen equipo de frenos que equipa de serie con su doble disco delantero de 320 milímetros mordido por pinzas Brembo monobloque. El conjunto ha sido heredado íntegramente de su prima deportiva y es dosificable y suave pero al mismo tiempo con buen mordiente, es apto tanto para los que les gusta frenar con dos dedos como para los que nos gusta usar sólo uno. Yo, por pedir, sólo pediría que incorporase latiguillos metálicos, pero en carretera no tuvieron ningún síntoma de desfallecimiento por incremento de la temperatura del líquido de frenos.

En cuanto a la parte ciclo se nota su herencia deportiva por un lado y por otro la echamos en falta. El monoamortiguador trasero Sachs es un poco duro para un uso diario lleno de baches y resalto, la zona lumbar nos avisará si estamos haciendo un uso muy burgués de la Brutale intermedia, pero al mismo tiempo en zonas de buen asfalto y curvas de todo tipo mantiene la rueda trasera en perfecto contacto con el suelo.

Por su parte la horquilla delantera Marzocchi es generosa y amable en un uso cotidiano algo que quizá penalice en conducción deportiva o con gente más corpulenta que yo (peso 65 kilos escasos), pero de eso hablaremos mejor mañana. Tal y como adivinó ayer el compañero is85656 debéis saber que el reportaje lo hicimos en el Circuito de Albacete así que espero que no haya ningún rezagado que ¡es el momento de dar gas a la Brutale 800!.

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