Honda CB1000R, la prueba (3/4)

Los más de doscientos kilos en orden de marcha no son ningún problema. Su manillar permite hacer los cambios de dirección de forma rápida. El asiento, bastante estrecho en su parte delantera, permite moverse encima de ella y descolgarse con absoluta naturalidad.

A medida que aumentamos el ritmo, el tarado blando de origen de las suspensiones se hace notar, provocando algunas oscilaciones una vez apoyada la moto y en fase de aceleración. Seguramente con una regulación un poco más dura, esta sensación de inseguridad desaparece. También es cierto que a veces, el propio movimiento de los hombros al ser golpeados por el viento, puede crear estas reacciones en las motos desnudas.

Su motor tracciona una barbaridad, y no es necesario llevarla en la parte alta del cuentavueltas. Con 123 caballos declarados, la aceleración junto a una Honda CBR600RR era prácticamente idéntica, y además, en las recuperaciones se notaban los 400cc extras del motor.

Los frenos trabajan muy bien, dosificables y suficientemente potentes para permitir hacer alguna que otra picota con sólo dos dedos (un saludo, Pitbull). Para el freno soy un poco especial, y al principio, noté una zona de recorrido muerto que no me acababa de convencer, pero luego pude comprobar que su accionamiento es bueno.

El que funciona de forma increíble es el freno trasero. Nunca había probado un tacto tan bueno. No es una moto en la que necesites recurrir al pie derecho, pero si lo haces, comprobarás que en todo momento sabes cual es el agarre en el neumático trasero. Da igual que estés frenando fuerte delante, notarás que el freno trasero también ayuda a detenerse aun no llevando frenada combinada.

El asiento del pasajero está alto, pero es bastante cómodo. Al tacto, el mullido parece un poco justo, pero en recorridos cortos no llega a cansar. Los estribos están muy bien colocados, y como el escape no está anclado a ellos, no llega ningún tipo de vibración.

El pasajero alcanza sin mayores problemas el depósito para apoyarse, pues carece de asa. Incluso la ligera inclinación hacia adelante permite que en aceleraciones fuertes, el copiloto no se desplace hacia detrás. A dúo, el acople en la moto es perfecto y aunque se nota el peso y que el centro de gravedad pasa a estar más elevado, la moto sigue siendo muy manejable.

La pequeña capilla encima de los relojes sirve para que el viento no nos peque del ombligo para abajo. Es una naked, y como tal, notaremos el azote del aire en nuestro cuerpo. Siempre me ha hecho gracia leer pruebas en revistas y ver que valoran negativamente la escasa protección aerodinámica de este tipo de motos. ¿Qué pensaban que estaban probando? Eso podría ser algo negativo en una Gran Turismo, pero ¿en una moto desnuda?

A medida que vamos perdiendo dinero y puntos del carné, tenemos que ir acoplándonos sobre el manillar. En esta postura notaremos esa mínima protección de los relojes, aunque en mi caso, y con mi altura, me clavaba en la zona baja de la espalda (es decir, el culo), el comienzo del asiento del pasajero. Siempre digo que me sobran cinco centímetros en varios sitios.

Continuará...

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